jueves, 31 de marzo de 2011

2011-32. "El Embaucador", de Peter Carey.

Mentiroso compulsivo.



Título: "El Embaucador"


Título original: "Illywhacker".


Autor: Peter Carey.


Editorial: Alfaguara.


Año: 1985 (1990 de la edición en español).


Páginas: 705.



Género: Narrativa contemporánea (Australia, S. XX).


Sinopsis:

Herbert Badgery, el protagonista de "El Embaucador", tiene 139 años y mientras espera la muerte se cuenta su propia historia. Siempre fue un mentiroso incorregible, un timador y un charlatán. Abandonó a su padre siendo niño y fue adoptado por un chino que le enseñó a hacerse invisible. Ha sido pionero de la aviación, vendedor de coches, artista de variedades y muchas cosas más. Aprendió a leer y a escribir a los cincuenta años. Tuvo una esposa y algunas amantes. Por su memoria pasará su vida, y todo será verdad y mentira, espejismo y sueño, absurdo y locura, ternura y pasión.


Un libro que no defraudará a quienes, después de "Óscar y Lucinda", ya saben quién es Peter Carey y que descubrirá, a quienes no lo conozcan, a un novelista excepcional.

Puntuación: 2,5/5


Yo ya sabía quién era Peter Carey antes de leer este libro, pues hace ya unos cuantos años que había leído otra novela suya, aunque no precisamente la famosa (o eso dicen) "Óscar y Lucinda"; aunque de eso hablaremos más adelante... Lo que pensé de este autor en su momento es exactamente lo mismo que sigo pensando después de entretener unos cuantos días con "El Embaucador": buen estilo narrativo, fácil de entender de dónde le viene la etiqueta de novelista excepcional pero, al menos en mi caso, nada lo suficientemente extraordinario como para hacerme ir corriendo a la biblioteca a buscar en las estanterías otra novela suya... antes más bien al contrario.


Es la que hoy nos ocupa una historia con la que, como lectora, me he sentido hasta cierto punto estafada; y ello por más que tanto autor como personaje nos advierten desde el primer momento de su gran afición a la mentira. Ingenua se me puede llamar, pues... Paradójico el sentimiento, en gran medida, sobre todo si se tiene en cuenta que, dejando a un lado las biografías y determinadas historias basadas de una u otra forma en personajes o sucesos reales, lo cierto es que toda novela es en sí misma fabulación; y si además eres amante de lo fantástico, como en mi caso, doble paradoja. Y, sin embargo, no lo puedo evitar: descubrir al final de la novela que la concepción de la historia y sus personajes es errónea desde el principio, porque también se basa en una mentira, resulta para mí más irritante que otra cosa.


"El Embaucador" es una historia larga, llena de anécdotas y digresiones, que a pesar de contar con un sólido planteamiento en cuanto a estructura y contenido que, en última instancia, justifica todo lo narrado, bien pudiera haber terminado antes y la sensación hubiera sido, poco más o menos, exactamente la misma. Una historia que, más que a la mentira, parece ser un canto a lo extraordinario, entendido como algo que se sale de lo ordinario por su pura extravagancia más que como algo digno de figurar en los anales de la historia por su significancia.


Vidas pequeñas que para sus protagonistas se hacen grandes. Protagonistas que, a su vez, se caracterizan por un carácter estrambótico y, en la mayoría de los casos, bastante antipático en sus disparatadas extravagancias. Mucho absurdo, mucha locura, tal y como se promete; bastante pasión también, pero menos ternura. Y, por encima de todo, crueldad, o tal es la sensación predominante que a mí me ha producido la lectura de esta novela. En lo cual puede que tenga también mucho que ver esa tendencia del autor, perceptible en cada una de las tres partes que configuran el libro, a aniquilar lo más tierno de la historia de un plumazo, de forma tan brusca que roza la conmoción: muertes súbitas sin entrar en pormenores, cuando en todo momento el narrador se regodea en los más ínfimos detalles de los andares de éste o aquel o en banales descripciones de paisaje.


En resumen, un libro que se deja leer, pero que puede llegar a provocar una cierta sensación de hastío en el lector; tantas vueltas y revueltas, que en realidad uno acaba por perder sus expectativas respecto al final de la historia. Demasiados personajes aborrecibles como para dejar un buen recuerdo, y demasiada extravagancia que se diluye en sí misma del mismo modo que termina por hacerlo la escasa sensatez mostrada por algunos pocos; que puede que esté sobrevalorada y que todos agradezcamos la locura a la que en la vida cotidiana es difícil entregarse pero, como todo, el exceso mata la esencia.


Lo dicho: no seré yo la que corra a la biblioteca (gastarse los cuartos, impensable) en busca de más obras de este autor.


¿Realidad o ficción?

Desde ya lo digo: hoy me encuentro totalmente falta de inspiración; y eso, por supuesto, tiene mucho que ver con mi poco entusiasmo por esta novela (de hecho, escribir este post me ha servido para reconsiderar la puntuación que inicialmente le había concedido, y no precisamente para bien).


Y es que esta historia está tan enraizada en la fabulación y la mentira, que ni siquiera estoy segura de la veracidad de las anécdotas supuestamente históricas que en ella se mencionan, lo cual no ayuda demasiado a la hora de encontrar algo interesante que compartir a raíz de esta lectura.


Se habla, por ejemplo, de un cinturón eléctrico que tiene visos de realidad: un artilugio peculiar que se utilizaría a principios del siglo pasado para tratar a determinados pacientes a los que se creía proclives a los ataques de nervios, sino ya de pura locura, y que en la novela se utiliza para prevenir ataques hereditarios de tal índole, que conducirían al suicidio de aquellos que padecen de este mal. Desde luego, un artilugio que recuerda muchísmo al "cinturón eléctrico Galvani" que se anunciaba en "La Vanguardia" del jueves 17 de octubre de 1901, y que bajo un titular a modo de reclamo en el que se proclamaba que "la electricidad es la vida", se presentaba como todo un logro de la electroterapia, última expresión de la ciencia moderna, capaz de curar "la neurastemia, el histerismo, enfermedades del cerebro y de la médula, del corazón, del estómago, de los órganos de la generación, del reumatismo, gota, parálisis, etc., etc..." ¡Que ríete tú de la teletienda y sus cinturones adelgazantes de estímulo eléctrico!

Otra anécdota con visos de realidad histórica, aunque me ha sido imposible comprobar su veracidad (lo cual, consecuentemente, me lleva a imaginar que no es sino pura invencion) es la referida a la cacatúa del General MacArthur que, para más señas, habría sido adquirida en el emporio de animales domésticos regentado por el hijo de nuestro protagonista, Charles Badgery. Según lo que se cuenta en "El Embaucador", se trataría de un animalejo célebre capaz de decir: "¡Hola, Digger!"; término éste que, además de significar colega o amiguete, se utilizaba en Australia para designar a los soldados australianos o neozelandeses que participaron en la Primera Guerra Mundial.


Australia, ese gran desconocido.

Peter Carey es australiano y eso se nota no sólo en algo tan evidente como la ambientación de sus historias, sino también en su uso del lenguaje, si bien es éste un matiz que por fuerza se pierde en las traducciones. El título original de este libro, 'Illywhacker', es un buen ejemplo de ello, puesto que se trata, según nos aclara el propio traductor de esta edición en castellano, de un coloquialismo australiano sumamente localizado, que cualquier lector medio en Estados Unidos o Gran Bretaña desconoce o debería consultar en un diccionario. Su significado es, sin embargo, evidente: camelador, farandulero, alguien que se dedica a hacer trucos basados en la confianza y candidez de los espectadores, que corre de feria en feria con los buhoneros, vendiendo, por ejemplo, alfileres de corbata con diamantes de imitación o tónicos infalibles... Un término que encuentra verdadera significación, tanto literal como figurada, en las páginas de "El Embaucador".

Tema de debate recurrente también en esta novela es el de la producción nacional, frente a las importaciones de determinados productos. Y es que, durante mucho tiempo, Australia no fue sino una colonia inglesa más, carente de auténtica identidad propia. Algo parecido a lo sucedido con el Nuevo Mundo ocurrió, pues, en este 'novísimo mundo'; y, sin embargo, resulta innegable que de su pasado histórico o incluso de su presente conocemos muchísmo menos que sobre cualquier acontecimiento histórico de relevancia relativa acaecido en los Estados Unidos.

Quizás uno de los aspectos más interesantes de la colonización de Australia reside en la naturaleza mayoritaria de sus primeros pobladores, puesto que el país fue considerado por Inglaterra como una solución a su problema de superpoblación penal, agravado por la pérdida reciente de las colonias americanas. Por consiguiente, el 13 de mayo de 1787, partieron de Portsmouth once barcos capitaneados por Ar. Phillip hacia Botany Bay con unas mil quinientas personas a bordo entre marinos y oficiales, además de 772 vacas. La flota llegó a Botany Bay y, como el lugar era inhóspito, se trasladaron a Port Jackson, el actual emplazamiento de Sídney. El capitán se convirtió en el primer gobernador colonial y la fecha del desembarco, el 26 de enero de 1788, es el primer día nacional. Aunque, evidentemente, muchas colonias fueron fundadas como libres, el transporte de presos fue frecuente hasta su abolición entre 1840 y 1864, entre otras cosas debido a la gran escasez de mano de obra.

Ambientada en 1787, "La Huída de Morgan", de la genial Colleen McCullough, es una perfecta aproximación literaria a esta parte de la Historia y, tal y como nos tiene acostumbrados la autora, una apasionante novela en la que se entremezcla la aventura con la perspectiva histórica para narrar la epopeya de estos primeros colonos. McCullough relata con todo lujo de detalles colmados de rigor histórico las vicisitudes de Richard Morgan, armero de profesión y tabernero de oficio y, para más señas, uno de los antepasados del marido de la escritora, en su periplo desde Inglaterra hasta Australia, donde tomará parte activa en la construcción de una colonia.


