Título: "El Pasaje"
Título original: "The Passage".
Autor: Justin Cronin.
Editorial: Umbriel.
Año: 2010.
Páginas: 1.085.
Género: Terror ("thriller sobrenatural").
Frase promocional: "Lee este libro y el mundo cotidiano desaparecerá." Stephen King.
Sinopsis: En lo más profundo de la jungla, un científico, al frente de una expedición, descubre una sustancia milagrosa que tal vez permita acabar con la mayoría de las enfermedades. Al menos, eso es lo que él cree. Se equivoca. Ningún ser humano sale vivo de la expedición. Los que sobreviven ya no son seres humanos.
En unas instalaciones ultrasecretas del gobierno norteamericano un fallo de seguridad permite que escapen unos monstruosos seres que habían sido objeto de un experimento militar escalofriante. En un período de tiempo increíblemente corto, desatan el caos y la destrucción a su paso.
No muy lejos de allí, Amy, una niña huérfana de apenas seis años de edad, inicia un viaje lleno de peligros. Amy es una niña muy especial: eso lo saben los virales sedientos de sangre que la persiguen, y también lo saben los que han ordenado al agente del FBI Brad Wolgast que la localice a toda costa.
Pero Wolgast decide proteger a Amy. Intuye que en ella está la clave para detener el horror que se ha apoderado del planeta. Mientras la Tierra se acerca a su propio fin, Amy y Wolgast inician su peculiar odisea, a través de un mundo transformado por los sueños más oscuros del hombre, esperando ese momento en que ella pueda poner fin a lo que nunca debió haber ocurrido.
El multipremiado Justin Cronin nos ofrece con "El Pasaje" una formidable aventura llena de suspense y una épica de la resistencia humana ante la madre de todas las catástrofes.
Puntuación: 4/5.
Una aventura tan formidable, en efecto, que lo que en la contraportada se nos promete (y se nos da con creces) es sólo el principio; y del mismo modo que "El Pasaje" constituye sólo la primera y magnífica parte de una trilogía, la historia de Wolgast y Amy abarca apenas un tercio de la considerable extensión de esta novela que, sin embargo, en ningún caso se hace ni larga ni pesada. Y es que si algo resulta destacable precisamente en esta obra es su estructura y su planteamiento a la hora de abordar temas que, por otra parte, ya han sido tratados con anterioridad por todo tipo de autores, y que podrían englobarse bajo el título de 'historias postapocalípticas': o de como la Humanidad (con mayúsculas) o los supervivientes (con minúscula por su individualidad) se enfrentan a un mundo asolado en el que todo cambia de manera brusca y radical, y a menudo terrorífica, y donde nada es fácil, como nunca lo es empezar de cero y encontrar esperanza donde no siempre la hay.
Y, así, aunque muchas de las cosas que Cronin nos cuenta no son nuevas, hay algo en su estilo y en su perfecta combinación de acción y sentimiento que dota al conjunto de un tono ameno y que invita a una lectura casi compulsiva, si bien no apta para todos los públicos, pues la primera parte de "El Pasaje" resulta ciertamente escalofriante en su devenir por la inminencia e inevitabilidad del rumbo que los acontecimientos están llamados a tomar en una historia de este tipo. Cierto es que lo del experimento científico-militar que sale mal suena ya a cosa leída, vista o sabida; pero no por ello la historia pierde su capacidad para el escalofrío, al menos en mi caso: probablemente porque, por más que una sea consciente de que sólo se trata de ficción, el hecho de que el causante de la catástrofe sea el hombre jugando a ser Dios tiene mayores visos de realidad que cualquier invasión alienígena al uso.
Y, no obstante, hay algunos elementos en esta novela a los que bien pudiera aplicárseles ese calificativo (el de alienígenas) aunque sólo sea por su carácter totalmente ajeno, inexplicable y sobrenatural. Claro ejemplo de esto último es el personaje de Amy: una niña huérfana de seis años que, incluso antes de convertirse en el 'sujeto trece', demuestra unos comportamientos y percepción ciertamente curiosos, magníficamente retratados por el autor en el capítulo 6, en el que una inocente visita al zoo acaba convirtiéndose en un fenómeno a lo 'Expediente X' (serie que, por cierto, aparece mencionada en las primeras páginas de este libro) perfecto preludio del principio del fin.
