jueves, 28 de abril de 2011

2011-42. "Fantasmas", de Joe Hill

Interludios


Título: "Fantamas"

Título original: "20th Century Ghosts"

Autor: Joe Hill

Editorial: Suma de Letras

Año: 2005 y 2007 (2008, de la edición en español).

Páginas: 405.

Género: Relatos (terror, fantasía...).


Frase promocional: "El pasado no está muerto. Ni siquiera es pasado..."


Sinopsis:

De una originalidad deslumbrante, aquí tenemos la galardonada colección de visiones y pesadillas del escritor nº1 en ventas del New York Times, autor de "El Traje del Muerto".

Imogene es joven y guapa. Besa como una actriz y conoce absolutamente todas y cada una de las películas que se han filmado. El caso es que también está muerta y a la espera de Alec Sheldon en el teatro Rosebud una tarde de 1945…

Arthur Rod es un niño solitario con unas ideas brillantes y un don para atraer los malos tratos. No es fácil hacer amigos cuando eres el único chico hinchable de tu ciudad…

Francis no es feliz. Francis fue humano una vez, pero eso fue hace ya algún tiempo. Ahora es una langosta de dos metros y medio de altura, y todo el mundo en Calliphora se estremece cada vez que lo escuchan cantar…

John Finney está encerrado en un sótano lleno de manchas de sangre que pertenecen a los asesinatos de otra media docena de chicos. Con él en el sótano hay un viejo teléfono, desconectado desde hace mucho tiempo, pero que cada noche suena con llamadas de los muertos…


Puntuación: 3,5/5


Me parece justo empezar aclarando un punto no poco importante: no me entusiasman demasiado los libros de relatos, cuentos o como cada uno los quiera llamar. No estoy en contra del famoso 'lo bueno, si breve...' (que para mí en realidad debería llevar una coletilla que dijese: "¡cuanto más lo malo!"), pero lo cierto es que este tipo de narraciones breves no me suelen llenar, como quien dice. Supongo que, por más que no exista un motivo único y completamente racional, tampoco es algo tan extraño, por coherente, viniendo de alguien que ya ha dicho con anterioridad que le gustan los libros de grandes dimensiones. A lo mejor es que me gusta que la gente se tome su tiempo para contarme algo, o que al final lo importante son los detalles; aunque, fundamentalmente, diría que tiene que ver con el hecho de que, cuando algo te gusta, simplemente no quieres que se acabe... y con los relatos sucede justo lo contrario, pues si encima se trata de todo un volumen recopilatorio estás obligado a saltar, a cada poco, de un escenario a otro y a abandonar a unos personajes para ir al encuentro de los siguientes.

Decidí, a pesar de todo lo dicho, darle una oportunidad a "Fantasmas" por dos motivos fundamentales: uno, puramente práctico, era matar el tiempo antes de echar mano a ese otro libro que en realidad quería leer en su momento; pues los domingos, ya se sabe, cierran las bibliotecas. El otro, por supuesto, tiene nombre propio: Joe Hill. Y es que después de leer "Cuernos" (con su correspondiente entrada en este blog), me pareció que cualquier cosa salida de la pluma de este hombre bien merecía el intento.

Es Hill un autor tan original que, por más que se le quiera poner la etiqueta de príncipe del terror (recordemos que el rey es su padre), que lo es, su genio e imaginación van mucho más allá de lo que implica circunscribirlos a un sólo género; pues por más que sus obras estremezcan también, y no en menor medida, impactan y conmueven, tal es la belleza de algunas de las escenas que con tal habilidad dibuja este escritor y tan memorables como entrañables (o escalofriantes) los personajes nacidos de su desbordante imaginación.

