Título original: "Stenhuggaren"
Autora: Camilla Läckberg.
Editorial: Maeva.
Año: 2005 (2009, de la edición en español).
Páginas: 477.
Género: Novela negra.
Frase promocional: "Tras el éxito de 'La princesa de hielo' y 'Los gritos del pasado', la reina escandinava de la novela negra vuelve con el tercer caso de Erica y Patrik."
Sinopsis:
Fjällbacka, época actual. La escritora Erica Falck y su pareja, el detective Patrik Hedström, acaban de tener una hija, pero a pesar de la alegría que trae la pequeña al hogar, la pareja debe hacer frente a toda una serie de nuevas preocupaciones. La niña llora mucho, su madre sufre una depresión posparto y Patrik está constantemente cansado. Afortudanadamente, Erica encuentra mucho apoyo en Charlotte, madre de Sara, una niña de siete años, pero entonces se produce un terrible drama: un pescador halla el cadáver de la pequeña en el mar.
Al principio, todo apunta a que se trata de un accidente, sin embargo la autopsia revela que la niña fue ahogada en una bañera antes de ser arrojada al mar... La abuela de la víctima acusa inmediatamente a Kaj, un vecino malhumorado con el que la familia mantiene un grave enfrentamiento desde hace años. Cuando a los pocos días otro niño es atacado, el pánico cunde en la pequeña población de Fjällbacka y Patrik, muy afectado por este caso que parece complicarse por momentos, llega incluso a temer por la seguridad de su propia hija.
Strömbad, 1923. La joven y bella Agnes, hija de un rico empresario, se encapricha de Anders, uno de los trabajadores de su padre, y se queda embarazada, lo que da lugar a una serie de acontecimientos terribles y dramáticos cuyas consecuencias se arrastran hasta el presente.
Tan sólo gracias a su gran constancia, el infatigable detective Patrik logra finalmente establecer los lazos entre esa trágica historia de conflictos familiares del pasado y el crimen ocurrido en la actualidad.
Puntuación: 3/5.
Reconozco que mi interés inicial por esta novela nace de la simple curiosidad: la de querer comprobar hasta que punto el éxito de Camilla Läckberg es producto del marketing y, sobre todo, porque sus libros se han convertido en la sensación literaria de los últimos tiempos, más aún teniendo en cuenta que éste, que es el tercero de la serie, fue publicado originalmente en el 2009. Y es que, efectivamente, estas Navidades he visto sus títulos en muchos escaparates y he oído a más de una persona comentar que se estaba leyendo algo de ella; así que es lógico preguntarse: ¿de dónde le viene la etiqueta de reina del suspense? Y, sobre todo: ¿es merecida?
La verdad es que no tengo una respuesta clara y rotunda. Y es que son tantos los autores que se dedican a cultivar el género que, en mi opinión, resulta muy difícil encontrar esa diferencia, más grande o más pequeña, que eleve a alguno por encima del resto.
Es cierto que esta novela es una buena muestra del género: entretiene, mantiene el interés de la trama y está narrada con un estilo directo y sencillo que la convierte en una lectura amena y asequible para todo tipo de público; y si bien el final no es del todo imprevisible, a la autora se le da bastante bien lo de jugar al despiste, ofreciendo toda una galería de sospechosos seguros y culpables factibles.
En mi opinión, su principal baza es la de su ambientación en una ciudad pequeña de provincias a la que fácilmente se le puede poner el calificativo de pueblecito, lo que justifica por otra parte el peso de la perspectiva humanista y psicológica sobre la más científica y grandiosa: nada de grandes despliegues a lo FBI o CSI (o sus equivalentes según el caso) o complicadas tramas de droga, prostitución o terrorismo internacional. Simplemente, el lado más oscuro de la naturaleza humana en todo su sombrío esplendor, pues no por nada se dice que Läckberg está especialmente interesada en los motivos que empujan a una persona a cometer un asesinato, lo que la lleva a indagar en el potencial asesino que se esconde dentro de todos nosotros.