Así pues que nadie se sorprenda si, a pesar de que la historia avanza 90 años en el tiempo después de esa apocalíptica primera parte, Amy sigue siendo un personaje clave para entender el transcurrir de los acontecimientos y, aún más, para hacerlos posibles. Pues, en efecto, el resto de la novela se sitúa en el año 92 d.V. (¿después del Virus?) y siguientes: un tiempo en el que el autor recrea magistralmente la vida de los supervivientes a la catástrofe en la llamada 'Colonia'. Una catástrofe que, en realidad, aún no ha tocado a su fin, el cual sólo parece posible cuando sea la propia raza humana la que se extinga, puesto que el mundo sigue infectado de virales ansiosos por alimentarse, y en la que el mejor arma que los hombres tienen para defenderse son las luces; unas luces que, indefetiblamente, acabarán por fallar en un futuro más o menos lejano, puesto que con el tiempo las máquinas se estropean y fallan y los recursos escasean.
A partir de este punto, lo que el lector se encontrará es una magnífica historia de adaptación al medio, pura supervivencia y acción a raudales, especialmente desde el momento en que Amy vuelve a entrar en escena. Todo ello combinado con un exquisito tratamiento de los personajes, dotados de una personalidad propia y característica en la que veremos como la individualidad se convierte en un elemento clave para entender toda la historia, incluso, y de manera fundamental, desde el punto de vista de los "malos de la película".
Peter, Hollis, Michael, Sarah, Theo, Alicia, Mausami y Caleb se convierten página tras página en los típicos "héroes cotidianos" propios de esta clase de aventuras, seres humanos diferenciados con motivos distintos para seguir viviendo que, impulsados por los acontecimientos tanto como por la necesidad de encontrar una esperanza para sí mismos tanto como para el resto, emprenderán un emocionante periplo por el mundo postapocalíptico de "El Pasaje". El marco perfecto para que descubramos de la mano de Cronin las diferentes formas que la gente tiene de enfrentarse a la realidad cuando de sobrevivir se trata; porque, por supuesto, 'La Colonia' no es el último reducto de la Humanidad o, en todo caso, de los habitantes de los Estados Unidos. Y es que esa es, precisamente, una de las muchas incertidumbres a las que el lector se enfrenta junto con los personajes: ¿se ha extendido el virus a todo el mundo, o los esfuerzos inicales por circunscribirlo a su fuente de origen y evitar el contagio más allá del continente americano tuvieron éxito?
Como no podía ser de otro modo en esta clase de historias, el autor nos ofrece en todo momento un atisbo de esperanza: a largo plazo, con las referencias a documentos contemporáneos de la trama que se revelan en una Conferencia Global sobre el Período de Cuarentena en Norteamérica celebrada en 1003 d.V., pero también a corto plazo en el desenlace de esta parte de la crónica, donde se descubren puntos fundamentales de la concepción postapocalíptica de Cronin que abren nuevas posibilidades para los personajes en el futuro. Por no mencionar, como no podía ser menos, un final que es un auténtico 'cliffhanger', totalmente propio de un cierre de temporada de la serie televisiva del momento.
¿Vampiros postapocalípticos?
Como tales describía 'The Guardian" a los virales (también llamados 'pitillos' por los personajes de la novela), esos escalofriantes seres que, a su modo omnipresente, se erigen en protagonistas últimos de "El Pasaje". Desde luego, no faltan motivos para endosarles semejante título, si bien estos son, en efecto, unos bebedores de sangre dignos de protagonizar pesadillas, totalmente opuestos a lo que se ha convertido en habitual en el género no sólo en los últimos tiempos, sino de forma tradicional en la literatura, puesto que hasta Drácula ha sido siempre un personaje sensual y fascinante.
De hecho, ese paralelismo se hace evidente en la propia novela a través de una mágica proyección del "Drácula" de Tod Browning, sin duda una de las versiones más clásicas del personaje, que para los protagonistas se antoja algo parecido a una película didáctica. En efecto, dejando a un lado el hecho de que nuestros vampiros particulares no le hacen ascos al ajo (al contrario), su sensibilidad a la luz los convierte en los perfectos moradores de la noche, y su necesidad de alimentarse en una escalofriante encarnación de los míticos bebedores de sangre. Existe, además, una cierta capacidad de influir en el inconsciente de las personas a través de los sueños que resulta comparable a sus poderes de sugestión; elemento onírico este que constituye una de esas incógnitas apenas explicadas que contribuyen a mantener el interés y avivan la curiosidad del lector, a la par que lo identifican con los personajes en su paulatino descubrimiento de lo que en realidad está sucediendo en el mundo.
