domingo, 29 de mayo de 2011

2011-51: "La Última Canción" de Nicholas Sparks

Con tres de azúcar


Título: "La Última Canción"

Título original: "The Last Song"

Autor: Nicholas Sparks.

Editorial: Roca.

Año: 2009 (2010 de la edición en español).

Páginas: 444.

Género: Narrativa contemporánea (JR).

Frase promocional: "Por el autor de El cuaderno de Noah y Noches de tormenta."

"La novela de la película protagonizada por Miley Cyrus."


Sinopsis:

Cuando su madre la obliga a pasar las vacaciones con su padre en un pueblo de Carolina del Norte, Ronnie Miller, una adolescente de diecisiete años, no puede imaginarse una tortura peor. Hace tres años que sus padres se separaron, pero ella nunca lo superó.

Su padre, concertista y profesor de piano, vive alejado de todo en una casita cerca de la playa, donde Ronnie y su hermano pequeño irán a pasar las vacaciones. En este entorno idílico, Ronnie descubrirá la importancia de los diferentes tipos de amor que pueden poblar la vida de una persona: el que existe entre padres e hijos, el amor por la música y el más importante para ella, el primer amor por un chico.

En esta novela, en la que se basa el guion que el propio Nicholas Sparks ha escrito para la película del mismo nombre –protagonizada por Miley Cyrus–, el autor nos conduce una vez más a través de todas esas relaciones que pueden rompernos el corazón y también por aquellas que conseguirán sanarlo.



Puntuación: 2,5/5


Hay tópicos que no por serlo son menos ciertos: verbi gratia, que en la variedad está el gusto. Ya decíamos en la entrada anterior que iba imponiéndose la necesidad de un cambio de tono por estos lares; hela aquí, pues. Del negro en sus diferentes formas (aunque en términos puramente cromáticos nunca he oído que exista más de una variedad de negro, por más que de la opuesta y supuesta ausencia de color existan más que unas pocas... ¡y si no que se lo pregunten a Calatrava!) a un título que, sin ser puro algodón de azúcar del de las fiestas de pueblo o barrio de toda la vida, sin duda se aproxima bastante al rosa.

Un rosa que, más de una vez lo he dicho, es altamente improbable (y la verdad es que de probabilidades una entiende bastante, que no por nada lo mío siempre fue la estadística) que tiña esta biblioteca particular en sus tonos más puros. Por supuesto, el quid de la cuestión está en lo que uno entienda por tal... pues, al fin y al cabo, no todo el romance es rosa y lo que yo entiendo por tal tiene mucho que ver con esas historias simplistas en las que los flechazos están a la orden del día y a los personajes se los ve venir a leguas.

Un poco lo que sucede con esta novela de Sparks, si hay que ser sinceros: que la historia es totalmente previsible, los personajes excesivamente prototípicos e idealizados en su mayoría (la sensación de conocimiento tiene que ver más con la repetición de clichés que con una verdadera identificación con los mismos, aunque si tienes la edad adecuada y eres un romántico puede ser que haya un poquito de ambas cosas) y los giros argumentales pecan por momentos de efectistas en su recurso a lo fácil para provocar la lagrimita.

Así pues, ¿por qué no he optado por catalogar esta novela como literatura 'JR' (repetimos, 'Juvenil Romántica') sin más? Que, todo sea dicho, esto de poner etiquetas no resulta tan fácil como pueda parecer, especialmente cuando una piensa que a veces hacerlo puede ser peligroso, pues acaso reste opciones al título en cuestión. En primer lugar, cuando uno piensa en Nicholas Sparks (y Sparks es Sparks, hasta tal punto que con sólo asociar su nombre a un libro uno ya puede imaginarse sin demasiada dificultad lo que entre sus páginas se va a encontrar) no suele pensar de forma automática en novelas juveniles; de hecho, aunque siendo puramente objetivos "La Última Canción" es un 'JR' puro (chico adolescente conoce a chica adolescente, historia de amor con ciertas dificultades, etc.), lo cierto es que la historia es apta para todo tipo de público, especialmente para aquel con tendencias románticas... y resulta bastante evidente que si no fuera por la edad de los tortolitos en cuestión rápidamente prescindiríamos del 'juvenil' en la etiqueta. Del mismo modo que, tratándose de Sparks, muy bien podría haberse etiquetado la obra de drama, sin más; o, como hacen en algunos sitios, ponerle el calificativo de novela de los sentimientos, pues a los mismos apela el escritor en todo momento, como es su costumbre.

