jueves, 14 de abril de 2011

2011-37: "La Criatura de la Noche", de Kate Thompson

No juzgues un libro por su cubierta


Título: "La Criatura de la Noche"

Título original: "Creature of the Night".

Autora: Kate Thompson.

Editorial: Roca.

Año: 2008 (2011 de la edición en español).

Páginas: 220.

Género: Juvenil.


Frase promocional: "Totalmente absorvente y cautivador, aunque escrito con sorprendente ligereza. Libros como este no aparecen a menudo." -The Guardian.

Autora ganadora de: - Premio Whitbread de literatura juvenil.

- Premio del diario The Guardian a la mejor novela juvenil.


Sinopsis:

Bobby es un conflictivo chaval de catorce años. Robar, hacerse con coches ajenos y meterse en problemas en general forman parte de sus aficiones. Esto es, hasta que su madre decide trasladar a Bobby y a su hermano pequeño Dennis al campo. Allí alquilarán una casita situada en el margen de una granja que lleva la familia Dooley.

Dennis insistirá en que cada noche se encuentra con un hada, pero que se trata de una señora vieja diminuta que aparece por la trampilla para perros de la puerta y que lleva una camisa de hombre. Además la vieja señora Dooley les ha contado que un niño murió asesinado en esa casa hace algún tiempo…


Puntuación: 2,5/5


Leer "La Criatura de la Noche" ha resultado, para mí, una experiencia bastante decepcionante; claro que, como de costumbre, eso tiene más que ver con las expectativas que me había creado al respecto, que con la propia obra en sí. Unas expectativas a cuya creación contribuyó en gran medida la edición de esta novela juvenil, en la que todo apunta en la dirección equivocada, pues poco tiene que ver lo que encierran estas páginas con lo que promete su envoltorio. Imagen, título y hasta la tipografía de éste en la portada; la propia sinopsis en la contraportada... todo parece indicar que lo que tenemos entre las manos es una novela de terror juvenil, con misteriosas criaturas que pueblan la noche y la garantía de unos cuantos escalofríos recorriendo la espina dorsal del lector.

Para ser completamente sincera, hubo un escalofrío: uno pequeñito, casi imperceptible, y únicamente porque no leí la sinopsis con la suficiente atención al detalle. Pero, en todo lo demás, uno tiene la impresión al leer este libro de que ha sido engañado por una pura cuestión de marketing: porque, sin duda, vende más algo que insinúa la presencia de extrañas criaturas en un entorno semisalvaje (¿quién no imagina vampiros por un segundo, al leer simplemente el título?), que una novela de carácter social, en la que el verdadero tema es la adolescencia rebelde en un ambiente desfavorecido poblado de jóvenes delincuentes.

Y, sin embargo, y antes de continuar, dejemos clara una cosa: y es que, a pesar de lo dicho acerca de la edición, lo cierto es que no toda la culpa del engaño puede atribuírsele a la editorial; después de todo, "Roca" me parece una de las mejores en lo que a cuidado de la presentación se refiere y calidad y variedad de títulos, por más que haya un par de errores de esos que chirrían en esta ocasión: una palabra mutilada en un salto de línea de forma totalmente discordante (man-era), y el uso del término "descambiar" hablando de dinero, que en realidad es un americanismo en tal contexto y, desde luego, chirría un tanto aunque tal vez no sea del todo incorrecto.
Movida por la curiosidad, he comprobado que tanto el título como el resumen del argumento en la contraportada son una reproducción fiel de la versión original, así que, lo dicho: culpable, pero no tanto... salvo quizá en la elección de imagen para la portada, puesto que al menos la de la versión inglesa daba una idea bastante más exacta del verdadero carácter de esta historia.