Por otra parte, los virales no vuelan, aunque casi podría parecer que lo hacen: veloces y ágiles más allá de lo imaginable, es frecuente que se desplacen de árbol en árbol y cuando atacan, sólo existe una oportunidad de acabar con ellos o estás muerto. Y, de forma similar a la estaca en el corazón de los vampiros clásicos, también los virales tienen un punto débil: el timo, una glándula situada en la cavidad torácica, detrás del esternón y que influye en la respuesta defenso-inmunitaria de nuestro organismo pero también en el crecimiento y desarrollo del individuo, hasta el punto que se dice que cuando esta glándula está activa el organismo no envejece... lo cual, por supuesto, explicaría también la longevidad (sino inmortalidad) de estos seres.
En cuanto al contagio, una característica interesante en la novela es su carácter selectivo: aparentemente, sólo uno de cada diez afectados se convierte en un nuevo viral, mientras que el resto simplemente son asesinados para servir de alimento. Los motivos de tal selección también se mantienen parciamente en la sombra, si bien constituyen uno más de los recursos que Cronin utiliza para humanizar a sus monstruos... del mismo modo que, por cuestión de supervivencia, aunque también con un poco de ayuda de una inexplicable sugestión, descubriremos que también algunos humanos se comportan como monstruos. Y así lo anuncia el ejemplar de "Donde Viven los Monstruos" que Alicia encuentra en una vieja caja y el fragmento del mismo que Peter lee (pág. 424):
"Y cuando llegó al lugar donde viven los monstruos, lanzaron sus horribles rugidos, rechinaron sus terribles dientes y pusieron en blanco sus terribles ojos, y exhibieron sus terribles garras hasta que Max dijo: "¡Quietos!", y los domó con el truco mágico de clavar la vista en sus ojos amarillos sin parpadear ni una sola vez, y se asustaron y le llamaron el ser más monstruoso de todos..."
Escenas-Sensaciones.
* Preludio del escalofrío: los murciélagos (pág. 43).
* Rendirse en la lucha: Carl y Martha (pág. 337).
* Tristeza de lo inevitable: una lluvia de cenizas de almas (pág. 357).
* Vivir y morir con dignidad, a pesar de todo: cavar tu propia tumba (pág. 994).
Citas:
* "... nunca olvidaré sus ojos. Eran los ojos de una persona convencida de que iba a morir. Cuando miras así, no eres ni joven ni viejo, blanco o negro, ni siquiera hombre o mujer. Nada de eso importa ya." (Pág. 372).
* "Un hijo no era una idea, aunque el amor sí. Un hijo era una realidad. Era un ser provisto de mente y naturaleza, y podías sentir al respecto lo que te diera la gana, pero al niño le daba igual. Sólo por existir, exigía que creyeses en el futuro. El futuro en el que gatearía, andaría y viviría. Un hijo era un fragmento de tiempo. Era una promesa que hacías y el mundo te devolvía. Un hijo era el trato más antiguo posible, seguir viviendo." (Pág. 624).
El autor y su obra.
Justin Cronin es uno más de esos autores desconocidos en el mercado literario español, a pesar de haber hecho méritos para lo contrario desde su primera novela, "Mary and O'Neil", por la que obtuvo los premios PEN/Hemingway Award y Stephen Crane. La historia de amor de dos jóvenes profesores narrada a través de ocho relatos protagonizados tanto por ellos como por otras de las personas con las que conviven, componiendo un hermoso fresco dedicado, en el fondo, a lo poco común de las vidas más comunes.
Su segunda novela, "The Summer Guest", fue también muy elogiada por crítica y público, e igualmente se trata de una historia de tono intimista que se centra en las relaciones familiares y el tema de la infidelidad y las debilidades y grandezas de los diferentes protagonistas, expuestos desde sus propios y alternos puntos de vista. Temas que, en realidad, Cronin sigue tratando en su tercera novela, por más que en esta destaque la novedad de los elementos sobrenaturales, pudiendo considerarse como su primera incursión en la literatura 'de género'.