El hilo central de la trama se entreteje con otros secundarios alusivos a algunos de los grandes males de nuestros tiempos, como la pederastia o la violencia de género, en algo más que un simple jugar al despiste, demostrando precisamente que los grandes delitos no son sólo cosa de las grandes ciudades. Y, sin embargo, hay algunas cosas en la sinopsis que se nos ofrece en la contraportada que no son del todo ciertas; pues si bien el pasado juega en efecto un papel clave y deteminista en los sucesos del presente, diremos sin ánimo de chafar argumentos que, en realidad, eso es algo que sólo el lector acabará comprendiendo. Del mismo modo que, por otra parte, resulta quizá excesivo hablar de una pareja protagonista: o, en todo caso, tal vez la equivocada fui yo al deducir de ese término que Erika tenía algún papel en la investigación, al estilo de los Pitt de Anne Perry a los que ya se hizo referencia en una entrada anterior ("El Brillo de la Seda").
En todo caso, y sin entrar en más detalles, lo que desde luego se puede decir tras leer "Las Hijas del Frío" es que, como en la Biblia, el origen del mal está en una mujer...
El Síndrome de Asperger... y otros trastornos de conducta como el DAMP (Déficit de Atención, control Motor y Percepción) o el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) están también presentes en esta novela, contribuyendo a resaltar la vertiente psicológica predominante en las historias de Läckberg, a la vez que sirven para reforzar el impacto de ciertos comportamientos (in)humanos de algunos personajes que no tienen la excusa o justificación de una biología alterada.
Especialmente interesante resulta, por la propia naturaleza del síndrome, la introducción de un personaje afectado por Asperger, un trastorno relacionado con el autismo cuyos afectados suelen presentar elevados niveles de cociente intelectual e incluso habilidades especiales en áreas de interés restringidas (la informática en el caso del personaje de la novela) y que se manifiesta principalmente en severas difultades para la interacción social y la comunicación.
Las personas con síndrome de Asperger no son empáticas, padecen de 'ceguera emocional' y suelen ser incapaces de interpretar gestos y expresiones faciales, así como de cmprender el lenguaje figurado y los dobles sentidos, lo que da una idea de la complejidad en la comunicación con ellos. Estas circunstancias conllevan numerosos problemas durante la infancia y la vida adulta.
Para muestra, un botón: Cuando una maestra pregunta a un niño con Asperger que ha olvidado su trabajo escolar '¿Qué pasa, tu perro se comió tu tarea?', el niño con Asperger permanecerá silencioso tratando de decidir si debe explicar a su maestra que él no tiene perro y que además los perros no comen papel. Esto es, el niño no comprende el sentido figurado de la pregunta o no puede inferir lo que la maestra quiere decir a partir de su tono de voz, postura o expresión facial. Ante tanta perplejidad, el niño podría responder con una frase totalmente sin relación a lo que se está hablando (como por ejemplo, '¿Sabe que mi padre se ha comprado un ordenador nuevo?'). Ante esto, y la falta de detección del síndrome de Asperger, erróneamente la maestra podría concluir que el niño es arrogante, insubordinado o 'raro'.
Läckberg no es la primera autora que se siente atraída por las múltiples posibilidades que ofrece este trastorno, que también ha sido abordado de forma interesante en la pantalla grande y pequeña. De hecho, la Lisbeth Salander de Millennium sufre del síndrome, al igual que el protagonista principal de "El Curioso Incidente del Perro a Medianoche" de Mark Haddon.
En el cine hay, en efecto, varios ejemplos, como "Mi Nombre es Khan" o "Ben X" (película esta última que se centra en el tema del bullying que los adolescentes que sufren de esta enfermedad suelen padecer); pero quizá el ejemplo más gráfico y conocido sea el que se muestra en "Adam", protagonizada por Hugh Dancy, que más que comedia romántica es drama, como no puede ser de otra forma, pues si ya el amor es difícil de por sí y los problemas de comunicación un mal frecuente entre las llamadas parejas normales, que no sucederá cuando se sufre de Asperger.
En la televisión, hay más ejemplos del trastorno de los que uno pueda pensar a simple vista:
En la televisión, hay más ejemplos del trastorno de los que uno pueda pensar a simple vista:
* En 'Big Band Theory', Sheldon Cooper, cuya incapacidad para relacionarse con personas ajenas a su círculo de intereses conduce a situaciones hilarantes cada dos por tres; aunque los guionistas de la serie se muestran reacios a que se relacione al personaje con el síndrome y alegan que él simplemente es así.