En cuanto a los relatos recogidos en "Fantasmas", lo cierto es que el título puede llevar a engaño, puesto que fantasmas, como las meigas, haberlos, haylos, pero no llegan a ser legión. Del mismo modo que, si bien este libro se suele incluir en el género de terror, no todas las narraciones en él contenidas pertenecen en realidad a este género, por más que abunde. Así, junto a monstruos de película de serie B y asesinos en serie, encontramos en estas páginas personajes literarios ya conocidos, estampas de otra época, escenas costumbristas y auténticos homenajes a otras formas de arte como el cine o los cómics.

Evidentemente, en una recopilación de este tipo es difícil que se mantenga la unidad en lo que a nivel se refiere; aunque, por otra parte, cuando se tocan tantos temas y géneros como lo hace Hill aquí, y por una simple cuestión de gustos, es lógico que uno siempre encuentre auténticas piezas de orfebrería literaria que hagan que el resto de las que componen el conjunto palidezcan por comparación. Y, no obstante, en general el autor mantiene el mencionado nivel muy alto, sorprendiendo al lector por lo amplio de su caudal imaginativo, tanto como por su pericia narrativa.

Si hay que buscarle algún incoveniente a "Fantasmas" yo destacaría una cierta afición de Joe Hill a dejar el final más abierto de lo que tal vez uno desearía en ocasiones; si bien es cierto que, tal y como él nos cuenta las cosas, no resulta difícil imaginar lo que pudo pasar después, en un ejercicio de imaginación que resultará más o menos satisfactorio en función del tipo de lector que cada uno sea. Las demás quejas que yo pueda llegar a tener sobre este libro nada tienen que ver, en realidad, con la propia obra o su autor, sino con mi ya mencionada reserva respecto al género, que tiende a producirme una cierta saturación por acumulación si su lectura no se alterna con otra cosa, así que creo que me las voy a reservar.


Nuestro índice...

Si ya de por sí hay autores sobre cuya obra no se puede contar demasiado, para no incurrir en el famoso vicio del spoiler (y no tanto porque el propio escritor se tome grandes molestias en dificultar el acceso a esos puntos clave, que de hecho pueden revelarse en un estadio temprano del proceso de lectura, sino por no estropear a otros lectores la maravillosa sensación del descubrimiento), en el caso de los relatos el problema, por llamarlo de alguna forma, se acentúa. No obstante, y como digo muchas veces, en realidad hay secretos que se pueden desvelar sin que por ello la historia pierda en intesidad o disfrute, puesto que lo verdaderamente emocionante es lo que sucede antes o después, o el modo en que el escritor nos cuenta todas esas cosas.

En los relatos de Joe Hill no faltan los momentos de sorpresa, por lo que a veces uno no puede contar demasiado sobre su argumento sin mencionar ese punto clave, lo que a menudo dificulta el poder llegar a transmitir la verdadera dimensión de sus ideas, y la originalidad de sus narraciones. Y, sin embargo, eso es lo que me propongo hacer yo ahora mismo... No, que nadie se asuste: no estropear la sorpresa (al menos no es ésa mi intención), sino ofrecer un pequeño esbozo o sinopsis de cada uno de los quince relatos que integran "Fantasmas", pues sin duda tal cosa permitirá ofrecer una mejor perspectiva del imaginario de este joven y talentoso autor.

* "El Mejor Cuento de Terror" es la inquietante historia de un editor de antologías de cuentos de terror que, un buen día, y a raíz del descubrimiento de un nuevo y desconocido autor capaz de producir historias verdaderamente inolvidables por su capacidad para el escalofrío, se ve inmerso él mismo en su propio cuento de terror. Un relato de esos que te dejan colgando y que, sin duda, es perfecto para abrir esta recopilación, puesto que no deja de ser un homenaje al género (especialmente a las revistas especializadas, de corte pulp y a escritores de relatos como Jack Finney, autor de la novela, llevada al cine en más de una ocasión,"Los Ladrones de Cuerpos") convertido casi en forma de vida y que plantea reflexiones tan interesantes y cotidianas como ese porqué disfrutamos con lo que nos aterroriza y, en suma, nos lo hace pasar mal. Genial el relato dentro del relato, el inquietante 'Buttonboy'.