En cuanto a "El Pasaje", como ya se ha mencionado, se trata de la primera parte de una trilogía en la que el autor sigue trabajando, estando prevista la segunda para 2012 con el título de 'The Twelve', y la tercera ('City Of Mirrors') para 2014; o, dicho de otra forma: hay que tener paciencia para conocer el desenlace de esta historia y descubrir los secretos que en ella se encierran.
Resulta interesante conocer algo más sobre la concepción de esta obra por parte de su autor y la anécdota que dio origen a la trama: una simple pregunta que una hija le hace a su padre mientras dan un paseo en bicicleta. '¿Por qué no escribes sobre una niña que salva el mundo?' Y, sin embargo, al mismo tiempo el autor reconoce que este libro nace de algo que nunca hace: prohibirle a su hija que lea un libro, puesto que la primera versión era una novela gótica de vampiros en absoluto apta para que la leyera una niña de su edad... En su versión definitiva, los virales de Cronin siguen siendo material apto para pesadillas, que se apoyan, sin embargo, en una pregunta básica de tintes casi metafísicos: en palabras del autor, "Quién soy yo? ¿Qué pierdes siendo inmortal? ¿Cuán importante es para un humano su mortalidad?"
Porque a Cronin no le interesa la magia de los vampiros, solo los elementos más terrenales: “Por ejemplo, que no vean su reflejo en un espejo no es más que ese instante que todos vivimos en el que no te reconoces. Cuando dices asustado ¿quién es ese que me está mirando?"(...) “Lo atractivo de mis vampiros no es que sean inmortales, que se alimenten de sangre o que hayan sustituido la capa por su desnudez. Es que en su transformación no recuerdan quienes son, pero sienten una terrible nostalgia."
Te gustará si te gusta... Libros como "Apocalipsis" de Stephen King (al que volveremos a hacer referencia en breve), pero también series de televisión como 'The Walking Dead'. En efecto, "El Pasaje" es una de esas novelas que uno se imagina fácilmente proyectadas sobre una pantalla más o menos grande e interpretada por personas de carne y hueso, tan llenas de acción están sus páginas como de vida sus personajes. Así pues, no sorprende descubrir que la historia será llevada al cine por el mismísimo Ridley Scott...
Ciertamente, su lectura te traerá a la mente historias cinematográficas propias del género: las de grandes catástrofes provocadas por virus y supervivientes que huyen o luchan contra infectados de una clase u otra, más aún ahora que los zombis parecen estar tan de moda. Desde luego, en sus páginas iniciales llegué a pasarlo tan mal como viendo "28 Días Después"; la inevitabilidad de la transfomación produce el mismo poso de amargura y las mismas reacciones que en los protagonistas de "Infectados", porque al final el afán de supervivencia siempre se impone; los aspectos oníricos y los fenómenos difíciles de explicar tienen, incluso, un cierto tono a lo "Perdidos (Lost)" y el obligado retorno a un paradójico mundo pre-industrial que no lo es del todo evoca vagamente a los personajes de "El Incidente" en su huida hacia una seguridad que no existe.
Otros mundos postapocalípticos literarios.
Decía el 'Entertaining Weekly' de "El Pasaje" que es un viaje a medio camino entre "Apocalipsis" de Stephen King y "La Carretera" de Cormac McCarthy, y ciertamente, ambas obras constituyen dos buenos ejemplos de mundos postapocalípticos con claros paralelismos entre sí y con la novela de Cronin, fundamentalmente por su temática principal, pues las diferencias en la narrativa de cada uno de estos grandes autores son sin duda evidentes. Pero, por supuesto, hay muchas otras historias de temática similar, tantas que sería imposibles mencionarlas todas y por ello habremos de contentarnos con una selección limitada.
* Como no podía ser de otra forma, empezaremos con "Apocalipsis" de Stephen King: una novela y un autor con la que "El Pasaje" y Cronin comparten algo más que la temática, pues existe una cierta similitud en el uso que ambos escritores hacen de los elementos sobrenaturales inexplicables, así como en su forma de construir personajes que encarnan a la perfección la figura del 'héroe cotidiano', centrándose a menudo en sus debilidades y logrando que éstas se conviertan en fortaleza. En este caso, la historia cuenta cómo un virus gripal, creado artificialmente como posible arma bacteriológica, se extiende por Estados Unidos y provoca la muerte de millones de personas. Los supervivientes tienen sueños comunes, en los que aparece una anciana y un hombre joven. La mujer anciana los incita a viajar a Nebraska para combatir a Randall Flagg, un abominable personaje que encarna las fuerzas del mal y posee un arsenal nuclear.