No obstante, y más allá de etiquetas y clichés, lo cierto es que tengo que reconocer que he disfrutado de la lectura de esta novela más de lo que acaso pueda parecer a simple vista; probablemente, porque también en lo previsible se puede encontrar un cierto placer. En efecto, la experiencia vital y veraniega de Ronnie en Carolina del Norte es el perfecto ejemplo de la historia sencilla y sin sorpresas, que proporciona al lector ni más ni menos que lo que promete: esos problemas adolescentes que en su momento parecen un mundo tratados con la seriedad que la perspectiva de tal edad exige, pero puestos en valor por su contraste con otros dramas de la vida de los que nadie puede estar seguro de verse libre (sí, otra vez el cáncer).

La historia se lee con facilidad, a lo que sin duda contribuye en gran medida una inevitable abundancia de diálogo derivada de su primera concepción como guión cinematográfico, incluso a pesar de que siempre he tenido la sensación de que Sparks no es ningún gran narrador en lo que a aspectos formales o del lenguaje se refiere; la alternancia de puntos de vista (siendo Ronnie, su padre, el chico bueno y el malo nuestros cicerones) es perfecta para satisfacer la curiosidad de los lectores, y especialmente de aquellos que en todo romance sienten curiosidad por conocer las dos versiones del idilio (de ahí el exacerbado interés por el malogrado 'Midnight Sun' de Meyer, sin ir más lejos); y la elección de tópicos y su uso resulta lo suficientemente hábil como para que la historia enganche (sin llegar a ser adictiva) a pesar de que suene a cosa vista o leída con anterioridad.

Tal vez hubiese sido de agradecer un poquito más de profundidad en los personajes, en su mayoría demasiado buenos o demasiado malos; incluso en el caso de nuestra protagonista, una supuesta adolescente rebelde con ciertos problemas con la autoridad que, en el fondo, en ningún momento llega a parecer tan terrible en su comportamiento. De hecho, tengo que decir que mis personajes favoritos de la historia no son las grandes estrellas de la función sino los secundarios, como sucede en el caso del reverendo Harris y, muy especialmente, en el del hermano pequeño de Ronnie, Jonah, el niño de diez años de apariencia frágil y adicto a las galletas, que provoca la sonrisa con sus simpáticas observaciones, propias del infante que ve las cosas con más objetividad que la mayoría de los que le rodean.

Lo demás, y como ya se ha dicho, un montón de tópicos de consumo fácil y nada indigesto: chica rebelde, chico guapo y rico, amor de verano, progenitores que no lo ven del todo claro; divorcio de los padres, traumas y rencores de adolescente y negación de los propios deseos; dudas sobre el futuro, secretos del pasado y otros problemillas que sin ser grano se convierten con igual facilidad en montaña. Una buena forma de recordar cómo era ser adolescente y la receta perfecta para el que desea una trama que remueva el corazón más que las tripas o la conciencia.


Momentos para olvidar

Pues sí, hoy cambíamos la fórmula habitual, pues en una historia que tan bien respeta los cánones de lo que ha de ser apetecible para los espectadores adolescentes, nada destaca por su originalidad o significancia como especialmente memorable (¿acaso el nacimiento de las tortuguitas?), pero sí que hay un par de escenas que a mí me han resultado poco creíbles o forzadas, no sé si porque soy excesivamente escéptica, o porque ya va teniendo una cierta edad en la que se olvida de la magia de otras (que, todo sea dicho, para nada).

Momento nº1: la pelea en el muelle (pág. 63). Ésa en la que nuestra heroína no duda en intervenir, plantándole cara a dos tíos duros, todo para salvar a un pobre niñito indefenso... ¡que ni la Madre Teresa de Calcuta! De acuerdo en que Ronnie es una chica con carácter; vale que existe una pequeña probabilidad de que alguien reaccionase de tal modo, y ese alguien pudiera ser una chica bastante poquita cosa, por más que el lugar estuviese lleno de adultos y demás... pero a mí me resultó una escena no en exceso creíble, un poquito forzada y demasiado idealizada, aunque no se puede negar que era en cierta forma necesaria para el desarrollo satisfactorio de la historia.