* En 'Bones', la Dra. Brennan, a la que tan difícil le resulta comprender todo tipo de bromas y que les quita lo gracioso al dar una explicación científica de cualquier comentario superficial.
* En 'CSI: Las Vegas', el mítico Grissom. El síndrome se refleja en su gusto por la entomología y las ciencias naturales, además de su dificultad para entender algunas alusiones a películas, programas de TV y frases de la cultura popular por parte de su equipo.
Y ni siquiera en el manga japonés falta algún caso, como el de Sai en "Naruto"...
Te gustará si te gusta: La novela negra en la que predomina lo psicológico sobre la acción.
Otras obras de la autora: Como ya se ha mencionado, esta es la tercera novela de la serie de género negro protagonizada por Erica y Patrik, que alcanza un total de ocho títulos hasta la fecha de los cuales sé con certeza que están disponibles en España los cuatro primeros: "La Princesa de Hielo", "Los Gritos del Pasado", "Las Hijas del Frío" y "Crimen en Directo", éste último centrado en el tema de los 'reality-shows'. Todos ellos, por supuesto, ambientados en la ciudad costera de Fjällbacka.
Escritores llegados del frío. Para terminar este comentario, y por no perder la costumbre de las referencias literarias (pues al fin y al cabo este blog va de eso, aunque en el proceso se hable también de cómics, cine, televisión, pintura y temas varios), ahí van un par de ejemplos de que la literatura nórdica también tiene cosas interesantes que aportar, por más que sea, a priori, una sección poco visitada en la biblioteca (¡doy fe!). Todos ellos suecos como Läckberg, para más señas.
* El omnipresente Stieg Larsson con su famosísima serie "Millennium": mucho marketing, en mi opinión, pues aunque no es una mala historia (hablo del primer libro, el único que yo me he leído) tampoco le encuentro nada del otro mundo ni que la haga destacar por encima de la media.
* John Ajvide Lindqvist. Hablamos ahora de novela de terror, cuyo ejemplo más conocido (gracias a sus adaptaciones cinematográficas, principalmente) es la genial "Déjame Entrar", un interesante giro en las historias de vampiros. Un dato curioso: en varias entrevistas ha afirmado que tomó el nombre de la novela de la canción de Morrissey 'Let the Right One Slip In', siendo como es gran fan del cantante. En barbecho tengo su "Descansa en Paz", esta vez con los zombies como protagonistas.
* Más novela negra, realmente inquietante: "El Hipnotista" de Lars Kepler, que en realidad es la primera obra bajo pseudónimo de un matrimonio sueco de escritores (Alexander Ahndoril y Alexandra Coelho Ahndoril) y que tiene ese elemento diferencial que, esta vez sí, la hace destacar fácilmente por encima del resto.
* Y, como en la variedad está el gusto, no podíamos dejar de mencionar a un destacado autor de novela histórica como es Jan Guillou; y, en especial, su 'Trilogía de las Cruzadas' en la que se siguen con interés las aventuras de Arn Magnusson como templario y en cuyas páginas aparecen personajes tan míticos como Ivanhoe o Balian de Ivelin.
P.D (Tonterías, las justas): Voy a hacer un grupo en Facebook que se llame 'Madres que dejan a sus hijos dormidos en el cochecito fuera de casa (conscientemente)'. ¿Eso es algo normal en Suecia?
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Proximamente: "La Declaración", de Gemma Malley.
Muy buen post...
ResponderEliminarYo destacaría también la excelente portada de ALEJANDRO COLUCCI (para mí, hoy por hoy, el mejor) y te añado otro Asperger televisivo: el Mateo del Doctor Mateo, donde hablan mucho y muy acertadamente de este síndrome.
Ya ves que por aquí te sigo leyendo, jeje.
De acuerdo con las dos cosas... De hecho, Mateo fue uno de los que se me quedó en el tintero.
ResponderEliminarY, por cierto, debes de ser de los pocos que leen, pero se agradece.