Dicho todo lo cual, que nadie se equivoque: "La Criatura de la Noche" no es necesariamente una mala novela; antes bien al contrario, resulta una representación de la adolescencia de las clases más desfavorecidas en la Irlanda actual (pues ese es el marco geográfico de la historia) más que correcta, especialmente si se tiene en cuenta cual es su público prioritario, el juvenil. Dejando a un lado esa confusión entre trama y subtrama (lo que parece la trama principal es subtrama y viceversa), Kate Thompson retrata una situación y un problema reales a través de los ojos de un personaje perfectamente contemporáneo: un delincuente juvenil de catorce años que apenas asiste a la escuela, fuma, bebe, se droga (nada de sexo, sin embargo, lo cual, según como se mire, puede parecer un tanto extraño dado el tema tratado), roba bolsos, estrella coches, desconoce la identidad de su padre y se pelea a menudo con su madre...

Una madre inconstante y bastante inconsciente, a la que acosan los prestamistas, probablemente porque, cada vez que cobra el dinero del subsidio por desempleo, corre a gastárselo como si le quemara en las manos; que pierde la paciencia fácilmente con sus hijos, especialmente con el pequeño, al que es fácil levantarle la mano sin encontrar reacción ni oposición alguna... Una mujer joven, que fue madre adolescente y que, lejos de haber madurado en consonancia, parece una niña en muchos aspectos; y, con semejantes antecedentes, es difícil que su objetivo de llevar a Bobby por el buen camino llegue a buen puerto.

Y, no obstante, y a pesar de todos sus vicios y pecados, existe en toda la historia un claro aroma a optimismo. Hay mucho de Holden Caulfield en el Robert de esta historia: un pesimista para el que, en el fondo, aún quedan esperanzas, por más que lo suyo parezca el típico caso del que va de mal en peor sin que aparentemente le preocupe. El cambio de escenario, de la ciudad al campo, se convierte así en una esperanza para la redención más que en el ambiente tétrico que se espera en primera instancia; todo ello por más que Bobby se empeñe en sus continuas escapadas para volver a su Dublín sin ley.

En definitiva, prima lo real sobre lo sobrenatural, y lo social frente a lo terrorífico, y una de los motivos por los que uno sigue pasando páginas es porque espera el gran momento de escalofrío y la gran revelación de lo que realmente sucede en la cocina con el cuenco de leche y la gatera... esperanza y espera que se ven recompensadas sólo a medias, todo sea dicho. Así que, ¿absorvente y cautivador? En parte. ¿Escrito con ligereza? Bastante. Lo suficiente como para que esta novela sea perfectamente apta para consumo de público de todas las edades, aunque quizá demasiado para satisfacer a algunos lectores adultos a los que nos gustaría que, ya metidos en materia, determinados asuntos y problemas se tratasen con un poquito más de profunidad, aunque siempre se agradece que un autor no caiga en el melodrama fácil.

Lo que parecía: hadas y duendes.

Sinceramente, me he pasado gran parte del tiempo que he dedicado a la lectura de esta novela (no demasiado teniendo en cuenta su extensión) pensando que, en cualquier momento, la trama daría el giro esperado y nos encontraríamos por fin frente a frente con alguna suerte de hada o duende inquietante, cuyas intenciones se nos revelasen aviesas acaso porque sus deseos de leche y galletas no se viesen adecuadamente satisfechos o por pura maldad, que no malicia, natural en su carácter. Pues sí, el engaño surtiendo efecto... el que con la mención de la niña cambiada casi desde el inicio de la historia me hizo recordar otras novelas a las que, por cierto, ya se ha hecho referencia en este blog con anterioridad.

Si mal no recuerdo, todo surgió a raíz de la entrada dedicada a "¿Y Si Fuera Un Ángel?", de Keith Donohue; no por esta obra en sí, sino por la anterior creación literaria del autor, "El Niño Robado", que reconozco que sigo sin haber leído (evidente para cualquiera que siga estos mis desvaríos literarios, o al menos les haya echado un vistazo), e igual de improbable sigue siendo que lo haga. Decía en su momento que las historias con esta clase de personajes mitológicos siempre traen a mi memoria dos versiones de terroríficos cuentos de hadas que, aunque no insatisfactorios en sí, tampoco es que me motiven en demasía: a lo mejor, precisamente porque resultan demasiado inquietantes y extraños para mi gusto.