Momento nº2: los dos CD's y la media docena de discos de 45 revoluciones que aparecen, como por arte de magia, en el bolso (bandolera, por si eso sirve de excusa) de nuestra inocente Ronnie. Que, digo yo, monumental tiene que ser el despiste que arrastra una para no darse cuenta de que se los cuelan de extranjis, pues por más que tampoco pesen una tonelada, bulto hacen... ¡Vaya con la neoyorkina, que poca picardía resulta tener! Que no es que yo sea ningún lince, y a lo mejor lo suyo era no hablar más de la cuenta, que en una de éstas vas a Barcelona y te roban la cartera del bolso al descuido, pero yo no veo la forma en la que me pudieran introducir semejante alijo en él sin que me percatase.


Fe de erratas

Aprovechando que estamos en plan puntilloso, quisquilloso o como se le quiera llamar, pequeño tirón de orejas adicional, pero esta vez no para el autor sino para la traductora y cualquier otro implicado en el proceso de edición que, estando en condiciones de detectar el pequeño fallo, no lo ha hecho... pues aunque tampoco es la cosa tan grave, sin duda se podía haber evitado.

* En determinado momento, Scott, el amigo de Will (nuestro Romeo particular), que es bastante dado a los símiles cinematográficos, compara a Ronnie con la chica de "Los Niños Perdidos" por su tendencia a lo gótico, aunque sea sólo en apariencia (por eso de que viste de negro y tiene un mechón violeta... así son los estadounidenses con lo de las etiquetas). No me cabe la menor duda que el título en versión original es 'The Lost Boys', que aquí se ha traducido literalmente, pero que en su versión en castellano se rebautizó como "Jóvenes Ocultos": esa mítica película del año 87, de género cómico-terrorífico, sobre una familia de Arizona que se traslada a California y termina enfrentándose a una banda de vampiros adolescentes, protagonizada por Jason Patric, Kiefer Sutherland y los dos Coreys tan de moda en los ochenta, Feldman y Haim.

Y, por cierto, que no sé hasta que punto es creíble, ya puestos, que tal título se encuentre entre las referencias de un adolescente de diecisiete años, a no ser que se trate efectivamente de un auténtico cinéfilo (aunque no me acaba de dar el tipo). Del mismo modo que se podría cuestionar la predilección de Ronnie por "El Club de los Cinco", otra típica película ochentera... excepto porque tal vez también en las televisiones por cable norteamericanas la repiten hasta la saciedad, como aquí. En cualquier caso, es posible que Sparks hiciese bien en prestar más atención a esa clase de pequeñeces, pues no se puede olvidar que, cuando uno escribe, son los personajes los que hablan y no el autor, por más que estos sean muchas veces un trasunto del mismo.

¡En fin! Lo dicho: pequeño fallo sin importancia. Pero es que, ya se sabe: el diablo está en los detalles.


¿Reflexión profunda? No abunda...

...por más que uno se vería tentado a pensar lo contrario, tratándose de un autor que se caracteriza, como ya hemos dicho, por apelar al sentimiento; aunque puede que ello tenga algo que ver con lo fina que es esa línea que separa lo sentimental de lo sentimentaloide.

* "...sabía que cuando los hijos querían hablar con sus padres -cuando tenían algo importante que contarles- era cuando realmente éstos debían preocuparse de verdad." (Pág. 185).

* "Antes de odiar algo, realmente tienes que haberlo querido mucho." (Pág. 249).


'¡Quiero ir a Juilliard!'

No, no es algo que diga yo, que ni la pandereta toco, sino una frase que muy bien podría atribuirse a las protagonistas con aspiraciones artísticas de más de una novela o película; y digo 'las' porque es fácil detectar una clara tendencia en ese sentido en tales casos, como si el arte fuese algo fundamentalmente femenino, aunque todos sabemos que de eso nada.