En resumen, un par de citas:

* Australia: "Este es un país joven. Antes de echar a andar, tiene que gatear un tiempo". (Pág. 167)

* Las mentiras: "Eso, por descontado, es lo que quiere decir cualquiera cuando subraya que tal o cual mentira resulta creíble: no quieren decir que sea una perfecta pieza mecánica, sino que resulta cómoda y acogedora." (Pág. 221)


Ejemplos de extravagancia:

* El radiador: sustituto improvisado del cinturón eléctrico.

* El contrato: de aviones e hijos.

* La mujer en la jaula.


Otras obras del autor:

Por más que se alabe su genialidad, es indudable que Peter Carey no es un escritor que goce de excesivo predicamento en nuestro país, a pesar de contar en su haber con más de una decena de novelas, así como con otros títulos de no ficción y varios relatos.

* A decir de los entendidos, es "Óscar y Lucinda" su obra más destacada, acaso porque obtuvo en 1988 el 'Booker Prize' (del que, por cierto, "El Embaucador" fue finalista en 1985). De hecho, el día que saqué prestado este libro de la biblioteca, estuve dudando entre ambos títulos; y, la verdad, no sé que fue lo que me hizo decidirme por el que hoy nos ocupa, pero ciertamente no creo que en cuanto a estilo haya mucha diferencia entre ambos, pues sólo por su argumento se adivina cierta suerte de extravagancia común a ambos o, en todo caso, tal cosa se me antoja.

"Óscar y Lucinda" son una extraña pareja que arriesga su futuro, su reputación y sus riquezas por dos pasiones: el amor y el juego. Óscar es un hombre de fuertes convicciones religiosas que vuelca su vida en el juego, cuyos beneficios entrega a los pobres. Lucinda es una mujer de mundo, de convicciones feministas, cuya pasión son las cartas. La versión cinematográfica, de 1997, fue dirigida por Gillian Armstrong y protagonizada por Ralph Fiennes y Cate Blanchett, y los calificativos de extraño drama romántico o tono lírico y escurridizo, algo académico, desde luego pueden servir perfectamente para describir el estilo del propio Carey.

* "La Verdadera Historia de la Banda de Kelly" también cuenta con una adaptación a la gran pantalla en la que el famoso bandolero es encarnado por el mismísimo Heath Ledger, si bien el motivo por el que aparece en esta breve reseña sobre las obras del autor es que fue ésta, precisamente, la novela de él que yo había leído con anterioridad. En su momento, tuve la impresión de que la historia, con un gran potencial por la temática y, sobre todo, por la naturaleza casi mítica de su protagonista principal, estaba bastante desaprovechada, y que distaba de ser el tipo de lectura apasionante que uno se imagina con tales antecedentes.

Tal y como rezaba la contraportada: En un alarde asombroso del arte del ventrílocuo, Carey da vida al mítico bandolero australiano Ned Kelly, al huérfano, Edipo, ladrón de caballos, granjero, asaltador de bancos, asesino de tres policías y, finalmente, el Robin Hood de Australia, en una voz tan original y llena de pasión que parece que el mismísimo Kelly nos hable desde la ultratumba. Y yo matizo: por desgracia, ni tanto ni tan calvo, pero en todo caso una buena aproximación a este personaje histórico.

* Por último, me gustaría destacar otra obra del autor que se enmarca en el género de no ficción: "Equivocado Sobre Japón". Este libro se lee a modo de diario de viaje; un viaje de Peter Carey con su hijo de doce años a Japón, en busca de los orígenes de su más grande pasión: el manga y el anime japoneses. El viaje es, a la vez, una agradable reflexión sobre las diferencias, las distancias y los lazos que nos unen... y, sin embargo, no sé hasta que punto el autor llega a librarse de sus prejuicios, a raíz de lo que comentan algunos de los lectores de este libro. Pero, no obstante, me parece una lectura recomendable pues, del mismo modo que leer a Carey nos acerca a Australia, leer este libro nos permite acercarnos a Japón; un país de triste actualidad en los últimos tiempos y en favor del cual surgen iniciativas tan interesantes como "Originales de TBO 4 Japan" en la que varios autores de manga han realizado dibujos que se subastarán para recaudar fondos con los que contribuir a la reconstrucción del país.

Te gustará si te gusta... John Irving, aunque con ciertos matices, por supuesto. Después de todo, yo soy bastante aficionada a este escritor, del que leo prácticamente todo lo que publica, por más que su "Libertad Para Los Osos" sea uno de los pocos libros, si no el único, que he dejado a medias; y, sin embargo, creo que ya ha quedado claro que con Peter Carey no pasará lo mismo, ni mucho menos.

Hay algo en el estilo narrativo de ambos escritores, así como en su gusto por las historias nada ordinarias y en el protagonismo de personajes extravagantes (parece que ésa es la palabra del día), y hasta cierto punto marginales, que hace que la comparación entre ambos sea más que evidente, especialmente si se tienen en mente títulos de Irving como "Un Hijo del Circo" u "Oración Por Owen"; si bien para mí el paralelismo fundamental se establece con su conocida "El Mundo Según Garp" (no confundir con "Sin Noticias de Gurb", de Eduardo Mendoza).

En 1942, tras un episodio escandaloso, Jenny Fields, una joven bostoniana de buena familia, abandona la seguridad del hogar para ser enfermera y vivir su vida. En circunstancias peculiares, concibe a un niño al que llama Garp, a secas. Madre e hijo, se abren paso, sin más armas que su propia energía, en un mundo de hipocresía, inhibiciones y violencia. Poco a poco, con los años, Jenny y Garp van diseñando su propio universo en medio de esa hostilidad inevitable en la que siempre acecha la sombra del Sapo Sumergido. Lo van poblando de personajes excéntricos, cuyas historias estrafalarias van dando forma a ese mundo de Garp un poco desquiciado, pero en el que todos parecen convivir en cierto armónico equilibrio, en un sistema tribal que, al final, ha ocupado por completo el lugar del antiguo hogar de Jenny. En definitiva, Irving nos cuenta la historia de unos personajes que, más que mentir al resto, se mienten a sí mismos por medio de la imaginación, creando un mundo propio en el que evadirse de las adversidades que pueblan su universo real y cotidiano; algo que, en última instancia, no deja de parecerse a lo que hace Herbert Badgery en "El Embaucador", por más que Garp le gana la partida sin la menor duda, al menos en lo que a granjearse las simpatías del lector se refiere.


Mentirosos inolvidables.

En realidad es difícil saber porque el protagonista de Carey miente. ¿Lo hace porque la mentira es algo consustancial a su naturaleza? ¿Por afán de supervivencia, o por egoísmo? ¿Para huir de la realidad, o es que realmente no se da cuenta de que lo hace? O, acaso, no es él el que miente, sino que se ve obligado a vivir en la mentira, como se nos descubre al final de la historia, aunque sea sólo en un detalle pequeño y banal en el que uno aprecia la falacia (que no, que no son 139 años, pero es otro el que pone en su boca la cifra engañosa).

En cualquier caso, no es Herbert Badgery un mentiroso con el que yo acabe de simpatizar, ni me parece que sus invenciones resulten, después de todo, ni tan extraordinarias ni, desde luego, tan memorables. A diferencia de lo que sucede con otros dos mentirosos protagonistas de novelas en las que la fabulación hunde profundamente sus raíces en la realidad, pues no por nada se trata de historias inspiradas, sino ya directamente escritas por los propios protagonistas.

* Conocida más por la adaptación de Spielberg a la gran pantalla, con Leo DiCaprio (que últimamente nos lo encontramos por este blog hasta en la sopa), que por su versión en papel, "Atrápame Si Puedes" nos cuenta la asombrosa historia de Frank W. Abagnale, alias Robert Conrad (uno de tantos), que en su breve pero notoria carrera criminal se enfundó el uniforme de piloto y copilotó un jet de la Pan Am, se hizo pasar por médico en un hospital, ejerció de abogado y profesor universitario de sociología sin título y se embolsó dos millones y medio de dólares falsificando cheques... ¡todo ello antes de cumplir los veintiún años! Una buena lectura de ésas que vienen a demostrar que, en efecto, muchas veces la realidad supera a la ficción.

* "El Fabulador", de Stephen Glass, es otra lectura recomendable y amena sobre la mentira, que en este caso toma como marco el mundo de la prensa. Stephen Glass era un joven y brillante periodista con un prometedor futuro. Sus artículos eran agudos, ingeniosos y originales. Pero eran mentira, a veces mezcla de ficción y realidad, otras mera invención. Un periodista de la competencia revela a su jefe esta sospecha, que una vez investigada resulta ser cierta. De la noche a la mañana, el nombre de Glass salta a los titulares, convertido en el detonante de la descofianza de la opinión pública estadounidense en la prensa. Otra novela llevada a la gran pantalla con Hayden Christensen en el papel del periodista, bajo el título de "El Precio de la Verdad".

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Proximamente: "Doble Vínculo", de Chris Bohjalian.

viernes, 25 de marzo de 2011

2011-31. "Cualquier Otro Día", de Dennis Lehane

"Proteger y Servir"


Título: "Cualquier Otro Día"

Título original: "The Given Day".

Autor: Dennis Lehane.

Editorial: RBA.

Año: 2008 (2010 de la edición en español).

Páginas: 728.

Género: Novela negra/histórica (Boston, 1918-1919).

Frase promocional: "Una novela majestuosa, una intensa y apasionada reconstrucción histórica" -The New York Times.