Desde luego, inquietante y extraño, cuando no simplemente desagradable, me resultó el "Amigos Nocturnos" de Graham Joyce, reconocido autor del género al que aquí no acabo de encontrarle el punto, la verdad. Su 'Tooth Fairy' es, sin duda, cruel, brutal y también un tanto escatológica; tal vez, en conjunto, una obra demasiado sutil y alegórica para mí, en su retrato descarnado de lo que supone el paso de la infancia a la adolescencia. Por su parte, el "Cuento de Hadas" de Raymond E. Feist es el retrato perfecto de lo que yo imaginaba al iniciar la lectura de "La Criatura de la Noche": el inicio de una nueva vida, en una nueva casa, que pronto deja de ser sueño para convertirse en pesadilla, con unas criaturitas fantásticas que, lejos de ser cositas encantadoras y mágicas, son la auténtica encarnación del horror... Una buena lectura del género de terror, por más que resulte inquietante.

Claro que, como ya hemos dicho, la novela de Kate Thompson no ofrece nada de todo esto, salvo quizá del más tangencial de los modos posibles. Aunque hay un momento en el que el lector no da la esperanza por perdida, especialmente cuando aparece el diario del anterior inquilino y la referencia a los Tuatha Dé Dannan de la mitología irlandesa, que para eso hasta el escenario es perfecto y evocador de lo que podría haber sido.


Los Tuatha Dé Dannan y la literatura.

Los Tuatha Dé Dannan ("Gente de la diosa Danu") fueron el quinto grupo de habitantes de Irlanda según el "Libro de las Invasiones". Descendientes de otro de los grupos supervivientes del diluvio de Nemed, llegan a Irlanda desde el norte, donde habían aprendido las artes oscuras de la magia pagana y los druidas, cerca de la festividad de Beltane, el 1 de mayo, montados sobre nubes oscuras.

Lucharon contra los Fir Bolg, quienes entonces habitaban Irlanda. Nuada, el rey de los Dé Danann, perdió el brazo derecho durante la batalla, y debido a que por esto ya no era físicamente perfecto, no podía continuar como rey, y fue sustituido por Bres, quien resultó ser un tirano durante 7 años. Finalmentel, Dian Cecht (el curandero) reemplazó el brazo de Nuada con un brazo de plata, y éste fue restablecido como rey.

Posteriormente, lucharon la segunda batalla de Moytura en contra de los Fomorianos. Nuada fue asesinado por el ojo venenoso de Balor, el rey de los Fomoré, pero Balor fue matado por Lug, quien asumió el control como rey; entonces los Tuatha Dé Danann disfrutan de su reinado durante cincuenta años.

Una tercera batalla fue luchada contra una ola subsecuente de invasiones, los Milesianos, de Galicia, al noroeste de la Península Ibérica, descendientes de Míl Espáine (quiénes se piensa, representan a los Celtas Goidelicos). Los Milesianos encontraron a tres diosas de los Tuatha Dé: Ériu, Banba y Fodla, quienes pidieron que la isla fuese nombrada en honor a ellas. Ériu es el origen del nombre moderno Éire, y Banba y Fodla todavía se utilizan a veces como nombres poéticos para designar a Irlanda.

Sus tres esposos, Mac Cuill, Mac Cecht y Mac Gréine, quienes eran reyes de los Tuatha Dé durante aquella época, pidieron una tregua de tres días, durante los cuales los Milesianos se embarcarían a nueve olas de distancia desde la orilla de la isla. Los Milesianos se conformaron con la petición, pero los Tuatha Dé crearon una tormenta mágica en una tentativa de conducirlos más lejos. El poeta milesiano Amergin calmó el mar con sus versos, y frente a su pueblo desembarcó y derrotó a los Tuatha Dé en Tailtiu. Los Tuatha Dé fueron exiliados al subterráneo en los montes de Sidhe por el Dagda, señor de los elementos y de la sabiduría y adivinación, maestro de la música, artes, poesía y elocuencia, excelente guerrero, dios sencillo y apacible, que tiene como función garantizar el pasaje por los diferentes ciclos de la vida y de ésta al Otro Mundo.