En "La Última Canción" Steve, el padre de Ronnie, fue durante muchos años profesor de piano en Juilliard; la propia Ronnie, pianista talentosa ella misma y hasta compositora, tiene algo así como carta blanca para solicitar su admisión en el prestigioso centro... si no fuera porque, aún un tópico más, el trauma que le supuso el divorcio de sus padres y el abandono consecuente del progenitor del hogar familiar, la llevaron a renunciar a su propio talento.

La Escuela Juilliard es un conservatorio de artes escénicas situado en Nueva York. Se la identifica informalmente simplemente como Juilliard, e instruye en danza, drama y música. Situada en la actualidad en el Lincoln Center, la escuela instruye a cerca de 800 estudiantes de pregrado y de grado. Está catalogada por el 'U.S. News & World Report' como la institución de educación superior con la tasa de aceptación más baja de los Estados Unidos (7%), seguida por el 'Curtis Institute of Music', la Universidad de Yale y la de Harvard... y supongo que de ahí precisamente le viene ese aire casi mítico y su aparición recurrente en determinados títulos que se dirigen fundametalmente a adolescentes (sin duda, los que más a menudo sueñan con ingresar en la institución).

Así, ya sea la disciplina elegida la música o la danza, o incluso el arte dramático, lo cierto es que el anterior esquema se repite en títulos como los siguientes:

* Un primer ejemplo literario es "El Cielo Está En Cualquier Lugar" de Jandy Nelson; y en este caso, además, por partida doble. Por una parte, tal era el sueño de Bailey, la difunta hermana mayor de Lennie, nuestra protagonista indiscutible, como gran aspirante a actriz que, para más inri, murió mientras ensayaba para interpretar a la Capuleto en "Romeo y Julieta" ; pero también la propia Lennie, magistral interprete de clarinete, termina descubriendo que acaso también ese es su sueño, por más que el vivir a la sombra de su efervescente y carismática hermana le hiciese pasar por alto lo evidente. Después de todo, esta novela es una excelente historia sobre la búsqueda de la propia identidad, tanto como sobre la aceptación de la muertede un ser querido y, por más que en principio suene a paradoja como decíamos en su momento, todo un canto a la vida.

* También Mia, la protagonista de "Si Decido Quedarme" de Gayle Forman (más literatura para jóvenes adultos, aunque no sólo para ellos), sueña con ir a Juilliard, y de hecho está a punto de realizar el examen de ingreso (el violoncello es su instrumento y Yo Yo Ma, que de hecho estudió en la prestigiosa escuela y al que en el mes de septiembre pasado tuvimos por estas tierras actuando en el Niemeyer, su figura de referencia) cuando tiene lugar el trágico accidente en el que pierde a toda su familia y que, sobre todo, constituye el punto clave argumental de esta novela, en el que la gran cuestión es quedarse o marcharse: vivir o morir.

En la continuación de este libro, 'Where She Went' (y, evidentemente, el simple hecho de que haya una continuación responde a la anterior duda existencial, nunca mejor dicho) descubrimos que, en efecto, Mia cumplió su sueño y fue a Juilliard, estando en camino de convertirse en una gran violoncelista. La acción se sitúa cuatro años después del accidente y de los cuatro días que la chica pasó en la unidad de cuidados intensivos, y retoma la historia desde el punto de vista de Adam, el ahora ex-novio y también músico, aunque lo suyo sea el rock y Los Ángeles.

* En el cine, uno de los mejores ejemplos de historias por y para adolescentes en los que Juilliard se convierte en tema central y meta última a pesar de la renuncia inicial y del trauma asociado es "Espera al Último Baile", con Julia Stiles: una de esas películas de baile para adolescentes en las que se incluye el habitual romance con toque racial, incluso un poquito marginal, pero que no obstante, y sin ser nada del otro mundo, es superior a la mayoría de exponentes del género. Y, sí, estoy pensando en "Step Up"...

Dato curioso: en la propia página web de la escuela se puede encontrar un blog de la oficina de admisión en el que se dedican a desmontar mitos y rumores sobre el centro. Uno de los mismos dice literalmente (bueno, traducido): "Películas como 'Espera al Último Baile', 'Step Up' o 'El Ritmo del Éxito' son una fiel representación de cómo funciona Juilliard."