Sinopsis:

En 1918 Babe Ruth, el mítico bateador de los Red Sox de Boston, se encuentra con su pelota más difícil: la huelga. Luther Laurence huye del beisbol, de Tulsa y de un rastro de sangre para cumplir lo que se espera de un negro en el Este: ser un criado. El policía Danny Coughlin es enviado a inspeccionar un buque de guerra con unos cuantos soldados enfermos de vuelta de la Gran Guerra y aquejados de una rara enfermedad: una gripe de consecuencias insospechadas que dejará miles de cadáveres en el North End, el barrio italiano en que Danny, hijo del capitán de la Policía de Boston, espera su nombramiento como el inspector más joven de la comisaría. Pero después de 1919 el North End ya no será el mismo, Boston y Danny tampoco. Una era está a punto de desaparecer: el fin de la hegemonía irlandesa, la explosión del terrorismo anarquista y el auge del movimiento sindical.


Puntuación: 4,5/5

Sinceramente, pensaba titular esta entrada "Érase una vez en Boston", pero he visto que ya existe un comentario dedicado a este libro en un blog con ese mismo título y no quiero que me acusen de plagio :) Claro que, cuando uno se encuentra ante una novela tan épica como este "Cualquier Otro Día", un auténtico fresco de la sociedad americana en una ciudad y una época tan apasionantes como el Boston de 1919, la ocurrencia es bastante obvia y la coincidencia excusable.

Conocido autor de novela negra donde los haya, e insigne habitante de un Boston en el que sitúa la acción de todas sus obras, Dennis Lehane ha ido un paso más allá en la novela que hoy nos ocupa, hasta tal punto que su historia trasciende la propia Historia, en un argumento apasionante en el que lo real se entrelaza con lo ficticio, para dar como resultado una de las mejores reconstrucciones históricas y sociológicas de los últimos años; hasta tal punto, que no resulta exagerado hablar de 'gran novela americana' como han hecho algunos, por más que sea este un título que hace bastante tiempo que perdió su elitista significado.

Más allá de los grandes crimenes de incierta o difícil resolución propios de la obra de Lehane, "Cualquier Otro Día" trata sobre la injusticia, la violencia, el terrorismo anarquista tan en boga a principios del siglo pasado; la política, la corrupción y las desigualdades sociales, tanto las impuestas por el dinero y el clasismo, como las derivadas de la procedencia de unos antepasados que, a fin de cuentas, fueron todos inmigrantes (irlandeses vs. italianos, europeos del este identificados irremediablemente como bolcheviques...) o de las diferencias raciales, tan evidentes en una sociedad en la que los negros fueron ciudadanos de segunda clase durante mucho tiempo, y aún menos que eso, meros animales, como los monos de feria a los que se refiere el teniente Eddie McKenna, personaje estremecedor como pocos en sus estallidos de violencia.

Y es que, en efecto, en esta historia llena de personajes carismáticos e inolvidables hay muchos leones temibles vestidos con piel de cordero, y el mal es una paradoja que se esconde en los lugares en principio menos probables. Hombres y mujeres de carácter pueblan las páginas de esta novela, trazados con tal maestría por el autor que se puede decir que, por breve que sea su aparición, no hay en ella personajes pequeños. Aunque, por supuesto, dos destacan por encima del resto: Danny Coughlin, el joven policía en persecución de su dorada placa de inspector, primogénito de esa figura insigne del Cuerpo de Policía de Boston, el capitán de las mil caras Thomas Coughlin, que pasa de convertirse en agente infiltrado en las células comunistas a carismático líder sindical; y Luther Laurence, un hombre de buen corazón al que la vida lleva por el mal camino, y que lucha por superar las adversidades que, en muchos casos, le persiguen por el mero color de su piel (negro, por supuesto).

Y luego, por supuesto, está el mítico Babe Ruth, que de la mano de Lehane se convierte en algo más que un mero espectador e hilo conductor de los acontecimientos narrados en esta novela. Una auténtica leyenda del béisbol retratada aquí en los inicios de su carrera, cuando ya era una estrella pero no aún el mito que llegaría a ser a raíz de su traspaso de los Red Sox de Boston a los Yankees de Nueva York, en la que se conoce para muchos como la peor negociación de la historia del deporte profesional de los Estados Unidos, por parte del dueño de los de Boston, Harry Frazee. Un hombre sencillo en la visión del escritor, amante de la vida nocturna, de las mujeres, la comida y la bebida; un tanto inocente en su concepción de la vida pero siempre dispuesto a ponerse del lado de los explotados.

En mi opinión, pues, "Cualquier Otro Día" es lo mejor de Dennis Lehane hasta la fecha; y que conste que, si bien no me he leído todas sus novelas, pocas me faltan. 728 páginas que se leen con auténtico placer, en las que se entrecruzan vidas más o menos corrientes y grandes hechos históricos, escritas con una sencillez y agilidad narrativa capaces de atrapar a cualquier lector. Como suelo decir en estos casos, altamente recomendable.

La huelga de la Policía de Boston en 1919.

Uno de los temas centrales de esta novela es lo que podría calificarse como "lucha obrera": en "Cualquier Otro Día" abundan los movimientos sindicales y resulta claramente palpable el temor norteamericano a los 'rojos' (the First Red Scare), que les llevaba a identificar toda tendencia asociacionista con ideas comunistas. Las huelgas también eran habituales en una época en la que hasta los jugadores de béisbol se negaban a jugar en reivindicación de sus derechos o, más habitual, de una subida de sueldo.

Pero ninguna huelga tan memorable como la protagonizada por el Cuerpo de Policía de Boston en septiembre de 1919: el resultado de un auténtico tira y afloja entre políticos y trabajadores perfectamente retratado en esta novela, el punto crítico al que parecen conducir todos los caminos, el símbolo perfecto tanto de una época como de la naturaleza humana. Y es que, inevitablemente, cosas muy malas estaban destinadas a suceder cuando la autoridad abandonó sus puestos; pero, en última instancia, los culpables eran otros a los que la Historia, lejos de hacer justicia, encumbró inmerecidamente... otra demostración de que, a menudo, la astucia o el carisma son más importantes que la verdad.

En unos tiempos en los que los sindicatos son a veces más el problema que la solución (y lo siento si alguien se siente ofendido, pero en realidad hablo desde un punto de vista totalmente subjetivo y personal, aún siendo perfectamente consciente de que no se puede generalizar y de que los sindicatos son también muy necesarios; después de todo, hasta la Constitución en su artículo 7 reconoce su importancia y garantiza su existencia y funcionamiento), siempre resulta interesante volver a sus orígenes y leer sobre una época en la que su lucha en defensa de los derechos de los trabajadores era tan justa como necesaria, y bastante más difícil que en nuestros días.

Los policías de Boston eran, sin lugar a dudas, un claro ejemplo de injusticia social en el trato recibido. Apelando a su papel como funcionarios, obligados a 'proteger y servir', las autoridades se negaban a aumentarles el sueldo, que se mantenía desde 1913 a pesar de que la inflación había subido casi un 80% en seis años. Cumplían maratonianas jornadas de trabajo de entre 60 y 70 horas semanales y dormían la mayoría de las noches en las propias Comisarias, la mayoría de las cuales no cumplían las mínimas condiciones de salubridad e higiene. Cada vez que un juzgado les convocaba para declarar, se les descontaban las horas del salario y además tenían que pagar de su bolsillo los uniformes y las balas.

El periodista Enric González retrataba certeramente los acontecimientos desencadenados a raíz de tal situación en un artículo publicado en "El País" en septiembre de 2009:

"El alza del precio del carbón alarmó definitivamente a los policías: ellos y sus familias estaban condenados a morirse de frío en invierno. Los agentes eligieron a un grupo de representantes para negociar un aumento de sueldo con el jefe de Policía, Edwin Upton Curtis. El Ayuntamiento, que era quien pagaba, se mostró receptivo. Pero Curtis, que antes había sido alcalde y aspiraba a hundir a su sucesor, se cerró en banda. No sólo eso: suspendió de empleo y sueldo a los representantes policiales. Ante esta situación, los agentes solicitaron su inclusión en la Federación Americana del Trabajo.

El alcalde estaba a favor de la subida de sueldos. También lo estaban los magnates de Boston, la prensa y la mayor parte de los ciudadanos. Un comité municipal respaldó las reivindicaciones policiales. El acuerdo parecía hecho: se mejorarían los sueldos y las condiciones de trabajo, a cambio de que los policías renunciaran a sindicarse. El jefe Curtis, sin embargo, volvió a decir "no". Contaba con el apoyo encubierto del gobernador del Estado de Massachusetts, Calvin Coolidge, que esperaba sacar partido del conflicto.

Sin otra opción, los agentes aprobaron ir a la huelga el 9 de septiembre.

Miles de marineros, rufianes y personas presuntamente de bien aprovecharon la ausencia de la policía para violar, saquear e incendiar. Fue una noche terrible. Gran parte de la ciudad quedó destrozada.

El gobernador Coolidge despidió al alcalde, tomó el mando y, en efecto, hizo carrera: llegó a ser presidente. Todos los policías huelguistas fueron despedidos y sustituidos por veteranos de la guerra.

Pero la nueva policía contó, desde el principio, con lo que pedían los despedidos. Las huelgas, a veces, sirven para algo."

Pues sí, pero... ¡a qué precio! Y, si no, que se lo pregunten a los Coughlin.


Escenas para el recuerdo...

* Babe Ruth: el piano en el estanque. (Págs. 234 y ss.)

* Los espartanos de McKenna. (Pág. 479)

* "Me dáis asco los dos." (Pág. 539)


Píldoras de sabiduría.

* "¿Qué era un autógrafo, si no un garabato de alguien en un pedazo de papel?" (Pág. 25).

* "Uno no echa de menos lo que ya ha olvidado que amó." (Pág. 84).