Pero, en realidad, las leyendas relacionadas con los Tuatha Dé Dannan son mucho más complejas y amplias que todo lo anteriormente expuesto, y más de una vez han servido de inspiración en la literatura. De hecho, por más que frecuentemente, y en primera instancia, se establezca la más evidente relación con la mitología nórdica, también la obra de Tolkien bebe de la fuente del mito celta, a tal punto de que existe la creencia bastante generalizada de que sus elfos estaban en realidad inspirados en los Tuatha Dé.

Centrándonos únicamente en "El Señor de los Anillos", sin duda su obra más conocida y comentada, tanto los elfos de Tolkien como estos Tuatha Dé son seres poderosos, de grandes conocimientos, gran belleza física, desconocedores de la enfermedad y de la muerte natural (aunque se les puede matar). Ambos pueblos disponen de armas y objetos considerados como mágicos, tales como los cuatro tesoros que los Tuahta Dé Dannan llevaron a Irlanda, a saber: la caldera del Dagda, la lanza de Lugh, la piedra de Fal y la espada de Nuada.

Ya en la primera parte de "El Señor de los Anillos", los elfos están trasladándose a otra tierra, de igual modo que los Tuatha Dé Danann tuvieron que retirarse tras las llegada a Irlanda de los Hijos de Mil (descendientes del héroe celta Breogán). Pero los Tuatha Dé Danann no abandonan la isla esmeralda, sino que se recluyen en el Sidhe, el Pueblo de las Colinas, un mundo subterráneo y mágico al que se podía llegar a través de los túmulos o monumentos megalíticos que solía haber en las colinas irlandesas.

A veces se permite que un humano entre en el Sidhe, donde el tiempo transcurre de otra manera. Quienes regresan para contarlo, encuentran que han pasado siglos en lo que ellos tomaron como años, que las cosas son totalmente distintas a lo que fueron y que no conocen a nadie. También ocurre a veces que un habitante del Sidhe se enamora de un mortal y renuncia a su condición y sus poderes, aunque muchas veces, tras comprobar que la vida entre los humanos es muy problemática, el proceso se puede revertir.

Los Tuatha Dé Danann, al poco de llegar a Irlanda, tuvieron que enfrentarse a los temibles Formores, una raza de seres primigenios. Su rey era Balor, el Ojo Maligno, que podría haber servido para construir el personaje de Saurón, también Ojo Maligno.

Los Tuatha Dé aparecen mencionados, asimismo, en otras obras literarias más contemporáneas, como la saga de los 'Highlanders', de K. M. Moning (novelas romanticonas de ésas que a mí no me van nada y que incluyen viajes en el tiempo de heroínas del presente al encuentro de machos escoceses del pasado), o "Magia de una Noche de Verano", de la autora española de literatura infantil-juvenil Maite Carranza (primera parte de una trilogía en la que, como viene siendo habitual en la escritora, lo real se funde con lo mágico), además de servir de inspiración en otras novelas de ambientación celta y relacionadas con el mito artúrico y afines.

Precisamente es Stephen R. Lawhead, el conocido autor del ciclo Pendragón, inspirado en dichas leyendas artúricas aunque sin perder nunca de vista el marco histórico de las mismas, quien ha escrito una de las mejores trilogías de género fantástico en el ámbito de la mitología celta que pueden encontrarse: "La Canción de Albión". Las aventuras de Llew, Viajero del Otro Mundo (sí, aquí también hay brechas espacio-temporales) en su largo aprendizaje hasta llegar a convertirse en rey de Albión. Una recreación muy completa del mito de los Tuatha Dé, en la que no faltan sus tesoros mágicos, y en la que Llew, como el mítico Nuada, también obtendrá su brazo de plata; todo ello bien condimentado con guerras, traiciones y su punto de romance.