* "Un Fantasma del Siglo XX", la narración que da título a este libro en su versión original, es una historia de fantasmas ambientada en un viejo cine que se resiste a desaparecer, entre otras cosas precisamente porque el que es su dueño actual teme lo que será del espíritu de Imogene cuando sus amadas películas dejen de proyectarse. Un claro homenaje al cine, en este caso, en una historia en la que el fantasma se materializa cuando siente la necesidad de comentar determinadas películas que constituyen todo un hito del séptimo arte, como "Los Pájaros", "Fantasía" o "El Mago de Oz". Un buen final el de esta historia.

* "La Ley de la Gravedad" es una narración en primera persona (he descubierto que casi todas mis favoritas están narradas de ese modo) sobre el mejor amigo de la infancia del narrador en cuestión, que resulta ser un chico hinchable; con todo lo que ello supone en términos de peligro para su integridad física, especialmente en una edad en la que ser diferente parece no ser lo más recomendable (los niños, siempre crueles e inconscientes), y más aún si encima no le caes bien al padre de tu mejor amigo. Un derroche de imaginación, donde lo onírico y lo fantástico se convierte en simple anécdota (los "hinchables", aunque no abundan, son simplemente víctimas de una extraña enfermedad); una narración de gran belleza, con un punto triste y nostálgico.

"Al final, aunque no lo quieras, todos nos convertimos en astronautas. De camino hacia un mundo del que no conocemos nada. Así es como funcionan las cosas." (Pág. 89).

* "Oirás Cantar a la Langosta"

"Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. Y se les mandó que no dañasen la tierra, ni cosa verde alguna, ni a ningún árbol... sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos." (Pág. 108).

Así reacciona la madrastra de Francis, una mujer aquejada de obesidad mórbida, la mañana en que nuestro protagonista amanece convertido en langosta gigante: citando las Escrituras; no queráis saber cómo reacciona su padre. La actitud del propio chico-langosta, por otra parte, no resulta tan inesperada dada su condición de marginado y lo disfuncional de su familia. Un relato verdaderamente deudor de "La Metamorfosis" de Kafka, tanto como de las películas de monstruos de serie B al estilo de "La Humanidad en Peligro" (también aquí se insinúa que la transformación tiene algo que ver con pueblas atómicas realizadas por el ejército); aún se nos habla de otra clara fuente de inspiración en el prólogo de esta recopilación, las obras de Burroughs, autor de "El Almuerzo Desnudo"... pero como este escritor no forma realmente parte de mis propias referencias literarias, lo cierto es que no puedo precisar lo acertado, o no, de tal afirmación. En cualquier caso, un relato de esos que casi incomodan...

* "Hijos de Abraham" fue publicado por primera vez dentro de la antología de relatos 'The Many Faces of Van Helsing': un libro editado por Jeanne Cavelos que reune las narraciones breves de veintidós maestros del género fantástico y de terror (Gregory Maguire, Tanith Lee o Graham Joyce, por ejemplo) los cuales ofrecen su particular versión del mítico cazador de vampiros creado por Bram Stoker. La aportación de Hill a este experimento literario nos ofrece la visión de un Van Helsing en sus últimos años de vida, aparentemente retirado en algún lugar del Nuevo Mundo, donde ejerce de médico y de padre de dos hijos sin madre... que, por cierto, habría sido la mismísima Mina. En el prólogo de "Fantasmas" se establece un paralelismo entre esta historia y la película "Escalofrío", por retratar ambas ejemplos terribles de pérdida de la inocencia: ese momento en el que un padre no sólo deja de ser un héroe, sino que se revela como una criatura completamente desconocida y terrible a los ojos inocentes de sus hijos. Desde luego, es una buena comparación en lo que a sensaciones se refiere, si bien tengo que decir que este relato no ha sido de mis favoritos: tal vez le falte un poquito de profundidad.