* "(...) no siempre hay "una manera". Para la mayoría de la gente, cuando tropieza, no hay red. Nada. Simplemente nos caemos." (Pág. 144).

* "Uno no elige a los amigos. Los encuentra." (Pág. 218).

* "El oficio, le había dicho una vez su tío Cornelius, no era más que una palabra elegante para describir lo que ocurría cuando coincidían el trabajo y el amor." (Pág. 307).

* "¿Sabe cuál es la principal diferencia entre los hombres y los dioses? (...) Los dioses no creen que pueden convertirse en hombres." (Pág. 622).


Otras obras del autor: Autor de una docena de novelas y reconocido como maestro del género negro, hacer aquí un repaso de las obras de Dennis Lehane, incluso aunque éste no fuese demasiado exhaustivo, resultaría tan arduo como innecesario a estas alturas; así que me limitaré a mencionar las tres novelas que a mí me resultan más destacables en su trayectoria ("Cualquier Otro Día" aparte, por supuesto, que además ya he dicho que me parece la mejor de todas) y que, curiosamente, son las mismas tres que han sido objeto de adaptación en la gran pantalla hasta la fecha:

* Dentro de su serie protagonizada por los carismáticos detectives Patrick Kenzie y Angela Gennaro, bostonianos de origen irlandés e italiano respectivamente, y muchos de cuyos compañeros de infancia son peligrosos delincuentes, incluyendo al letal y protector Bubba Rogowski, destaca "Desapareció Una Noche" ("Adiós, Pequeña, Adiós" en la más literal versión cinematográfica, puesto que el título original es 'Gone, Baby, Gone'): la historia de la desaparición de una niña de cuatro años, con tantos puntos en común con el tristemente célebre caso de la pequeña Madeleine McCann, que la película se encontró con ciertos problemas a la hora de su distribución y proyección en el Reino Unido. Kenzie y Gennaro, contratados para localizar a la pequeña, deberán enfrentarse a la total ausencia de pistas y a la indiferencia de la policia local durante su investigación, a lo cual se añadirá el asfixiante interés de la prensa sensacionalista, la extraña actitud de la madre de la desaparecida y la sospecha de que una mano negra intenta impedir la resolución del caso... Una amena novela sobre la doble moral y las perjudiciales políticas de desinformación.

* Quizá la novela más conocida de Lehane, así como la más premiada, "Mystic River" será siempre recordada por la adaptación que de la misma hizo el gran Clint Eastwood en 2003 y que, si bien no llegó a suponerle un nuevo Oscar como director, cuenta en su haber con dos estatuillas por los papeles de los actores Sean Penn, como protagonista, y Tim Robbins, como secundario. Y, sin embargo, para mí, que además leí el libro antes de ver la película, la novela siempre será lo realmente memorable. "Mystic River" narra la historia de tres hombres que crecieron juntos en Boston (¿dónde si no?): Dave Boyle, Sean Devine y Jimmy Marcus. Dave es secuestrado de niño por dos delincuentes sexuales mientras estaba jugando con Sean y Jimmy, pero consigue escapar y regresa a su casa varios días después, traumatizado por la experiencia. 25 años después, Sean es un detective de homicidios, Jimmy es un ex convicto y Dave continúa traumatizado. La hija de Jimmy desaparece y es asesinada de forma brutal en un parque de la ciudad. En esa misma noche, Dave regresa a su casa cubierto de sangre. Sean es asignado al caso y las vidas de los tres amigos se vuelven a encontrar... Una novela de suspense muy humana, llena de grandes personajes, en la que las cosas no son lo que parecen a simple vista.

* "Shutter Island" es pura paranoia y, por lo mismo, difícil de describir; uno no llega a estar nunca seguro de lo que es real y lo que no lo es. El opresivo entorno, casi claustrofóbico, de la isla que da nombre a la novela, se convierte en el escenario ideal para la intriga y el asesinato. Una ambientación de época perfecta para esta historia, situada en el verano de 1954, en la que el agente federal Teddy Daniels (Leo DiCaprio en la versión de Martin Scorsese) llega al centro penitenciario para enfermos mentales Ashecliffe, en Shutter Island, junto con su compañero, Chuck Aule, para encontrar a una paciente desaparecida, una asesina llamada Rachel Solando, todo ello mientras un huracán azota la isla. No obstante, nada es lo que parece en el hospital Ashecliffe. Y Teddy Daniels tampoco... Una novela que hay que leer para entender, y aún así, la verdad es que no lo tengo tan claro.

Te gustará si te gusta... Tan visual es este "Cualquier Otro Día" que durante su lectura no he podido dejar de pensar en películas como "Los Intocables de Elliot Ness" o "Gangs Of New York"; tan cinematográfica que hace un par de años se hablaba de una adaptación de la misma por parte de Sam Raimi, aunque nada de eso está del todo claro a día de hoy, por más que en la solapa interior se hablase de su estreno para 2010.

También "El Padrino" se me vino a la mente en más de una ocasión, acaso por esa esencia de gran familia que tienen también los Coughlin, salvando las distancias que suponen encontrarse a uno u otro lado de la ley; si bien las cosas tampoco aquí son siempre lo que parecen, y corrupción es una palabra habitual en el vocabulario de más de un agente de la ley. Otro caso de esos en los que la imagen supera a la palabra en el recuerdo popular (después de todo, hablamos de Marlon Brando, Al Pacino, Coppola... palabras mayores), si bien no está de más decir aquí que la obra de Mario Puzzo es una auténtica maravilla en sí misma, por más que sea, como el propio escritor decía, una visión romántica del mundo criminal real, o tal vez por lo mismo.

Pero si hay una historia que sin duda tengo que resaltar en este pequeño juego de referencias tan visuales es, sin la menor duda, "Camino a la Perdición", de Sam Mendes. Que no haya la mirada de un niño en "Cualquier Otro Día" (o, en todo caso, sólo de forma tangencial) no quiere decir que no exista el paralelismo, pues incluso en su edad adulta, a menudo los hijos no llegan a ver lo que esconden sus padres... o, por más que se sospechen algunas cosas, el descubrimiento de la realidad, aunque hasta cierto punto esté sólo permitido al lector, produce un contraste ciertamente tan impactante como escalofriante. Historias de cuidada ambientación, tiempos duros, lealtades más o menos inquebrantables y grandes personajes...

Otra gran trama que nació también sobre el papel antes que sobre la pantalla; bueno, evidentemente, todas las películas nacen antes sobre el papel, que para eso están los guiones, pero a lo que me refiero (evidentemente) es a que esta historia ya había sido contada de forma también muy gráfica en sus orígenes, pues para eso vio la luz como novela gráfica (cómic para los menos elitistas). 'Road To Perdition', con guión de Max Allan Collins y dibujo de Richard Pyers Rayner, se publicó originalmente en Estados Unidos en 1998 y contó con el aplauso tanto de la crítica como de reconocidos autores de género negro, tales como Mickey Spillane, el creador de Mike Hammer. Según dicen, la película adapta con bastante fidelidad el primer tercio del cómic, pero después toma sus propios derroteros a partir de la premisa inicial, por lo que éste resulta una lectura recomendable para los que hayan disfrutado con la adaptación cinematográfica; quizá menos espectacular visualmente, pero en la que se profundiza mucho más en la naturaleza de los personajes y que destaca por la meticulos atención al detalle característica de su dibujante.

Historia de dos ciudades, dos ciudades en la Historia (y una propina).

En un país de las dimensiones de Estados Unidos ha de haber por fuerza un gran número de acontecimientos históricos dignos de figurar en los anales correspondientes, por más que estos sean dispares en cuanto a su naturaleza, del mismo modo que los estados que componen el país difieren entre sí en cultura, forma de vida y hasta en pasado histórico, precisamente. En "Cualquier Otro Día", Boston es pieza clave y fundamental, y el marco perfecto con su famosa huelga de policías para contar la historia de los Coughlin y de Luther Laurence. Pero, evidenemente, este no es el único caso en el que una gran ciudad y su pasado se constituyen en elemento inspirador de novelas de misterio.

* Uno de los casos más destacables es el de Chicago en "El Diablo En La Ciudad Blanca", de Erik Larson, una historia que mezcla acertadamente el thriller con el trabajo de investigación de cuya lectura disfruté hace unos cuantos años, y que sin duda volverá a ponerse de actualidad dentro de un tiempo si, como se rumoreó hace unos meses, finalmente es llevada al cine con Leo DiCaprio (otra vez) como uno de los protagonistas.

En ella, el escritor cuenta la historia real del arquitecto que creó la gran exposición universal de Chicago en 1893, Daniel Burnham, y de Henry H. Holmes, el hombre que quiso destruirla sembrando el terror, un asesino en serie que utilizó la feria para atraer a sus víctimas, y que sería el personaje interpretado por DiCaprio. Una interesante biografía del primer asesino en serie de Estados Unidos, un doctor Holmes cuyos crímenes fueron comparados con los de Jack el Destripador, a través de una rigurosa recreación histórica de la investigación policial y sus antecedentes, a la par que un fiel retrato del Chicago negro y convulso de finales del siglo XIX, sumido en plena Revolución Industrial.

* Otro thriller histórico, apasionante y de lectura compulsiva, es "La Banda de la Misericordia", de Michael Blaine, de la que es posible que ya haya hablado con anterioridad en este blog, aunque sea de pasada, puesto que es una de las obras del género que más me gustó del último año. Un viaje en el tiempo al Nueva York de 1893 de manos de un joven periodista independiente en busca de una oportunidad, que se pasa el día en la calle intentando encontrar historias que puedan interesar a su redactor jefe. Una noche descubre algo inquietante: alguien ha dejado una hilera de gatos muertos enfrente de un edificio, y no es la primera vez que algo así sucede; se trata de un grupo de señoras que se hace llamar La Banda de la Misericordia y se dedica a matar gatos callejeros. Max, nuestro protagonista, investiga el caso y descubre una extraña conspiración que engloba a unas puritanas damas de la alta sociedad preocupadas por los animales, unos famosos abogados que se lucran a través del chantaje y un grupo inmobiliario que pertenece a la Iglesia entre otros personajes oscuros que conforman una trama que el periodista ni siquiera puede imaginar. Una historia que viene a demostrar el curso cíclico de la Historia tanto como de la economía, y a la burbuja inmobiliaria me remito... claro que para comprender exactamente a qué me refiero, tendréis que leer esta genial novela.