Lo que sólo es en parte: niños y terror.

Dada la naturaleza de los protagonistas principales de esta historia (pienso en Bobby, pero también en su pequeño hermanastro de cuatro años, Dennis) y teniendo en cuenta lo que ya se ha dicho que se intuye a simple vista respecto al carácter de la novela, no es extraño que con ella entre las manos me viniese a la mente lo que yo llamo el 'síndrome del hermano pequeño'... aunque cuando no hay tal hermano, cualquier niño o niña sirve a la perfección para cumplir con lo que de él o ella se espera.

¿Que a qué me refiero exactamente? No es difícil de adivinar: pues a esas historias de terror en las que siempre parece que hay una criaturita inocente que es la primera en darse cuenta de lo que realmente está pasando en la casa de turno; tal y como sucede en "La Criatura de la Noche", donde es Dennis el que habla, supuestamente, de y con la mujercita y se preocupa de alimentarla convenientemente. Y no es difícil adivinar el porque de la proliferación de tal recurso narrativo, muy utilizado también en la gran pantalla: se supone que los niños, en su pureza, ven cosas que para sus mayores permanecen ocultas porque han perdido la inocencia de la infancia; pero es que, además, los niños parecen dar siempre un plus en el género del terror, en esto de añadir escalofrío a lo ya de por sí inquietante.

Los gemelos en "Cuento de Hadas" de Feist son un ejemplo de ello; series de televisión como "Sobrenatural" se sirven más de una vez de tal recurso; y, en lo que a cine se refiere, es fácil recordar algún ejemplo que otro. Los que me vienen a la cabeza a bote pronto: "Señales (Signs)" de Shyamalan y "Señales del Futuro" de Proyas, en las que los niños parecen recibir el mensaje antes que el resto; "The Messengers", protagonizada por Kirsten Stewart, apenas entrenida, en la que no falta niñito; o "El Escondite", en la que la niña en cuestión no es otra que Dakota Fanning, y su padre el gran Robert De Niro.

¡En fin! Que estoy segura de que a cada uno se le ocurren unas cuantas referencias más por el estilo, pues a mí me parecen tan típicas que ya hasta se me olvida a dónde se supone que pertenece cada escena o recuerdo. Aunque no quiero que se me quede en el tintero "El Último Escalón", una obra más que aceptable tanto en su versión cinematográfica, con Kevin Bacon, como en su forma original de novela, de mano del gran autor de terror Richard Matheson. Tom Wallace lleva una vida normal hasta que un acontecimiento fortuito (su hermana le hipnotiza en una fiesta) despierta en su ser unas habilidades psíquicas que ignoraba poseer: puede oír los pensamientos más íntimos de las personas que lo rodean y conocer sus secretos más sobrecogedores. Su existencia se convierte en una verdadera pesadilla cuando descubre que es el receptor involuntario de un apremiante mensaje procedente del más allá... Una típica historia de fantasmas, que tal vez no sea en exceso original, pero está muy bien resuelta por el autor. Eso sí, no recuerdo sí en la versión de Matheson había o no había niño.


Un par de escenas que rescatar:

* Un "buen" colocón (págs. 108 y ss.).

* El leve escalofrío: el vestido de la mujercita (pág. 172).


Sabiduría de adolescente cínico.

* "Si hubiera tantos asesinos en serie como películas que hablan de ellos, estaríamos todos muertos al cabo de un año." (Pág. 56).