Ese es el rumor, y este es el hecho, la realidad que se contrapone: "Los músicos de Juilliard no cantan o tocan sus instrumentos obsesivamente en los pasillos 24 horas al día, 7 días de la semana, nuestros bailarines no están como palillos, y no es lo habitual que alguien sufra una crisis nerviosa por tener una clase. Las películas que insinúan o que directamente dicen que Juilliard es una colosal carrera de obstáculos no deberían nunca, jamás, y bajo ninguna circunstancia, ser utilizadas a modo de guía. Los estudiantes de Juilliard son sólo eso: ¡estudiantes! La única diferencia entre estudiar aquí o hacerlo en la típica universidad con carreras de cuatro años es que nosotros nos centramos en y nos dedicamos a las artes. La idea de que somos robots programados que nunca han escuchado la palabra 'diversión" es falsa. No os dejéis engañar por esa chica de 'El Ritmo del Éxito' que desarrolla un problema de bulimia porque cree que eso la hará avanzar y destacar. La atmósfera de Juilliard NUNCA aprueba la autodestucción."


Otras obras del autor: Sparks y el cine

Sin la menor duda, el matrimonio de Nicholas Sparks con el séptimo arte es notorio y fructífero, si bien "La Última Canción" constituye un caso especial de entre todas las obras del escritor llevadas a la gran pantalla, puesto que en este caso la película precede a la novela; o, en todo caso, la historia surge originariamente como guión, hecho sin duda a la medida de la que sería su protagonista en carne y hueso puesto que, como el propio Sparks señala en su nota de agradecimientos, fue la mismísima Miley Cyrus la que propuso el nombre de Ronnie, diminutivo de Veronica.

Por cierto, y jugando a las asociaciones en más de un sentido, un Veronica (Ronnie) que a mí me recuerda a la enfermera interpretada por Taylor Schilling en la serie "Mercy"; una Taylor Schilling que precisamente interpretará el papel femenino protagonista en la versión cinematográfica de 'The Lucky One', la anterior novela de Sparks, con Zac Efron en el otro papel principal, y que en nuestro país se ha traducido como "Cuando Te Encuentre". ¿El argumento? Durante su tercera misión en Irak, el soldado estadounidense Logan Thibault encuentra la fotografía de una joven sonriente medio enterrada en la arena del desierto. En la base, nadie la reclama y él acaba guardándola. De repente Logan empieza a tener suerte: gana en las partidas de póker, sobrevive a un ataque que mata a dos de sus compañeros... De vuelta a EEUU, Logan buscará a la mujer retratada pero desde luego no se espera a la persona fuerte pero vulnerable con la que se topa en Hampton, Carolina del Norte. La atracción que siente por ella le pilla desprevenido así que acaba manteniendo la historia de la fotografía, su amuleto, un secreto. Un secreto que puede acabar destruyendo la maravillosa historia de amor que acaba de comenzar.

Más datos: esta es la tercera novela que me leo del escritor y, curiosamente (o no tanto), las otras dos también cuentan con adaptación cinematográfica, especialmente notable y popular en el caso de "El Diario de Noah" (sigo sin haberla visto) y quizá un poco menos en el de "Un Paseo Para Recordar", títulos ambos de los que ya hemos hablado con anterioridad en este blog en relativa profundidad, especialmente del último.

Otro título llevado a la gran pantalla: "Querido John", con Amanda Seyfried y Channing Tatum, otra historia de amor con jóvenes protagonistas, aunque éstos ya no sean adolescentes, en la que la guerra juega un papel importante una vez más, como en 'The Lucky One'. John Tyree es un un muchacho rebelde que vive en Carolina del Norte. Después de pasar una infancia complicada sin madre y con un padre obsesionado con la numismática decide alistarse en el ejército para poder huir de su pueblo y de su disfuncional familia. Sin embargo, en uno de los permisos que se le conceden, volverá a su ciudad natal y allí conocerá a Savannah. Ella es su completo opuesto: una brillante estudiante, pasa el verano construyendo casas para los sin techo. Los dos jóvenes se enamoran perdidamente y cuando John tiene que reincorporarse a filas deciden esperar a que él pueda licenciarse de su carrera militar para poder emprender un proyecto de vida juntos. Las visitas de John a Savannah se suceden y en ellas el amor que sienten el uno por el otro no hará más que aumentar. John conseguriá además, con la ayuda Savannah, descubrir el porqué del alejamiento de su padre y reconciliarse con él. A pesar de todo esto, algo que excede a su contro sucede: los cruentos atentados del 11 de septiembre que sumen al país en la alerta roja militar. John tendrá entonces que tomar la decisión más difícil de su vida, la de optar entre el amor a una mujer y el amor a su país... una novela en la que, por lo que he tenido ocasión de leer por ahí, el escritor repite muchos de los tópicos que siempre le han funcionado tan bien, sin que falte una vez más el recurso a la enfermedad (y sí: cancer otra vez).