* "Mejor que en Casa" es un relato costumbrista: la clase de historias breves a las que, precisamente, a mí me cuesta encontrarles el punto, pues en su mayoría se limitan a dibujar a un personaje y esbozar determinadas situaciones cotidianas, con algún pequeño accidente o sorpresa adicional. Claro que no se puede negar la belleza de esta narración que, en última instancia y en su última frase, se redime a ojos del lector cuando el padre del protagonista nos desvela el porqué de la historia: después de todo, se trata simplemente de un recuerdo bonito, algo que todo el mundo debería tener. Para mí, lo más interesante de este relato es su protagonista, un niño que padece de trastornos de estrés que se manifiestan en forma de manías tales como babear cuando se excita, desmenuzar la comida o una aversión irresistible hacia el sonido de una cinta de vídeo que rebobina o el olor de la pintura o del rotulador indeleble... y, de hecho, no es difícil detectar una cierta predilección del escritor por este tipo de personajes, puesto que no es el único joven con problemas mentales o psicológicos que habita en las páginas de "Fantasmas".

* "El Teléfono Negro" es esa historia que nos suena familiar pero igualmente nos atrapa, hasta el punto que uno anticipa lo que puede pasar y se alegra de que sus predicciones se cumplan, incluso a pesar del horror que eso supone. La angustia de un chico al ser secuestrado por el conocido como "abductor de Galesburg", y su lucha por encontrar una salida a pesar de su certeza de lo horrible de su final. Uno de esos casos en los que el lector encuentra su reivindicación en el propio final de la historia, a través de un personaje con el que se identifica a tal punto que no puede dejar de horrorizarse ante los acontecimientos, tanto como incitarlo a que actúe de la única manera posible.

* "Carrera Final", protagonizada una vez más por un joven marginado con problemas de aprendizaje y conducta, es un relato que inquieta e incomoda a partes iguales, por lo inevitable de un final que no es necesario contar para que el lector sepa con certeza lo que va a suceder, pero también por el horror cotidiano (nada paranormal, por cierto, en este caso) que retrata. La escena dantesca de violencia que nuestro antihéroe se encuentra en el bosque camino de su casa impacta doblemente por la claridad con la que el lector es capaz de interpretar los acontecimientos, en contraste con la ingenuidad inesperada del joven protagonista.

* "La Capa" es, sin duda, uno de mis dos relatos favoritos de este libro y estoy segura de que por su originalidad, su belleza y su impactante final, permanecerá en mi memoria durante mucho tiempo. Otra narración en primera persona que constituye un claro homenaje al mundo del cómic, especialmente al de superhéroes, tanto como a la infancia; si bien en este caso la capacidad de creer y su magia no terminan con la llegada a la edad adulta, lo cual puede que explique el curso que acaban por tomar los acontecimientos en esta magnífica historia en la que no falta el villano, aunque su identidad constituya una auténtica sorpresa. Fascinante y cautivadora, uno llega a imaginarse a la perfección al protagonista flotando con su pequeña capa azul en esa curiosa postura, con las rodillas apretadas contra el pecho, y a velocidad de desfile, que quizá por su aparente ridiculez se nos antoja más "creíble" y hasta entrañable.

"Él siempre había estado en las clases de literatura avanzada, donde leían a Milton y a Chaucer, mientras que yo sacaba aprobados raspados en '¡Aventuras literarias!', un curso para futuros conserjes y técnicos de aire acondicionado. Éramos chicos tontos y sin futuro, y en premio a nuestra estupidez nos daban a leer los libros que más molaban en realidad." (Pág. 236).