Te gustará si te gustan...
"El Guardián Entre El Centeno"
y las historias sobre adolescentes conflictivos más bien lights; incluyendo (¿por qué no?) películas del estilo de "NEDS" de Peter Mullan o "Fish Tank" de Andrea Arnold (una versión en femenino), y hasta "Trainspotting". Y es que, después de todo, hay drogas, alcohol, delincuencia juvenil y algún mal colocón, aunque nada comparable a la escena del bebé, pues ya se ha dicho que "La Criatura de la Noche" es una historia suave.

Otra referencia que no puede faltar a la hora de hablar de una novela que retrata la rebeldía juvenil, por más que como no me canso de repetir el lenguaje y tono de la misma no llega a transmitir la verdadera crudeza de los actos perpetrados por el protagonista y sus compinches, es precisamente el "Rebeldes" de Susan E. Hinton. Un clásico más de la literatura norteamericana, escrito por su autora a los dieciséis años, lo cual dota de gran frescura y realismo a los personajes y sus diálogos, y que es siempre recomendable para adolescentes de cualquier época (y no tan adolescentes); mucho más contundente y ameno que la obra que hoy nos ocupa y, en conjunto, mucho más interesante tanto por su argumento como por su estilo y repercusión.

"Rebeldes" es, en efecto, una novela notoria sobre todo por su arrollador estilo, narrada en primera persona por su protagonista, Ponyboy Curtis, un adolescente huérfano que vive con sus hermanos y sale con su pandilla de amigos, los 'greasers', en eterna lucha con los 'socs', de "mejor" clase social (de ahí el nombre). Así contada, podríamos estar hablando de la típica novela sobre peleas callejeras entre pandillas, pero la autora optó por dar mayor importancia a la personalidad de los personajes principales, apostando por una mayor complejidad en cuanto a la trama y hasta en el aspecto literario, con una estética narrativa única y envolvente, en la que las carencias se justifican fácilmente por la naturaleza de su narrador (sin duda, un recurso inteligente por parte de su joven autora).


Otras obras de la autora.

Kate Thompson vive en Irlanda, donde se sitúan muchas de sus obras, tal y como sucede con este "La Criatura de la Noche", y es sobre todo conocida por sus novelas juveniles e infantiles, en las que destaca la temática fantástica, aunque varios de sus libros muestran también el interés de la autora por las consecuencias que pueden derivarse del proceso de manipulación genética. Ha ganado varios premios de literatura juvenil, aunque ninguno por el libro que hoy nos ocupa, como puede dar a entender erróneamente la mención a los mismos que se hace en la portada.

Aunque también ha escrito tres novelas para adultos, hasta donde yo sé ninguna de ellas se puede encontrar traducida al castellano, estando disponible en nuestra lengua sólo tres o cuatro de sus libros para niños, como "El Salteador de Caminos", o juveniles, como "El Cuarto Jinete", protagonizada por Laurie MacAllister, una joven apasionada por el críquet que se verá inmersa en una aventura extraordinaria cuando su padre, científico de profesión, acepta el trabajo que le propone el misterioso señor Davenport: el hallazgo de un virus capaz de acabar con las ardillas grises. Junto a su hermano Alex y Javed, un amigo de éste, conseguirá descubrir el enigma que se esconde tras unos jinetes fantasmagóricos cuya aparición está íntimamente relacionada con los experimentos que realiza su padre, de resultados apocalípticos para la humanidad. Publicada también por "Roca", aunque, si me lo preguntáis, a mí me suena todo un tanto "Barco de Vapor".


Nota final: novelas de terror y adolescentes.

Sí, lo sé: seguimos con lo mismo... Lo que pudo ser y no fue, o sólo levemente; o de lo contraproducentes que pueden ser los juicios precipitados, incluso cuando no nacen en sí de un prejuicio, sino de una información sesgada. Pero, repito: esperaba algo completamente diferente de "La Criatura de la Noche" y, desde luego, más terror incluso sin llegar a ser fanática del género. Aunque sí lo soy bastante, todo sea dicho, cuando los protagonistas de la historia con tinte terrorífico y sobrenatural son niños o adolescentes.