Te gustará si te gustan...

- El drama y las historias románticas con protagonistas adolescentes.

- Las películas para ídem tipo "Un Sueño Para Ella", "El Príncipe y Yo" (otra vez Julia Stiles) o 'Raise Your Voice' ("Escucha Mi Voz") con Hillary Duff.

- Los amores de verano...


'Summer Nights'

Summer loving had me a blast

Summer loving happened so fast

I met a girl crazy for me

Met a boy cute as can be

Summer days drifting away to oh oh the summer nights

Así lo cantaban John Travolta y Olivia Newton-John (Danny Succo y Sandy Olson) en esa mítica película musical que es sin duda "Grease"... aunque la suya era la historia de lo que sucedía después de ese mágico verano, cuando llegaba el momento de enfrentarse a las consecuencias de fingir ser lo que no eres. Y es que, que duda cabe, algo especial tienen esos amores de verano, acaso porque en su mayoría están destinados a no durar y ser flor de una estación y, por lo mismo, a ser vividos con mucha mayor intensidad; y probablemente de ahí su interés como tema en tantas historias literarias o cinematográficas.

* O ambas cosas, por supuesto, como en esa "Uno Para Todas" que antes de ser rebautizada en la pantalla con tal título (al menos en nuestro país) fue la conocida novela para adolescentes "Verano en Vaqueros": la historia de cuatro amigas inseparables, Carmen, Lena, Bridget y Tibby, que antes de salir de vacaciones deciden que van a compartir un pantalón vaquero que les sienta genial a todas, y que se lo irán pasando durante el verano. Carmen se va a casa de su padre; Lena, a casa de sus abuelos en Grecia; Bridget, a un campamento de fútbol, y Tibby va a trabajar en un supermercado. Cada una va a tener mucho que contar al resto de amigas, porque va a ser un verano muy especial... ¡y muy romántico!

Personalmente, sólo he visto la película (y sólo la primera, pues creo que hay dos, del mismo modo que cuatro son los veranos literarios imaginados por Ann Brashares), una historia muy amena que en realidad son cuatro y en la que destaca especialmente el elenco protagonista: América Ferrera (alias Betty Suárez), Alexis Bledel (alias Rory Gilmore), Blake Lively (alias Serena van der Woodsen) y Amber Tamblyn (alias Joan Girardi... o de Arcadia). Y si queréis saber cual de las cuatro (historias y personajes) es mi favorita, sólo diré que desde entonces me muero de ganas de pasar unas vacaciones en Grecia.

* De la novela "Coser y Cantar" de Whitney Otto surge también una película de amores y verano, aunque su tema fundamental sea la amistad femenina y las relaciones intergeneracionales: "Donde Reside el Amor", con Winona Ryder como protagonista. A punto de casarse, Finn pasa su último verano de soltera en una pequeña ciudad de California, en compañía de sus dos abuelas y de otras seis mujeres con las que se reúnen para coser todas las semanas. Cosen quilts, que son colchas, tapices o edredones confeccionados con viejos retales e, inevitablemente, mientras van dando puntadas surgen de modo espontáneo los recuerdos que habían quedado prendidos de esos jirones multicolores. Cada mujer tiene su historia; cada retal es un fragmento, una ilusión, un sueño olvidado, un instante de felicidad, un deseo.