* "Último Aliento" se nos anuncia en el prólogo como claro deudor de las fantásticas y hermosas creaciones literarias de Ray Bradbury, sin duda uno de los mejores escritores de relatos al que uno puede echar mano; y, ciertamente, algo de eso hay. Una historia que se desarrolla en un museo del silencio, puesto que lo que en él se exponen son los últimos alientos de diversas personalidades: desde escritores como Poe (en cuyo último aliento el oyente atento creerá distinguir una única palabra apenas suspirada: 'whisky') o Roald Dahl, a asesinos en serie o jóvenes bellezas que vieron truncada su vida en un trágico accidente de avión y cuyo último aliento, exhalado en la cama de un hospital unos días después, antes de que las quemaduras pusiesen el verdadero punto final, horroriza y estremece... Tanto, por otra parte, como el propio final de esta historia, que sin regodearse en lo terrible impacta por su brusquedad, si bien la sorpresa es sólo relativa, pues después de leerlo a uno se le antoja que el relato no podría haber acabado de ninguna otra forma.

* Es"Madera Muerta" un ejercicio literario de innegable belleza, de esos que, sin embargo, a mí no me dicen demasiado; dos páginas que constituyen una larga metáfora sobre la pérdida, a través de una serie de casos de árboles y bosques fantasma, pues tal condición no se circunscribe en el universo de Hill únicamente a los humanos. Una buena muestra de talento, sin duda, pero demasiado poético para mi gusto.

* "El Desayuno de la Viuda" es otro ejemplo más de costumbrismo. El retrato de un hombre que ha perdido su camino en una época tan dura como interesante, también en lo literario: los años treinta. Concretamente, la acción transcurre en los Estados Unidos de 1935, donde los vagabundos viajan de un estado a otro como polizones en trenes de mercancías, y donde los encuentros desafortunados con los agentes de la ley se cobran en ellos su precio. Una anécdota, en última instancia, este encuentro del vagabundo con la viuda y sus tres hijas con sus extraños juegos.

* Tampoco hay fenómenos paranormales ni fantasmas en "Bobby Conroy Regresa de Entre los Muertos", donde el terror, por otra parte, lo pone la ambientación de la historia: el plató de rodaje de "El Amanecer de los Muertos", de George Romero, con breve aparición tanto del director como del maquillador de la cinta, Tom Savini, que de hecho se especializó en crear marcas de heridas a raíz de su participación en esta película, dice Joe Hill que de forma altruista. Y, sin embargo, y pensándolo bien, no faltan los fantasmas metafóricos del pasado en un relato en el que el Bobby Conroy del título regresa a su pueblo natal tras pasar varios años en el off-Broadway sin llegar a dar el gran salto y, haciendo de extra en la producción de Romero, se reencuentra con su gran amor de adolescencia, no sólo casada sino además con un hijo. Un ejemplo de que incluso en lo más realista se esconde el misterio, pues si bien en su conjunto los acontecimientos no parecen nada fuera de lo común, lo cierto es que incluso aquí el autor logra que nos preguntemos si en todo el asunto hay más de lo que a simple vista parece.

* "La Máscara de mi Padre" es el sumum de lo bizarro, lo original y lo inquietante. Una narración que produce verdadero vértigo, tan cargada de matices y pequeños detalles que uno no llega a estar seguro del todo de lo que realmente está sucediendo, ni de donde trazar la fina línea que separa lo real de lo imaginado; sensación a la que sin duda contribuye en gran medida el final, de esos que te dejan dándole vueltas a los acontecimientos y planteándote distintas hipótesis que te permitan explicarlos satisfactoriamente en su totalidad. Toda una experiencia para el lector, que da buena medida de la capacidad y estilo narrativos de Joe Hill, así como de la riqueza de su imaginación y lo extraordinario de sus creaciones.