* "La Carretera", de Cormac McCarthy se centra en la lucha por la supervivencia de un padre y su hijo que se encaminan hacia el sur huyendo del frío que como una maldición se extiende por toda la tierra, siguiendo una carretera abandonada que atraviesa paisajes calcinados. Una carretera que en el fondo no es más que un vestigio de lo que la vida fue antes de la hecatombe y que se convierte en un símbolo muy apropiado para representar nuestra civilización, pero que ahora se encuentra cubierta de una ceniza espesa que tapa el sol, los restos de una catástrofe de naturaleza incierta para el lector, pero que sin duda parece relacionada con un mal uso de la energía nuclear. Una carretera recorrida por hordas de hombres hambrientos que no dudan en matar (y comerse) a cualquier infeliz que se cruce en su camino, poniendo de evidencia las diferentes formas que el hombre tiene de enfrentarse a su suerte y la crueldad a la que a veces conduce la necesidad de sobrevivir.
* Otra de modernos vampiros de pesadilla, también primera parte de una trilogía, es "Nocturna" de Guillermo del Toro y Chuck Hogan. Un Boeing 777 aterriza en Nueva York procedente de Berlín. Se detiene inerte en la pista de aterrizaje y su interior está lleno de cadáveres pálidos. Un extraño ataúd lleno de tierra es hallado en el departamento de equipaje. Así se produce la llegada de Jusef Sardu, un vampiro conocido como "El Amo", a los Estados Unidos. El Dr. Ephraim Goodweather, del CDC (Centro de Control de Enfermedades), investiga lo que a primera vista parece ser un virus que causó la muerte de los pasajeros del avión. Sin embargo, en este caso no hay virus, sino que a medida que su investigación continúa, y Goodweather contacta con Abraham Setrakian, un viejo prestamista que parece saber mucho sobre este "virus", descubrimos que, en realidad, podría tratarse de una plaga de vampiros.
* Un clásico que a mí me resulta igualmente apasionante, aunque quizá menos inquietante por la naturaleza de la amenaza contra la humanidad es "El Día de los Trífidos", de John Wyndham, cuyo inicio con el despertar en el hospital del protagonista me recuerda poderosamente al inicio de 'The Walking Dead' de la que antes hablábamos (o a la inversa). En esta historia el incierto origen del mal son unas extrañas luces verdes que aparecen una noche en el cielo. A la mañana siguiente todos los que han alzado la mirada para contemplar el fenómeno despiertan ciegos. Las pocas personas que conservan la vista inician la lucha por sobrevivir en un mundo que se debate entre la desesperación y la barbarie. Uno de ellos es Bill Masen, que se encuentra ingresado en el hospital, recuperándose del ataque de una planta mutante creada por el hombre: los trífidos. Se trata de enormes vegetales capaces de moverse y que han desarrollado una especie de lengua venenosa con la que agreden a los humanos. Ahora que han descubierto la debilidad de éstos, los trífidos se disponen a heredar la Tierra..., si los supervivientes no lo impiden.
* Y, como no, y para terminar, un ejemplo de tantos de la nueva moda: las historias de zombis o infectados, pues parece ser que no son la misma cosa; y aunque hace poco me explicaron la diferencia, creo que ahora mismo no sabría a mi vez aclarárosla. En cualquier caso, el ejemplo típico de la lucha por la supervivencia, en este caso en versión nacional: "Apocalipsis Z", de Manuel Loureiro. O la lucha por la supervivencia de un hombre y su gato cuando, tras un oscuro incidente médico en un remoto país del Caucaso, lo que tan solo era una pequeña noticia breve en los periódicos se transforma en una epidemia de proporciones devastadoras que amenaza con aniquilar a toda la humanidad. A medida que la enfermedad se acerca devorando país tras país, el caos comienza a cundir en España y los no-muertos se convierten en una auténtica amenaza. Dicen que no es una obra apta para estómagos delicados...
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Proximamente: "Cuernos", de Joe Hill.