viernes, 1 de abril de 2011

2011-33. "Doble Vínculo", de Chris Bohjalian

Retrato de una obsesión


Título: "Doble Vínculo"

Título original: "The Double Bind".

Autor: Chris Bohjalian.

Editorial: Maeva.

Año: 2007 (2010 de la edición en español).

Páginas: 335.

Género: Suspense psicológico.


Frase promocional: "Una excepcional novela psicológica sobre las obsesiones, la memoria y el olvido."


Sinopsis:

Mientras Laurel Estabrook practica ciclismo en una carretera solitaria, sufre el ataque de unos hombres que tratan de violarla, pero, por suerte, consigue aferrarse a su bicicleta y salvarse de milagro.

Sin embargo, el choque emocional es muy fuerte y a Laurel le cuesta recuperarse, por lo que empieza entonces a trabajar en la entidad gubernamental BEDS, dedicada a buscar alojamiento a los sin techo.

Cuando parece que su trabajo puede ayudarle a encauzar su vida, se produce la muerte de uno de los indigentes, Bobbie Croker. Al revisar sus pertenencias, aparece una caja llena de fotografías y negativos. Laurel es la encargada de restaurar las fotografías para averiguar quién era el fallecido, y Bobbie Croker resulta ser un fotógrafo lleno de talento por cuyo trabajo ella se apasiona. Pero la joven hace un descubrimiento aterrador: entre las fotografías aparece la de una chica montada en bicicleta y que bien podría ser ella el día en que fue atacada.

Empieza entonces a investigar el pasado de Bobbie y a descubrir unos vínculos con su propia historia más que inesperados.

Puntuación: 3,5/5


Pocos calificativos mejores para describir esta novela que el de psicológica: el retrato de una obsesión narrado con tal maestría, que el lector no sé da cuenta de lo mucho que se identifica con la protagonista y su visión de la realidad, hasta que ésta cae sobre él, de repente y sin previo aviso, con todo su peso.

Es "Doble Vínculo" una historia amena, de fácil lectura, con un planteamiento original en su visión alternativa de un mundo donde ciertos personajes literarios son figuras históricas (de eso hablaremos en un momento), pero que, sin embargo, puede parecer a simple vista una trama de suspense más... hasta que uno llega a las quince páginas finales. Es entonces cuando uno se da verdadera cuenta de la pequeña joyita que tiene entre las manos, y de la habilidad de Bohjalian para llevar al lector por donde quiere sin que esté se de cuenta de lo que le viene encima, hasta el punto de que, cuando de repente una simple frase le abra los ojos, caerá en la cuenta de las pequeñas pistas que se le han ido ofreciendo a lo largo del camino y no podrá sino asombrarse ante su completa ceguera.

Hablar de esta novela a alguien que no la haya leído es tan difícil como explicarle el porqué merecía la pena en su día ver "El Sexto Sentido" a quien no la hubiese visto, sin desvelar para ello el punto clave de su argumento, lo que en realidad la hacía destacar por encima del resto entre las de su género. Como se suele decir en estos casos: 'nada es lo que parece', pero es que además, en este caso, la expresión se ha llevado al extremo.

Mientras tanto, y hasta llegar a ese momento, el lector se implicará en el apasionante y escalofriante (por lo sibilino) proceso que lleva a una persona a obsesionarse con una historia, adivinada, más que conocida, al punto de rozar la paranoia. Proceso éste que resulta especialmente creíble de mano de Bohjalian y su protagonista, Laurel: una joven asistente social a la que el intento de violación y asesinato de su pasado convierte en una criatura frágil y fácilmente influenciable, más aún a la vista de los acontecimientos que se desencadenan a raíz de la aparición de las fotografías que Bobby, el indigente, ha dejado como legado.

Por cierto que esta parte de la narración está inspirada en hechos reales, si bien el nombre del fotógrafo indigente es Robert "Sopas" Campbell, y no Croker como en la novela. De hecho, las 12 fotografías que se reproducen en la novela son originales de este artista, sobre el cual el propio Bohjalian escribió un artículo en diciembre de 2003; y, sin duda, la suya era una historia lo suficientemente cautivadora como para permanecer durante años en la mente del escritor y acabar dando como resultado este "Doble Vínculo", igualmente cautivador.


De los múltiples significados de un título.


Para el lector medio (como yo, como casi todos) profano en temas psicológicos, el título de esta novela tiene, en primera instancia, un significado puramente literal: el vínculo es doble entre Laurel y Bob porque así lo determinan las fotos de éste último que guardan alguna relación con la joven. Por un lado, las inquietantes imágenes de una joven en bicicleta en una pista forestal de Underhill, que parecen retratar a la misma Laurel el día de la agresión, o así podría ser por el paisaje y la ropa de la chica en la imagen: el vínculo con un pasado no demasiado lejano capaz de producir escalofríos al más pintado.