* Una historia más contemporánea, por su condición de novedad literaria, de la que hablábamos no hace mucho es "Siempre Estarás Tú" de Francesco Gungui. Historia con reminiscencias de Moccia que, según parece indicar la sinopsis, es la verdadera quintaesencia del típico amor de verano adolescente. Se acerca el verano y Alice tiene planes hechos: ir con sus amigas a Cerdeña, en plan independiente, y librarse por fin de los veranos con sus padres en un camping. Sin embargo, la única condición que tiene impuesta para poder viajar con sus amigas es pasar de curso. Y no es lo que sucede. Alice debe repetir, no solo el curso de instituto, sino otro de los veranos familiares en Salento. De esta manera comienza lo que para ella es otro verano más, carente de emoción y de nuevas experiencias. Pero a veces las cosas cambian. A veces sucede algo que trastoca tus planes. Ese algo es Daniele, un chico rasta que conoce en el camping. Con él, se sumerge en un nuevo ambiente, donde conoce a la excéntrica Mary, a la famosa Martina o al divertido Roby. Al parecer, no será un verano más...

Así pues, que mejor forma de terminar este post que dándole la vuelta a la famosa sentencia de los Stark (ya que lo mío es irme por las ramas, genial la adaptación de "Juego de Tronos" de HBO): 'Se acerca el verano...'

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Proximamente: "Mentirosa", de Justin Larbalestier.

3 comentarios:

  1. Ofrezco mis disculpas previas por el exceso de palabras y/o bilis a continuación.

    Hace unos meses y sin tener ninguna información previa y habiendo borrado a este escritor de lo más profundo de mi superficial memoria estaba revisando una lista de carátulas y películas y me llamó la atención la aquí comentada. Recuerdo que al toparme con ella pensé "caramba que titulo y portada mas apropiados para un guión de aquel tío tan cansino... como era... Sparks?" Se me cayó el alma a los pies cuando comprobé que mis peores temores eran ciertos y que incluso habían dado el protagonismo a esa pequeña harpía.

    Lei hace unos 6/8 años tres obras del autor. Sí, porque todos somos jóvenes e indocumentados en algún fugaz pasaje de nuestras vidas, surgen tentaciones y debilidades, momentos en que uno no se plantea mucho lo que hace. El Cuaderno de Noah fue la cinta que me llevó al escritor tras sorprenderme muy gratamente (de hecho resultó ser de lejos lo más digno que ha tocado) así que decidí buscar alguna otra novela, Mensaje en una Botella no podría ser más infumable, pretende ser tan romántica y tragica a la vez que chirría por donde quiera que se mire. La adaptación al cine con Kevin Costner y Robin Wright es de una ñoñez, pesadez y sensiblería tan cutre que tira para atrás. Pero como a cualquiera se le permite un patinazo y no hay dos sin tres me atreví con El Guardián, otro buen tocho en el que el autor pretendía adentrarse en el thriller e incluso creo recordar que en una gran despliegue de medios los protagonistas tenían relaciones sexuales explicitas con la luz encendida... en buena hora! semejante bulto sospechoso no servía ni para forrar una cojeante mesa, siempre es lo mismo: personajes planos, tipicos y mojigatos a rabiar, tragedia previa o enfermedad reciente, actual o futura, cursilería fina, lágrima fácil... ahora leo en wikipedia que años mas tarde ya es oficialmente un guión, el todopoderoso nos pille confesados. Y porque me va la marcha también recuerdo haber visto Un Paseo Para Recordar, con un par.

    Debería estar prohibido cortar un arbol para hacer papel en el cual se vaya a editar una palabra de Nicholas Sparks. Y ahí le tienen, triunfando como la Coca Cola.

    Que quieres que te diga, está comprobado que algunos no podemos salir del negro oscuro.

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  2. Casi me están entrando ganas de bajar al kiosco a ver si siguen cambiando novelas Harlequín y cómics variados a cambio de un duro.

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  3. ^.^ Creo notar cierta crispación... ¡casi estoy por disculparme por sacar el tema! :D

    Nada, lo dicho: hay gustos para todos, y para todos tiene que haber algo... y ya veo que no soy la única que se explaya. Haces bien, que es muy terapeútico.

    Por mi parte tengo que decir que películas como 'Mensaje en la Botella' son las típicas que ni he visto ni veré, pues como ya sé que no me van a gustar, directamente las evito. :)

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