* Por su extensión (unas sesenta páginas),"Reclusión Voluntaria" puede considerarse una novela breve, casi más que un relato; consideración a la que sin duda contribuye en gran medida la perfeccón del conjunto, tan redondo que parece imposible concebirla de otro modo: no falta ni sobra una palabra ni una coma y, ciertamente, es difícil imaginar una forma de mejorarla. Una narración en primera persona en la que se combinan todos los elementos característicos del autor: niños mágicos en su autismo, adolescentes con problemas, accidentes del destino y momentos de escalofrío. El hilo argumental se estructura en torno a dos extrañas desapariciones: la del que fuera mejor amigo del protagonista, hasta que las cosas se torcieron, en su época de adolescente, y la de su hermano autista en la época actual. Un misterio del que el narrador conoce la respuesta o, en todo caso, la intuye por más que ésta sea en principio inconcebible... pero una respuesta que ni siquiera me atrevo a insinuar por no estropear a nadie el auténtico placer que constituye leer esta historia. Ganadora, por cierto, del 2006 World Fantasy Award a la mejor novela.

Cierra Joe Hill "Fantasmas" con los oportunos agradecimientos, incluyendo uno muy especial a todos sus lectores en forma de pequeña propina literaria bajo el título de "La Máquina de Escribir de Sherezade", que sigue escribiendo incluso tras la muerte del escritor. Así pues, la pregunta es: ¿de dónde surgen esas nuevas narraciones? ¿Del espíritu de éste, o acaso las historias simplemente están ahí y lo que el autor hacía era limitarse a recogerlas? Sin duda, una nueva metáfora sobre el proceso creativo.

Si llegados a este punto tenéis la sensación de que en todo lo anterior se repiten con frecuencia una serie de ideas o conceptos es porque, en efecto, así son las creaciones de Joe Hill y este "Fantasmas": inquietantes, bellas, escalofriantes, evocadoras, originales. ¿Quién da más?


Otras obras del autor

De Joe Hill y su obra ya hablamos en su momento en la reseña correspondiente a la que es su segunda y última novela publicada hasta la fecha, la magnífica "Cuernos"; cuando, por cierto, hablábamos también de lo probable que era que el resto de sus títulos acabasen teniendo su huequecito en este blog, como así ha sido. Así pues, ya sólo nos queda "El Traje del Muerto", que fue considerada en su momento como el mejor debut literario de los últimos tiempos y que recibió críticas inmejorables, además de algún premio que otro. Y es que si algo no le falta a Hill a pesar de lo corto de su producción literaria es eso: premios. De hecho, este "Fantasmas" ha recibido los premios Bram Stoker Award, British Fantasy Award, International Horror Guild Award y el ya mencionado World Fantasy Award por "Reclusión Voluntaria".

Así pues, poco nuevo que decir del autor y su obra, aunque momento perfecto, por otra parte, para recomendaros una visita a su página web (http://joehillfiction.com/), en la que además de la consabida información sobre ambas materias (biografía y libros) encontraréis un juego inspirado en el relato "Último Aliento", en el que habréis de asignar a cada suspiro final su personaje famoso.

Simpática foto, por cierto, la que utiliza Hill para ilustrar su biografía, en consonancia a la cual dice que vive en una pequeña celda de piedra en el fondo de un abismo, a la cual se puede llegar únicamente bajando un empinado y resbaladizo sendero protegido por feroces cabras. ¡Él es así!


Te gustará si te gusta... ¿Empezamos con la lista de obviedades?

- Joe Hill, sin duda.

- Las colecciones de relatos, condición suficiente aunque no necesaria.

- Lo mismo cabría decir del género de terror, aunque sí es recomendable que te sientas cómodo con lo onírico y lo extravagante, y que no seas de los que ponen límites a lo posible en la literatura (¿recordáis lo que decíamos el último día sobre lo fantástico?).