Por otra parte, las imágenes del club de campo en el que nuestra protagonista pasó su infancia, que la llevan a intuir una posible identidad del difunto ex-mendigo tan fascinante como sorprendente en sus implicaciones, si bien no viene a ser sino una demostración más de que cualquiera puede acabar en la calle si las cosas vienen mal dadas; pero, al mismo tiempo, una posibilidad que habla de secretos casi morbosos y misterios por resolver.

Sin embargo, esta expresión tiene otras acepciones más especializadas, que cobran especial relevancia si se tiene en cuenta uno de los temas principales que articula toda la trama de "Doble Vínculo": el de la esquizofrenia. La que sufrían ambos Bobs (el real y el literario, según parecen apuntar todos los indicios) y que es una de las piezas claves a la hora de mantener la incertidumbre tanto en el lector como en la propia Laurel a lo largo de toda la trama.

Según se nos cuenta en el propio libro:

"La expresión tiene un origen clínico, y se refiere a la teoría de Gregory Bateson que afirma que una cierta atención equivocada por parte de los padres podría generar involuntariamente esquizofrenia. Esencialmente, se basa en ofrecer al niño una serie constante de mensajes contradictorios; repetirle que le quieres cuando en realidad estás disgustado con él; decirle que ha llegado la hora de irse a la cama cuando resulta evidente que lo único que te preocupa es quitártelo de encima; pedirle que te dé un besito de buenas noches y luego decirle que le huele mal el aliento... Bateson sostenía la hipótesis de que si durante un largo periodo de tiempo se mantenía esta conducta, el niño interiorizaría que no podía triunfar en su vida social, y, como un mecanismo de copia, desarrollaría su mundo propio. La teoría del doble vínculo no ha sido del todo rechazada, pero Laurel sabía que a día de hoy la mayoría de los psiquiatras consideraban la herencia y la química cerebral como factores mucho más determinantes para que una persona desarrolle esquizofrenia que la educación recibida durante la infancia. Sin embargo, en el albergue seguían utilizando este término, igual que otros afines como 'catch 22'".


Por cierto, que "Trampa 22" ('Catch 22') es otro de esos clásicos de la literatura del siglo XX que nunca he leído: una sátira antibelicista de Joseph Heller publicada en 1961, y cuyo título sin duda ha de hacer referencia a los intentos de su protagonista, Juan Yossarian, por hacerse pasar por loco para evadirse así del conflicto bélico (la Segunda Guerra Mundial), pero que acaba convirtiéndose en bombardero de un B-25 en el ejército de los Estados Unidos. Un famoso ejemplo de razonamiento circular: porque hay que estar loco para querer volar en misiones de combate, por lo que cualquier aviador que deseara hacerlo demostraría implícitamente que está loco y es inadecuado para volar y debe ser por lo tanto excusado; pero para ser excusado esta persona necesitaría someter una petición y, naturalmente, sólo una persona cuerda puede hacer tal cosa, así que... ¡Menudo lío!


Homenaje a un clásico: "El Gran Gatsby".

Efectivamente, he aquí el mundo literario que en "Doble Vínculo" se hace real: un reflejo de la era del jazz, de esos Estados Unidos de los años 20 un tanto decadentes en su lujo y exhuberancia, que aquí no son ficción sino mero pasado, casi historia. El club de campo de la infancia de Laurel, en Long Island, se encuentra situado en la antigua propiedad del famoso Jay Gatsby y la piscina en la que nadaba de niña, si bien no la misma en la que el contrabandista de alcohol encuentra su final a manos del marido de la difunta a la que supuestamente atropelló con su coche (aunque en realidad era su amante Daisy Buchanan la que conducía, y la difunta, para más inri, amante del marido de ésta), estaba construida casi en el mismo sitio.

Tan importante resultan todos estos acontecimientos, y tan destacable es la influencia de esta gran novela americana, que de hecho Laurel está convencida de que el ex-mendigo Bob Croket no era sino el hijo del matrimonio Buchanan, y la hermana de éste, Pamela, se convierte en un personaje más de "Doble Vínculo".

Una vez más, dejemos que sea el propio autor el que nos hable de esta obra, tal y como hace en la nota final:

"Son miles las razones por las que, al igual que millones de lectores durante cuatro generaciones, he leído y releído esta novela, llegando a venerarla como escritor: el drama del gran sueño de Gatsby, la brillante prosa de Fitzgerald o el profundo análisis que hace el autor del carácter norteamericano, además de ese sobrecogedor y maravilloso final.