Y quedaría la propina, ¿no? En realidad he decidido llamarla así porque no es una obra de la que tenga muchas referencias al no haberla leído y tratarse de una publicación bastante reciente: hablamos de "Némesis", lo último de Phillip Roth, y que según algunos tiene visos de ser una más de las llamadas 'grandes novelas americanas'. En este caso viajamos al Newark (Nueva Jersey) de 1944 y el hecho histórico no es otro que la temible epidemia de polio que se produjo en la ciudad en el verano de tan bélico año. Moviéndose entre las calles malolientes de la sitiada Newark e Indian Hill, Roth retrata a sus personajes librando su propia batalla personal contra la epidemia, al tiempo que nos dirige a través de las diferentes emociones que una epidemia así puede alimentar, como el miedo, el pánico, la ira, el desconcierto y el dolor.
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Proximamente: "El Embaucador", de Peter Carey.

lunes, 21 de marzo de 2011

2011-30. "El Guardían Entre El Centeno", de J.D. Salinger

Con ustedes, Holden Caulfield.

Título: "El Guardián Entre El Centeno".

Título original: "The Catcher In The Rye".

Autor: J. D. Salinger.

Editorial: Edhasa.

Año: 1945/1951 (1990 de la edición en español).
Páginas: 255.

Género: Narrativa contemporánea/Clásicos de la literatura.


Sinopsis: Las peripecias del adolescente Holden Cauldfield en una Nueva York que se recupera de la guerra influyeron en sucesivas generaciones de todo el mundo. En su confesión sincera y sin tapujos, muy lejos de la visión almibarada de la adolescencia que imperó hasta entonces, Holden nos desvela la realidad de un muchacho enfrentado al fracaso escolar, a las rígidas normas de una familia tradicional, a la experiencia de la sexualidad más allá del mero deseo.

Puntuación: 3,5/5

"Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso. Primero, porque es una lata, y, segundo, porque a mis padres les daría un ataque si yo me pusiera aquí a hablarles de sus vida privada. Para esas cosas son muy especiales, sobre todo mi padre. Son buena gente, no digo que no, pero a quisquillosos no hay quien les gane."

Así empieza "El Guardián Entre El Centeno", todo un clásico de la literatura contemporánea, especialmente en Norteamérica. Algo que para el lector desprevenido y actual puede llegar a resultar hasta cierto punto desconcertante, pues hoy en día poco hay en la historia a simple vista que merezca semejante reconocimiento; y, sobre todo, capaz de generar tanta controversia como la que en su día se produjo con su publicación, fundamentalmente por su lenguaje ofensivo o sus referencias al alcohol, el sexo y la prostitución. Y es que lo que en su época era revolucionario, hoy nos parece lo más normal del mundo...

Una vez más, y ya se va convirtiendo en costumbre, tengo que reconocer mi relativa ignorancia antes de acometer la lectura de esta obra. ¿Qué sabía yo? Apenas el nombre de su protagonista, mítico Holden, y el hecho de que la obra luzca esa etiqueta universal de gran obra de la literatura, lectura obligada en los institutos estadounidenses y uno de los diez libros más leidos en su país durante décadas, más que años.

Lo cierto es que suelo ser bastante crítica con los clásicos; quiero decir que, para mí, el hecho de que los expertos alaben una obra hasta la extenuación no es garantía de nada, mucho menos de amenidad en la lectura, que ya se sabe que hay muchas 'grandes obras' que resultan auténticos tostones. Hay quien dice que a este clásico en particular o se le ama o se le odia, sin medias tintas. Pero ahí precisamente es donde yo me quedo, porque si bien "El Guardián Entre El Centeno" no me parece una obra tan memorable más allá de su protagonista, lo cierto es que es una novela muy amena y resulta fácil entender su relevancia dentro del contexto histórico de su publicación.

En efecto, su protagonista, Holden Caulfield, todo un icono de la rebeldía adolescente, es un personaje de esos que cautivan al lector por su personalidad: un ser desencantado lleno de contradicciones, mentiroso compulsivo que odia a los hipócritas, los falsos y los creídos; estudiante de pobre vocabulario, maestro de las composiciones literarias y gran aficionado a la lectura. Sarcástico, carismático, amable, irónico y manirroto; despistado y cobarde reconocido, fumador empedernido y alcohólico vocacional, si no fuera por las dificultades y trabas que la edad pone a su vicio, por más que sus seis pies y dos pulgadas (algo así como 1.88 cms) y sus canas compensen hasta cierto punto sus diecisiete años.

Capaz de ponerse a hacer el indio a las primeras de cambio, especialmente si el aburrimiento le ronda, Holden es capaz de mostrar, sin embargo, una visión tan cínica como por momentos certera de la sociedad que le rodea; la visión de la realidad propia de un solitario, que ha perdido casi por completo la fe en sus congéneres y la esperanza en el futuro. Un auténtico pesimista desengañado de la vida que, sin embargo, aún encuentra tiempo para preguntarse adónde van los patos en invierno cuando desaparecen de Central Park y que, lejos de ser un auténtico solitario, aún mantiene la esperanza a través de su amor por su hermana pequeña.

Una de las cosas que me resulta más desconcertante de la historia es la libertad con la que el joven Caulfield se mueve por el Nueva York de la época convertido en todo un aprendiz de crápula. Y es que no puedo dejar de preguntarme cómo es posible que lo que escandalice de esta novela sea su lenguaje, que después de todo tampoco es para tanto y encaja perfectamente con la figura del adolescente, y no ese deambular tan libre y libertino. ¡Para qué luego hablen de la juventud de hoy en día! Aunque probablemente sólo esté pecando de ingenua... o tal vez es que, más allá de todo lo dicho, hay un resto de infantil inocencia en Holden que no se corresponde con su edad y hace que mi visión de la adolescencia se distorsione tras haber leido esta novela.

A vueltas con un título.

Cruzando el centeno, pobre cuerpo
Cruzando el centeno
Se le volaba la faldilla
Cruzando el centeno

Si un cuerpo choca un cuerpo
Cruzando por el centeno
Si un cuerpo besa un cuerpo
¿Tiene un cuerpo que llorar?

Si un cuerpo choca un cuerpo
cruzando por el valle
Si un cuerpo besa al cuerpo
¿Tiene el mundo que saberlo?

El de Jenny es un cuerpo pequeño y dulce
Jenny casi nunca tiene sed
Y se le vuela la faldilla
Cuando cruza por el centeno...

Este es el poema de Robert Burns que da título a "El Guardián Entre El Centeno", 'The Catcher In The Rye' en su versión original, todo ello a raíz de una reflexión de Holden sobre un 'catcher' (alguien que agarra o sujeta) que evita que los niños caigan en el precipicio:

"Me imagino a muchos niños pequeños jugando en un gran campo de centeno y todo. Miles de niños y nadie allí para cuidarlos, nadie grande, eso es, excepto yo. Y yo estoy al borde de un profundo precipicio. Mi misión es agarrar a todo niño que vaya a caer en el precipicio. Quiero decir, si algún niño echa a correr y no mira por dónde va, tengo que hacerme presente y agarrarlo. Eso es lo que haría todo el día. Sería el encargado de agarrar a los niños en el centeno. Sé que es una locura; pero es lo único que verdaderamente me gustaría ser. Reconozco que es una locura."

La primera traducción al castellano de la obra, realizada en 1961 por Compañía General Fabril Editora en la colección Anaquel de Buenos Aires, fue titulada "El Cazador Oculto". Posteriormente una traducción española de 1978 tituló la obra como "El Guardián Entre El Centeno", título que viene siendo criticado por escritores no españoles desde hace tiempo.

Rodolfo Rabanal, escritor y periodista argentino, explicó en 2001: "El guardián en[tre] el centeno es estrictamente literal porque responde a las cinco palabras del título en inglés, pero esa literalidad no beneficia el sentido, más bien lo oscurece. El guardián es el jugador que en el béisbol corre para atrapar la pelota; si ese jugador se encuentra, de manera figurada, en un campo casi idéntico a un trigal, estará evidentemente oculto y fuera del alcance del bateador. En suma, «cazaría» la pelota desde una guarida y se comportaría como un cazador oculto. Ésa es la idea que inspiró el título de Salinger, sólo que en inglés, y en los Estados Unidos, bastaba con la literalidad para establecer la metáfora. Pero en la versión en español era preciso imaginar el propósito de Salinger y dar exactamente la idea que el autor buscaba. Luego se impuso esta nueva versión y el guardián en el centeno ya no suena a nada."

De todas maneras, Salinger desautorizó cualquier otra traducción al castellano, con lo que el primer título, que fue la única versión en español durante décadas, nunca más pudo usarse. Así pues, nos quedamos con el nombre poético y literal... probablemente, lo más poético de una historia llena de desencantado realismo, pero en la que no falta, a pesar de todo, un hueco para la esperanza.

Narración en primera persona: Holden y...