Narraciones breves para todos los gustos

Antes de terminar esta reseña me gustaría aclarar que no considero que sea este que hoy nos ocupa, el de los relatos, un género menor como en ocasiones se ha dicho. Al contrario: condensar una historia en unas pocas páginas, y conseguir crear unos personajes que permanezcan en la mente del lector en tan reducido espacio, es toda una proeza en lo que a creación literaria se refiere, que habla del talento de sus autores sino ya de la amplitud de su imaginación, pues concebir un argumento original y que funcione es ya lo suficientemente difícil como para encima hacerlo de forma continuada, relato tras relato.

De hecho, tales son las posibilidades de este género que pocos son los autores que se han resistido a sus encantos en algún momento de su vida creativa; grandes novelas han surgido de la semilla de un relato y, en otros casos, es tal el respeto que esta forma narrativa impone que sólo un encargo ha conseguido que los autores venzan su miedo... y, evidentemente, nada de eso sucede con cosas insignificantes ni géneros menores.

Eso siempre y cuando, por supuesto, se pueda considerar el del relato como un género, pues más bien se trata de una forma de creación que da cabida, a su vez, a todo tipo de géneros o temáticas: fantasía, ciencia ficción, romántico, terror, novela negra... De todo hay, como en botica.

* Si hay un nombre imprescindible en lo que a relatos se refiere ese es, sin el menor género de duda, el del genial Ray Bradbury, maestro de la fantasía más que de la ciencia ficción, por más que una de sus recopilaciones de cuentos más conocidas sea precisamente "Crónicas Marcianas", pues nada evoca ese concepto como las visiones de otros planetas; de hecho, el mismo Bradbury dice que la única obra de ciencia ficción que ha escrito a lo largo de su larga vida es "Farenheit 451", la magnífica historia distópica del bombero que quema libros, pues leer impide ser felices porque llena de angustia a los que lo hacen.

Bradbury es uno de esos escasos autores más conocidos por sus narraciones breves que por las más extensas, verdadero dominador de una suerte de realismo mágico en el que se combina el propósito moral con lo romántico y lo poético, y donde no faltan los mundos oníricos dibujados con un estilo inconfundible casi más propio del siglo XIX que del XX o el XXI. Un estilo tan único que, en realidad, a Bradbury hay que leerlo para conocerlo y entenderlo, pues no se puede explicar, igual que no se puede explicar la magia. "Remedio para Melancólicos", "Las Doradas Manzanas del Sol", "El Árbol de las Brujas" o "Las Maquinarias de la Alegría" son algunos de los evocadores títulos de sus volúmenes de cuentos. Pero como ejemplo de su maestría en lo breve, sirvan aquí un par de citas:

- "Hay peores cosas que quemar libros, una de ellas es no leerlos."

- "Somos una imposibilidad en un universo imposible."

*En lo que a terror se refiere, es inevitable en este contexto hacer referencia a los volúmenes de cuentos y pesadillas del padre de la criatura, Stephen King. Relatos que en ocasiones son la semilla de algo más grande, pero con los que sucede exactamente lo mismo que con el resto de su obra: aunque en general abunda lo brillante, también hay intentos fallidos, pero en ningún caso se le puede negar originalidad, inventiva y capacidad para conseguir del lector la respuesta deseada, ya sea ésta el escalofrío, la repugnancia o, no tan a menudo, la ternura. Y es que son muchos años de experiencia los suyos, y mucho más prolífica su producción que la de su hijo, todo sea dicho.

Entre la decena de sus recopilaciones de narraciones breves cabe destacar "Corazones en la Atlántida", compuesto por cinco relatos relacionados entre sí y objeto de adaptación cinematográfica (como tantas otras de sus novelas) con Anthony Hopkins, y "Pesadillas y Alucinaciones", que cuenta también con una versión para la pantalla en forma de miniserie compuesta por ocho capítulos, y por cuyas páginas pasan vampiros con un fuerte instinto paternal, niños demoníacos, los fantasmas de viejos rockeros muertos reunidos en un insólito pueblo o un no menos insólito doctor Watson capaz de resolver un caso antes que el gran Sherlock.