Por supuesto, estoy pensando en dos de mis libros favoritos, de dos autores que también cuentan con mi favor por lo general, y de los que leo prácticamente todo lo que publican, incluso cuando reconozco que ello supone llevarse algún chasco que otro: sobre todo, en el caso de Stephen King; no tanto en el de Dan Simmons que, además, todo sea dicho ya que estamos, es un autor mucho más versátil, sino directamente maestro en todos los géneros que aborda (y borda).

* Evidentemente, si hablamos de Stephen King, niños y terror, son varios los libros a los que podríamos estar refiriéndonos; y si de establecer algún paralelismo con esta novela de Kate Thompson se tratase, sin duda habría que decir que su "terror" tiene más que ver con el muerto en la charca de "Cuenta Conmigo" que con cualquier otra cosa más escalofriante que pueda salir de la pluma del de Maine. Pero el primer título que me viene a mí a la cabeza cuando de juntar tales elementos se trata no es otro que "It": la historia de un grupo de chicos que son aterrorizados por un malvado monstruo -al que llaman «Eso»- que es capaz de cambiar de forma, alimentándose del terror que produce en sus víctimas, niños principalmente. Su disfraz más común es el de un payaso, con el que atrae a sus jóvenes víctimas, a las cuales aterrará hasta la muerte. Una vez saciado su apetito, duerme durante casi tres decenios, hasta que vuelve a despertar para alimentarse y hartarse, cumpliendo así un ciclo sin fin. Aunque permanece oculto y acechando la mayor parte del tiempo, se enfrenta dos veces con los protagonistas de la historia, siete chicos que se hacen llamar "Los perdedores": la primera vez cuando son preadolescentes, asustados y aparentemente indefensos, pero con una poderosa capacidad de imaginar; la segunda, casi treinta años después, cuando son ya adultos con vidas aparentemente plenas, pero que sin embargo han perdido el poder de la imaginación. Lo que precisamente sobra en esta novela aterradora y entretenidísima del rey del terror, que sin duda estremece más de una vez y de dos, y con algo más que un levísimo escalofrío, en sus más de mil páginas.

* "Un Verano Tenebroso", de Dan Simmons, fue premio Locus de terror en 1992, por más que algunos lectores lo hayan tachado de estereotipado y de base poco creible; pero es que, después de todo, estamos hablando de ficción y entretenimiento, y de los buenos. Estamos en Elm Haven, Illinois y corre el año 1960. Un grupo de muchachos de apenas doce años de edad (Duane, Mike, Dale, Kevin, y Jim Lawrence), estan a punto de terminar el curso. En esta pequeña poblacion rodeada de campos de maiz y en donde casi nunca ocurre nada, no hay siquiera algo minimamente interesante que hacer durante las vacaciones de verano. Pero cuando Tubby, el hermano pequeño de uno de sus compañeros de clase, desaparece inesperadamente, los chicos deciden iniciar su propia investigacion. Por mucho que digan sus mayores, incluidos profesores y autoridades, Jim esta convencido de que Tubby no ha abandonado el colegio por lo que sera alli donde iniciara sus pesquisas. Mientras intenta acceder al edificio escalando la fachada, será testigo de una imagen que lo aterrorizará: a traves de una de las ventanas, ve a su profesora, la Sra. Fogget. Eso no tendria nada de extraordinario si no fuera por que esta acompañada de un viejo profesor que falleció de cancer 6 meses antes... Así empieza todo pero, como no podía ser menos tratándose de Simmons, hay mucho más. La pega: que en España no se ha publicado la secuela.

(Por cierto, ahora que terminamos: últimamente Blogger no se porta bien, y las entradas no siempre quedan tan bien editadas como a mí me gustaría, así que vayan mis disculpas de antemano, por lo que pueda pasar esta vez).

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Proximamente: "Una Batalla Ganada", de S. Thomas Russell.

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