...los libros: "Lo que más me gusta de un libro es que te haga reír un poco de vez en cuando. Leo un montón de clásicos como La vuelta del indígena y no están mal, y leo también muchos libros de guerra y de misterio, pero no me vuelven loco. Los que de verdad me gustan son esos que cuando acabas de leerlos piensas que ojalá el autor fuera muy amigo tuyo para poder llamarle por teléfono cuando quisieras. No hay muchos libros de esos. Por ejemplo, no me importaría llamar a Isak Dinesen, ni tampoco a Ring Lardner, solo que D.B. me ha dicho que ya ha muerto. Luego hay otro tipo de libros como La condición humana, de Somerset Maugham, por ejemplo. Lo leí el verano pasado. Es muy bueno, pero nunca se me ocurriría llamar a Somerset Maugham por teléfono. No sé, no me apetecería hablar con él. Preferiría llamar a Thomas Hardy. Esa protagonista suya, Eustacia Vye, me encanta." (Pág. 29)

...las chicas: "Lo malo de las chicas es que si un tío les gusta, por muy cabrón que sea te dicen que tiene complejo de inferioridad, y si no les gusta, ya puede ser buena persona y creerse lo peor del universo, que le consideran un creído. Hasta las más inteligentes, en eso son iguales." (Pág. 168)

Otras obras del autor: La verdad es que no se puede decir que J.D. Salinger haya sido un escritor demasiado prolífico a pesar de su larga vida (vivió 91 años y, de hecho, falleció en enero del pasado año). Lo suyo fue siempre la novela corta y los relatos, como los recogidos en las colecciones 'Nine Stories' ("Nueve Cuentos") en 1953 y en "Franny y Zooey", en 1961. En 1963 publicó una colección de novelas cortas, 'Raise High the Roof Beam, Carpenters and Seymour: An introduction' ("Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción"), protagonizados por la disfuncional familia Glass. Las mentes ágiles y poderosas de hombres perturbados y la capacidad redentora que los niños tienen en las vidas de estos es uno de los temas principales de las obras de Salinger.

De hecho, ahí termina a efectos prácticos su producción literaria, puesto que después de haber obtenido la fama y la notoriedad con "El Guardián Entre El Centeno", Salinger se convirtió en un eremita, apartándose del mundo exterior y protegiendo al máximo su privacidad. Se mudó de Nueva York a Cornish (New Hampshire), donde continuó escribiendo historias que nunca publicó. Sin embargo, esto no supuso el fin de su aportación al mundo de la literatura, puesto que muchos han sido los libros inspirados en su persona y personajes, algunos de ellos de naturaleza más o menos biográfica, otros más novela de ficción que otra cosa, como sucede en 'Shoeless Joe', de W.P. Kinsella, historia que inspiraría la película de Kevin Costner "Campo de Sueños".

Una ración de cultura popular.

De esa que no sirve de mucho en la vida diaria a efectos prácticos, pero puede ayudarnos a ganar alguna partida de Trivial; y es que, realmente, tanto el autor como la obra son una auténtica fuente de anécdotas e inspiración en ese sentido.

- La película "Descubriendo a Forrester", protagonizada por Sean Connery, está basada en Salinger.

- El autor es una clara fuente de inspiración de los libros de Lemony Snicket, "Una Serie de Catastróficas Desdichas", y de hecho son numerosas las alusiones a él en los mismos.

- J.D. es el padre del actor Matt Salinger, considerado de segunda fila, pero que protagonizó la versión cinematográfica del "Capitán América" de 1990.

- El cantante, guitarrista y compositor Billie Joe Armstrong, de la banda norteamericana 'Green Day', escribió la canción 'Who Wrote Holden Caulfield?' para su álbum Kerplunk! (1992) basándose en su percepción sobre Holden. Armstrong declaró: «Es una canción sobre olvidar lo que vas a decir. Sobre intentar motivarte a hacer algo porque tus mayores te dicen 'motívate a hacer algo'. Entonces te frustras y piensas que deberías hacerlo pero al final no haces nada. Y luego lo disfrutas».

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La séptima canción de Chinese Democracy, sexto álbum de 'Guns N' Roses', lleva el título del libro.

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La canción 'Ze hakol bishbilej' ("Todo es para ti") de la banda israelí 'Kiveret' se pregunta en un momento: "¿A dónde van los patos cuando el río se congela?", tal como hacía Holden.

- 'Bring Me The Horizon', banda de death-core y metal-core del Reino Unido, tiene una canción llamada "Who wants flowers when you're dead? Nobody" en su EP This Is What The Edge Of Your Seat Was Made For. Esta frase fue extraída del final del capítulo 20, cuando el protagonista, reflexionando dice: "Espero que cuando me llegue el momento, alguien tendrá el sentido suficiente como para tirarme al río o algo así. Cualquier cosa menos que me dejen en un cementerio. Eso de que vengan todos los domingos a ponerte ramos de flores en el estómago y todas esas puñetas... ¿Quién necesita flores cuando ya se ha muerto? Nadie."

- Existió una banda de rock llamada 'Pencey Prep', haciendo referencia al nombre del instituto de el que Holden es expulsado. Una de sus canciones más famosas es 'The Secret Goldfish', haciendo referencia a la historieta que el hermano del protagonista escribió.

- Mark David Chapman, conocido por asesinar a John Lennon en 1980, portaba este libro en el momento de su arresto; John Hinckley Jr, (que intentó asesinar a Ronald Reagan en 1981) también declaró que estaba obsesionado con el libro. Robert John Bardo, asesino de Rebecca Schaeffer portaba el libro cuando visitó el apartamento de ésta el día de su asesinato.

- La serie de animación japonesa 'Ghost in the Shell: Stand Alone Complex' hace múltiples referencias a "El Guardián Entre El Centeno", usando dicho libro como dogma por los personajes que desean revolucionar la sociedad ficticia, viviendo sin necesidad de estar conectados cibernéticamente a la red global, siendo totalmente autosuficientes.

- En un capítulo de la serie "Me Llamo Earl", Crabman (El hombre cangrejo), está creando una cuenta de Facebook falsa para añadir a su mujer. En los datos pone. Nombre: Holden Caulfield. Localidad: Nueva York. Empleo: Guardián ("Catcher" en inglés.), haciendo clara referencia al protagonista del libro.

- En la serie "South Park" se basan en este libro para burlarse de los lectores al decir que buscan significados donde no existen.

- En la película "Conspiración", protagonizada por Mel Gibson y Julia Roberts, personas manipuladas mentalmente para realizar distintos actos delictivos son controlados al no poder evitar comprar el libro de Salinger donde quiera que lo vean.

- También en "El Resplandor" y "Annie Hall" aparece este libro, e incluso hay quién asegura que Scorcese y Schrader se basaron en Holden Caufield para crear al mítico Travis Bickle de "Taxi Driver".

- Aunque para algunos la película que mejor hace referencia al universo de Salinger (quien por cierto nunca quiso que su obra se llevase a la gran pantalla, aunque desde su muerte son insistentes los rumores al respecto) es "The Good Girl", en la que el personaje de Jake Gyllenhaal, además de llamarse Holden y estar obsesionado con la novela, presenta clarísimas similitudes con el personaje.

Te gustará si te gusta... "Todo En Un Día", con un jovencísimo Matthew Broderick. Y es que, dejando a un lado la soledad y el desencanto de Holden, lo cierto es que, en cierta forma, "El Guardián Entre El Centeno" también es la historia de un chico de diecisiete años haciendo locuras por la ciudad y corriéndose una juerga.

Clásicos de aquí y de allí.

Resulta evidente que, en un país tan joven como lo son los Estados Unidos de América (siempre en términos relativos, por supuesto), las lecturas obligatorias de escuelas e institutos no pueden ser obras tipo "Lazarillo de Tormes", "La Celestina" o "Don Quijote de la Mancha"; más bien, lo suyo son novelas como la que nos ocupa, "Matar A Un Ruiseñor" de la que hablábamos no hace mucho o "El Gran Gatsby", que a Holden le parece una gran obra, por cierto.

Otra novela de lectura obligatoria, en este caso en Inglaterra, que retrata también la realidad social a través de las peripecias de unos adolescentes, es la genial "El Señor de las Moscas" de William Golding. Una novela distópica en la que el autor explora dos grandes temas: la civilización contra la barbarie y la pérdida de la inocencia infantil. Al ser una alegoría de la naturaleza humana, cada personaje representa diferentes aspectos de las personas: Ralph, el orden y la civilización; Piggy, la razón y cordura de la sociedad; Jack, el deseo de poder y la maldad; Roger, la crueldad y el sadismo en su mayor escala; Simon, la bondad natural del hombre. Desde un punto de vista político, los “peques” representan a la gente común y los niños más grandes a las clases dirigentes. Mientras Ralph, Simon y Piggy los protegen y tratan de usarlos para el bien del grupo, Jack y Roger los manipulan para alcanzar sus macabros objetivos.

Pero, a pesar de lo dicho antes, en España no sólo se vive del siglo de Oro y antiguallas varias (dicho con el mayor respeto, por supuesto), aunque bien cierto es que a veces los tostones contemporáneos como "La Colmena" no son gran consuelo ni motivación a la lectura para los jóvenes. Una novela que fue durante un tiempo lectura obligatoria, aunque ahora parece bastante caída en el olvido, es "El Jarama" de Rafael Sánchez Ferlosio, ganadora del Nadal en el 55 y novela social por excelencia, bastante costumbrista y sin demasiada acción hasta los momentos finales pero que, sin embargo, se lee bastante bien.

Adolescentes otra vez, si bien en este caso la novela es un relato simultáneo en tercera persona de lo que acontece a lo largo de dieciseis horas tanto a la pandilla de jóvenes madrileños como a un grupo de lugareños, en un caluroso domingo de verano junto al río que da título a la obra. La acción se reduce a la mínima expresión y pierde total trascendencia para dejar paso al auténtico objetivo de la novela: presentar el contraste que existe entre la superficialidad e intrascendencia de las acciones y conversaciones de la ciudad, frente a la autenticidad y superioridad de la naturaleza. La avasalladora intromisión de los jóvenes, que turba la paz de los alrededores del río, alcanza valores dramáticos al final de la novela con la muerte en el río de una de las chicas de la pandilla, lo que viene a confirmar la temporalidad humana frente a la inmutabilidad de la naturaleza.
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Proximamente: "Cualquier Otro Día", de Dennis Lehane.

sábado, 19 de marzo de 2011

2011-29. "Estado de Transmisión", de Chris Moriarty

En un futuro muy lejano.