* De hecho, las aventuras del detective más famoso de todos los tiempos, el Sherlock Holmes creado por Sir Arthur Conan Doyle, constituyen un buen ejemplo del impacto que pueden llegar a tener los relatos, pues tal era la forma habitual que revestían sus casos en lo literario. El "canon holmesiano", protagonizado por este detective asesor de Scotland Yard en el Londres del siglo XIX, que destaca por su inteligencia, sus dotes de observación y su habilidad deductiva, está compuesto por un total de cuatro novelas y, efectivamente, cincuenta y seis relatos.

Un personaje tan carismático y genial como para haberse convertido en todo un icono, incluso más allá de las páginas escritas por su autor, y tan lleno de vida que hasta es posible atribuirle una biografía. Así, Sherlock Holmes nació el 6 de enero de 1854. Su padre era un hacendado inglés y su madre descendía de una estirpe de pintores franceses. Tiene un hermano, Mycroft, que gracias a las portentosas facultades para gestionar ingentes cantidades de información que posee, trabaja casi anónimamente como coordinador general e informador interno de los asuntos del gobierno británico.

Sherlock Holmes parece haber sido un estudiante en la universidad, probablemente la de Oxford, pero sin duda no Cambridge. Tras su graduación, se aloja cerca del Museo Británico para poder estudiar las ciencias necesarias para el desarrollo de su carrera posterior. Conoce a Watson en 1881, en el hospital Saint Bartholomew. Rehúsa el título de sir, pero acepta la Legión de honor.

Su gran enemigo, también de extraordinarias facultades intelectuales, es el profesor Moriarty, quien llegó a acabar aparentemente con la vida del eminente detective en la cascada de Reichenbach, Suiza ("La Aventura del Problema Final"). Doyle tuvo que optar por resucitar a su héroe cuando miles de lectores protestaron llevando crespones negros en el sombrero en señal de luto. Sherlock Holmes reaparece en el caso "La Casa Vacía" ("La Reaparición de Sherlock Holmes", 1903).

Tras una carrera de 23 años, de los que Watson compartió 17 con él, Holmes se retiró a Sussex, donde se dedicó a la apicultura, y llegó a escribir un manual sobre el tema, con algunas observaciones sobre la separación de la reina, y también, casi casualmente, resolvió uno de sus casos más complicados: "La Aventura de la Melena del León" (1907). Posteriormente a su jubilación como detective se dedicó dos años a preparar concienzudamente una importante acción de contraespionaje poco antes del inicio de la Primera Guerra Mundial. Nada más consta sobre él a partir de 1914.

Y aquí también lo vamos a dejar nosotros por hoy... o yo, en todo caso. Aunque no sin aprovechar para hacer una última recomendación en tema de ciencia ficción: cualquiera de los excelentes volúmenes dedicados a los Premios UPC, recopilatorios de las mejores narraciones breves de cada una de las correspondientes ediciones. Una buena oportunidad para conocer la obra de nuevos autores, especialmente en el ámbito nacional y en lengua castellana, aunque no exclusivamente.
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Proximamente: "La Hija del Apocalipsis", de Patrick Graham.

4 comentarios:

  1. Cuernos espera que saque tiempo entre lectura y lectura, y me fastidía demorarlo, pero igual me lanzo con este antes, por eso de que los relatos no me exigen la misma continuidad.
    ¡Ala, ahora a leerte y rescatar EL TRAJE DEL MUERTO en forma de crónica!

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  2. Está en el horizonte, por supuesto, pero no sabría decir como de lejano o cercano :)

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  3. pff el mejor libro es el traje del muerto ese libro lo ame..

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  4. Que buena reseña, me han dado ganas de leerlo entero, porque en su dia lo empecé pero no me atrapó como lo hizo el traje del muerto). Me uno a tu blog! Te invito al mio si tienes un hueco, prontito haré un concurso! Saludos!!

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