Título: "Estado de Transmisión"

Título original: "Spin State".

Autora: Chris Moriarty.

Editorial: La Factoría de Ideas.

Año: 2003 (2010 de la edición en español).

Páginas: 440.

Género: Ciencia Ficción.

Frase promocional: "Una novela sagaz, con una buena trama científica llena de detalles, convincente y tan irresistible que no puedes dejar de leer. Chris Moriarty es un talento peligroso." -Stephen Baxter.

Novela finalista del premio Philip K. Dick.


Sinopsis:

Catherine Li, comandante de las Fuerzas de Paz de la ONU, ha realizado treinta y siete saltos más rápidos que la luz en el transcurso de su vida y ha olvidado bastantes más cosas de las que la gente suele recordar. Pero ninguna ampliación de la memoria podría prepararla para enfrentarse a lo que se encuentra en el mundo de Compson, una colonia minera a la que un día llamó hogar: una científica especialista en física cuántica muerta que casualmente es su clon; un conjunto de datos que podría cambiar el equilibrio del poder interestelar y transformar la guerra fría en una guerra muy caliente; y un «accidente» minero que cada vez se parece más a un asesinato…

De la mano de Chris Moriarty, una voz nueva e imponente, nos llega una de las más emocionantes obras noveles de la literatura en años. Bienvenidos a un universo posthumano de inteligencias artificiales en el que la supervivencia puede ser tan solo un estado de la mente; bienvenidos a… Estado de transmisión.

Puntuación: 3/5

Probablemente la mayor virtud de "Estado de Transmisión" resida en su habilidad para combinar diversos subgéneros y corrientes propios de la ciencia ficción, en lugar de limitarse a la especulación científica tan propia del 'hard', como parecen indicar inicialmente tanto algunos de los típicos comentarios de la crítica en la contraportada como las primeras páginas de la historia. Así, en esta novela (que, por cierto, cuanta con una traducción de lo más decente y con apenas un par de fallos gramaticales o de concordancia, cosa que aunque normalmente no cabe menos que dar por hecha, se convierte en algo reseñable cuando se trata de una publicación de 'La Factoría de Ideas'), lo que nos encontramos es una historia plagada de tramas conspiratorias, política, luchas por la libertad y, en conjunto, bastante acción como para satisfacer a cualquier lector ávido de emociones.

Sin embargo, personalmente la historia me ha resultado entretenida, sin más. Aunque el argumento está bastante bien construido, lo cierto es que casi todo me ha sonado a cosa leída con anterioridad y el desarrollo de la historia resulta en conjunto fácilmente predecible: desde la verdadera naturaleza de los cristales de Compson hasta el juego de poder y la traición final. A excepción de Catherine Li, la protagonista, y Cohen, el IA, el resto de los personajes de Moriarty parecen quedarse a medias en muchos aspectos, como si no fuesen más que estereotipos extraidos de cualquier otra historia propia del género. La trama se vuelve excesivamente laberíntica en algunas ocasiones, y no siempre es fácil mantener los cinco sentidos concentrados en la lectura, especialmente porque los conceptos científicos no acaban de desarrollarse a completa satisfacción de los lectores que, como yo, no somos demasiado duchos en el tema.

Haciendo un pequeño ejercicio de introspección, supongo que aquí es cuando me toca decir que, aún siendo una gran lectora de ciencia ficción, o habiéndolo sido en su época, en términos de número de obras del género leídas y siempre sin discriminar entre clásico o moderno o subgénero, lo cierto es que no me puedo considerar una buena lectora de ciencia ficción, al menos si hablamos desde el punto de vista del 'hard'. Probablemente ello se deba a mi falta de conocimientos sobre la materia (física, química), que hace que en ocasiones me resulte difícil aprehender en toda su extensión las diferentes teorías planteadas por el escritor o incluso llegar a distinguir la realidad de la ficción o, en todo caso, la ficción con base teórica real de la que es pura invención; algo que, por otra parte, no siempre resulta fácil en este tipo de literatura.

Lo que quiero decir, para simplificar, es que soy de las que se queda más con la aventura y la acción, o los aspectos más sociales o psicológicos de la historia; una muestra más de que, como lectora, antepongo el entretenimiento al conocimiento. Y a ello ha de contribuir por fuerza el hecho de ser, además, una lectora "rápida", pues si la trama científica se complica demasiado, lejos de tomarme el tiempo necesario para releer teorías e ideas o recurrir a fuentes acreditadas en la materia, mi modus operandi es seguir leyendo en espera de que los acontecimientos aclaren los conceptos confusos.

Supongo que podría decirse, pues, que me gustan las historias a prueba de tontos. Y en eso "Estado de Transmisión", volviendo al tema que nos ocupa, resulta bastante desigual, pues aunque la trama en sí es, como ya he comentado, bastante arquetípica en su desarrollo y planteamientos, algunas de las ideas más científicas se explican de forma bastante confusa o incluso esquemática; y, no sé vosotros, pero creo que ya ha quedado claro que yo no estoy por la labor de leerme ninguna de las obras que la autora recomienda en las cinco páginas finales del libro (¡cinco, ni más ni menos!) para ahondar en determinados conceptos (física cuántica, espuma de espín, agujeros de gusano...).

En conjunto, para mi esta primera novela de Moriarty no llega a ser una lectura imprescindible dentro del género a pesar de las buenas críticas recibidas, si bien es cierto que su personaje principal resulta bastante interesante en su concepción de constructo que oculta sus orígenes y vive, por ello, en continuo temor de que su secreto salga a la luz con desafortunadas consecuencias. Aunque lo más interesante de todo el argumento, sin duda, es la peculiar y ambigua (al menos en principio)relación que existe entre la comandante Li y Cohen, el IA, con todo lo que ello implica en cuanto a la verdadera naturaleza o alcance del desarrollo de estos entes que, para gozar de entidad física, toman a menudo prestados los cuerpos de los seres humanos. Algo que, por cierto, parece práctica común en el futuro ideado por Chris Moriarty, donde ni los seres humanos son como los de ahora, ni las comunicaciones se parecen demasiado a las actuales y donde, desde luego, las capacidades de unos y otras están íntimamente ligados.

Las cosas de la física: un par de conceptos...

Uno de los conceptos clave en esta novela y en el futuro lejano concebido por la autora, es el de espín, hasta el punto de que este término forma parte tanto del título original de este libro ('Spin State') como de la segunda novela de Moriarty, 'Spin Control'. En "Estado de Transmisión", la corriente de espines es a menudo una forma de referirse a las retransmisiones de noticias, o cualquier otra clase de información o acontecimientos, al estilo de nuestros noticiarios televisados y similares. Pero es mucho más que eso y no todo ello fácilmente comprensible, al menos en mi caso.

En nuestro mundo real y actual, aunque no por ello menos complejo, el espín (del inglés spin 'giro, girar') se refiere a una propiedad física de las partículas subatómicas, por la cual toda partícula elemental tiene un momento angular intrínseco de valor fijo. Eso implica que cualquier observador al hacer una medida del momento angular detectará inevitablemente que la partícula posee un momento angular intríseco total, difiriendo observadores diferentes sólo sobre la dirección de dicho momento, y no sobre su valor. Introducido en 1925 por Ralph Kroning, se trata de una propiedad intrínseca de la partícula como lo es la masa o la carga eléctrica.

En contraste con la mecánica clásica, donde el momento angular se asocia a la rotación de un objeto extenso, el espín es un fenómeno exclusivamente cuántico, que no se puede relacionar de forma directa con una rotación en el espacio.

Y si alguien ha entendido algo de todo esto, por favor, que me lo explique...

Quizá algo más comprensible, sin embargo, resulta el concepto de espuma cuántica (espuma de espín para la autora). La espuma cuántica, también referida como espuma espaciotemporal, es un concepto relacionado con la mecánica cuántica, concebido por John Wheeler en 1955. La espuma sería supuestamente la fundación del tejido del universo, pero también se utiliza el término como una descripción cualitativa de las turbulencias del espacio-tiempo subatómico, que tienen lugar a distancias extremadamente pequeñas, del orden de la longitud de Planck. En esta escala de tiempo y espacio, el principio de incertidumbre permite que las partículas y la energía existan brevemente, para aniquilarse posteriormente, sin violar las leyes de conservación de masa y energía. Puesto que la escala de espacio y tiempo se ve reducida, la energía de las partículas virtuales se ve incrementada, y puesto que la energía curva el espacio-tiempo, de acuerdo a la teoría de la relatividad general de Einstein, esto sugiere que a escalas suficientemente pequeñas, la energía de las fluctuaciones sería suficientemente elevada para causar salidas significativas de dicha energía desde el espacio-tiempo liso visto desde una escala mayor, lo que le daría al entramado espaciotemporal un carácter "espumoso".

Sin duda un buen punto de partida para hacer plausibles los viajes en el espacio a velocidades superiores a la luz, aprovechando la energía del universo y demás entelequias propias del género de la ciencia ficción...

Un par de referencias literarias.

Aunque de concepción altamente científica en un principio, no sólo de física cuántica vive "Estado de Transmisión"; de hecho, la vertiente más social no se descuida en esta novela en la que, por cierto, y a pesar de la distancia en el tiempo, no faltan referencias a obras literarias clásicas ya incluso para nuestra época, y acontecimientos históricos que también han servido de inspiración a más de un libro o película.

* Ya lo dijo en su momento el 'Publishers Weekly': "Tras esta historia subyace la cuestión que ya planteó Orwell: si todos los animales son iguales, ¿qué impide que unos sean más iguales que otros?" Y aunque desde mi punto de vista Moriarty se queda un poco corta a la hora de ahondar convenientemente en este tipo de cuestiones, bien cierto es que en un momento de la historia uno de sus personajes lo dice: todos los cerdos son iguales, pero algunos son más iguales que otros.

Efectivamente, estamos hablando de "Rebelión En La Granja", de George Orwell: una novela satírica acerca de un grupo de animales en una granja que expulsan a los humanos y crean un sistema de gobierno propio que acaba convirtiéndose en una tiranía brutal. Orwell, un socialista democrático y un miembro del Partido Laborista Independiente por muchos años, fue un critico de Iósif Stalin. La novela fue escrita durante la Segunda Guerra Mundial y, aunque fue publicada en 1945, no comenzó a ser conocida por el público hasta finales de los años 50

"Rebelión En La Granja" constituye un análisis sencillo a la vez que formidable de la corrupción que engendra el poder, en cualquier nivel. Así, la obra posee un doble nivel de profundidad, lo que hace posible que el mensaje del libro trascienda el caso particular del régimen soviético y sea captado incluso por niños que ni siquiera conocen la historia de la URSS, lo que ha llevado a que el libro haya sido utilizado como herramienta educativa incluso en los primeros años de la escolaridad.

En definitiva, una obra siempre recomendable y de importancia ampliamente reconocida, a tal punto que su recuerdo perdura en el mundo del futuro; al menos en el dibujado por Chris Moriarty, por más que los errores en él denunciados se sigan repitiendo. Después de todo, ya se sabe: el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra; pero, sobre todo, es el único lo bastante estúpido como para tropezar con ella después de eso aún una tercera vez... o una cuarta... o una quinta...

* En una de esas deliciosas conversaciones que Catherine y Cohen comparten en la RV (realidad virtual, por supuesto), momento clave en el juego de las insinuaciones veladas de traición a los que se dedican tanto la (el) IA como la jefa de la comandante en la ONU, siempre con la susodicha Li como peón ignorante e inocente, el ente utiliza a modo de advertencia el famoso "affaire du collier de la reine". O, lo que es lo mismo, "el asunto del collar", una de las estafas más descaradas de la historia que tuvo como protagonista a la mismísima Maria Antonieta, al cardenal Rohan, a la condesa Valois de la Motte y al famoso médico, alquimista y ocultista Cagliostro.

Una historia tan compleja e interesante, que hacer un resumen completo aquí resultaría bastante difícil; pero siempre se puede recomendar alguna lectura sobre el tema, que al fin y al cabo, y notas históricas o científicas aparte, esto es un blog literario (o un intento de...), y no otra cosa.

- "El Collar de la Reina", de Alejandro Dumas, es posiblemente la versión más conocida de esta historia; y me atrevería a decir, aún sin haberlo leído, que probablemente una de las más divertidas y amena, pues después de todo pocos tan duchos como el padre de D'Artagnan y compañía para retratar las intrigas de las grandes y regias cortes francesas, ya sea la de Luis XIV o XVI. De hecho, más allá de las novelas de aventuras, Dumas es también un gran autor de novelas biográficas e históricas.
- Una novela más reciente sobre el asunto, fiel a los acontecimientos aunque bastante insípida y poco memorable en términos literarios, es "Los Diamantes de la Guillotina" de Pierre Combescot. En cualquier caso, una versión más que correcta desde el punto de vista de la condesa de la Motte en su intento por recuperar el lustre de su Valois, y un retrato magistral del Versalles del siglo XVIII.

Para los lectores perezosos cuando se trata de hacer incursiones en el mundo de lo histórico, sobre todo cuando hay mucha realeza y pelucas empolvadas de por medio, existe como no podía ser menos versión cinematográfica de este famoso affaire: "El Misterio del Collar" (2001), en la que Hillary Swank se convierte en la inteligente y bella condesita en busca de venganza. Pasable, en el mejor de los casos...

Citas: no sólo de ciencia se vive...

*
"El problema con los amigos era que uno jamás podía deshacerse de ellos. No había ninguna manera de retirar la amistad después de una traición o una decepción. La amistad siempre seguía ahí, junto con todo lo que iba ligado a ella. Simplemente se convertía en algo de lo que uno no se podía fiar, exactamente igual que una casa abandonada: uno seguía sabiendo dónde estaba cada habitación y qué escalón crujía al pisarlo, pero tenía que comprobar cada tabla de madera por si estaba podrida antes de confiarle el propio peso." (Pág. 121)

* "El corazón es complicado. Ya esté hecho de carne, o de circuitos: no siempre ama como tú crees que debiera hacerlo. O a la gente que se supone que debería." (Pág. 234)

Otras obras de la autora.

Chris Moriarty (reconozco que, en un principio, creí que el Chris era tal vez de Christopher o Christian) es una autora de ciencia ficción reconocida por la crítica como renovadora de la ciencia ficción hard, lo cual es discutible... "Estado de Transmisión" es su primera novela, y primera también de la serie 'Spin', compuesta al parecer por tres títulos. El segundo, 'Spin Control', ha ganado el premio Philip K. Dick en 2007 y en él la autora ofrece un estilo más depurado y una nueva visión del futuro creado en la primera parte, con la aparición de los personajes protagonistas de ésta (Catherine y Cohen), si bien no lo son en la segunda.

De próxima publicación son tanto la tercera parte de la mencionada serie ('Ghost Spin') como 'The Inquisitor's Apprentice', una fantasía juvenil que se desarrolla en el Lower East Side del Nueva York de principios del S.XX, donde la magia se mezcla con el crimen y en cuya secuela la autora ya está trabajando.

Te gustará si te gusta... La Priscilla Hutchings de Jack McDevitt o la Elli Quinn de Lois McMaster Bujold (en su serie de Vorkosigan, cómo no). Después de todo la comandante Li, nuestra protagonista, es uno de los mejores ingredientes de esta historia; y aunque como se puede ver la heroina guerrera no es nada revolucionario en las visiones del futuro, siempre es fácil encontrarle el punto a las chicas como ellas.

Otras historias, otras mujeres... más ciencia ficción.

Es hora de ir poniendo punto final a esta entrada, un tanto inconexa y anodina desde mi punto de vista, y no podían faltar mis habituales paralelismos: una trinidad nada santa que, como de costumbre, nace de la libre asociación de mi mente en base a sus peculiares referencias y forma de pensar.

* La primera asociación de ideas, inevitable desde el principio, viene determinada por algo tan sencillo como la coincidencia de un nombre. Un apellido, en realidad: el Sharifi (Hannah) de la víctima cuya muerte es necesario esclarecer y que rápidamente retrotrae al lector a la Jennifer Sharifi de Nancy Kress en su 'Saga de los Insomnes' (compuesta por los títulos "Mendigos En España", "Mendigos y Opulentos" y "La Cabalgata de los Mendigos"). Una interesante visión futurista, que combina a la perfección sociología y ciencia, de una sociedad en la que la ingeniería genética provoca una escinsión a raíz de la aparición de los llamados 'Insomnes', capaces de disponer de mayor conocimiento y poder gracias a que pueden dedicar más horas a sus actividades...

* Para quien haya leido "Tras El Largo Silencio" de Sheri S. Tepper, el paralelismo entre los condensados de Compton y las Presencias de Jubal será más que evidente: formaciones cristalinas que son más de lo que parece, en un mundo explotado en beneficio del resto del universo. Aunque con evidentes diferencias tanto en el estilo y trama general de ambas novelas, como en el carácter de las formaciones cristalinas de una y otra, por una vez tendremos que prescindir de breves reseñas sobre la historia de Tepper, a riesgo de descubrir más de lo conveniente sobre lo que sucede en "Estado de Transmisión"; porque, sinceramente, estoy bastante segura de que fue este paralelismo el que hizo que, para mí, parte de lo que sucede en la obra que nos ocupa fuese tan predecible.

* Por esa práctica tan común en esta historia y en el mundo futuro de Moriarty de ocupar cuerpos ajenos, y no sólo por parte de las IA (que, al fin y al cabo, no tienen otra forma de manifestarse físicamente), "La Huésped (The Host)" de Stephenie Meyer, que ha escrito sobre algo más que sobre vampiros. Una novela que podría clasificarse como ciencia ficción, aunque en realidad no hay mucha ciencia.

Melanie Stryder se niega a desaparecer. La tierra ha sido invadida por criaturas que han tomado el control de las mentes de los humanos en los que se hospedan, dejando los cuerpos intactos, y la mayor parte de la humanidad ha sucumbido. Wanderer, el «alma» invasora que habita el cuerpo de Melanie, se enfrenta al reto de vivir dentro de un humano: las emociones abrumadoras, los recuerdos demasiado intensos; pero hay una sola dificultad que Wanderer no consigue vencer: la anterior propietaria de su cuerpo lucha por retener la posesión de su mente, inundándola con visiones del hombre que ama, Jared, un humano que vive oculto, hasta el punto de que, incapaz de controlar los deseos de su cuerpo, anhela a un hombre al que jamás ha visto. Una serie de circunstancias externas las convierte en aliadas muy a su pesar y parten en busca del hombre que ambas aman a la vez... el primer triángulo amoroso que implica a sólo dos cuerpos, en una novela madura e interesante, muy alejada de lo que uno se esperaría de la autora de "Crepúsculo".

Por cierto, que está por ver si al final esta historia será, o no, primera parte de una trilogía.
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Proximamente: "El Guardián Entre El Centeno", de J. D. Salinger.