Sin embargo, El gran Gatsby encierra más cosas que han servido par los propósitos de El doble vínculo. Pocas novelas han tenido tanta influencia intelectual en nuestra cultura literaria, y pocas han sido tan leídas. Además, El gran Gatsby es un libro, en parte, sobre gente rota, quebrada, con sus farsas y sus deformaciones del mundo que los rodea: las mentiras que vivimos coscientemente, convencidos de que no son más que un pequeño adorno de la realidad."

Sin duda, Bohjalian lo explica mejor de lo que yo o cualquiera podría hacerlo; y, desde luego, nada como leer "Doble Vínculo" para entender el verdadero significado de sus palabras.


Por cierto que, si me lo preguntáis, no estoy del todo segura de sí he llegado a leerme o no "El Gran Gatsby"...cosas del alzheimer. En realidad, tengo la impresión de haberlo hecho, quizá allá por los tiempos del instituto, que ya empiezan a estar un tanto lejanos, aunque también es posible que mi conocimiento de toda la historia (no imprescindible pero si recomendable a la hora de disfrutar plenamente de este "Doble Vínculo"), se deba simplemente al hecho de haber visto la más conocida de sus cuatro adaptaciones para la pantalla, grande o pequeña. Por supuesto, hablo de la versión de 1974 de Jack Clayton, protagonizada por Mia Farrow y Robert Redford, que nunca ha sido de mis favoritos pero siempre será Jay Gatsby; aunque tal vez lo suyo fuera decir que Gatsby siempre tendrá el rostro y el porte de Redford

En cualquier caso, tal es la influencia de la novela de F. Scott Fitzgerald que tengo que confesar que últimamente me encuentro su nombre en todo lo que leo, mencionado de una u otra forma: a Holden Caulfield le apasiona la obra, algunos de sus términos se utilizan con total liberalidad en "El Embaucador" (flapper, un vocablo supuestamente tan conocido a raíz de Gatsby que ni se traduce), las protagonistas más instruidas de "Lo Mejor de la Vida" (lo próximo) son, por supuesto, admiradoras de la obra... En resumen, el típico caso de una novela que en el momento de su publicación no cosecha demasiado éxito (se vendieron menos de 24.000 ejemplares hasta la muerte del autor), pero que después de su reedición en los años 50 se ha convertido en lectura académica obligatoria, y no sólo en los Estados Unidos.


La literatura rinde homenaje a la literatura: otros ejemplos.

Los casos en los que la literatura homenajea a la propia literatura no son, quizá, demasiado frecuentes; lo cual, por otra parte, resulta bastante fácil de entender. Por una parte, suelen ser las grandes obras literarias, los grandes personajes, los que azuzan la imaginación de los escritores y, por descontado, despiertan la curiosidad de los lectores por el qué pasó antes o después, puesto que ésa suele ser la vertiente más prolífica en lo que a homenajes se refiere (un ejemplo mítico es la continuación de "Lo Que El Viento Se Llevó", "Scarlett"... aunque más que homenaje ésta es una secuela pura y dura); pero, al mismo tiempo, es esa cualidad casi legendaria la que puede disuadir a muchos de hacer el intento, tanto por una cuestión de respeto o incluso miedo al desafío, como por el más habitual puritanismo de muchos que hace que algunos personajes se conviertan en intocables y los intentos por rendirles homenaje puedan rozar el sacrilegio en sus mentes.

"Doble Vínculo" es un buen ejemplo de cómo rendir homenaje a un clásico sin alterar la percepción que el lector tiene de los personajes en su concepción original. Algo muy parecido a lo que hace, por ejemplo, Gregoy Macguire en su trilogía inspirada en "El Maravilloso Mundo de Oz" de L. Frank Baum, cuya primera parte tuvo tan buena acogida por parte de crítica y público que, de hecho, el famoso musical de Broadway 'Wicked' está basado en ella. "Wicked: Memorias de una Bruja Mala", narra la vida de Elphaba Thropp, la que acabará convirtiéndose en la Malvada Bruja del Oeste, desde su nacimiento medio siglo antes de la llegada de Dorothy a Oz. La joven de la piel verde se convierte aquí en una revolucionaria que lucha contra el régimen del dictador Mago, el cual atenta contra los derechos de los animales parlantes. Por supuesto, tanto el nombre de la bruja como el color de su piel son invención de Maguire...

La historia continúa en "Hijo de Bruja", que narra en esta ocasión la vida del hijo de Elphaba, Liir, a partir de la muerte de su madre; y se cierra con "Un León Entre Hombres", de reciente publicación, en la que esta vez es el León Ccobarde el que se convierte en protagonista, en pleno conflicto separatista en el mundo de Oz.

Pero sin duda una de las autoras más homenajeadas de todos los tiempos, si es que ése es el término más adecuado, no es otra que una de mis favoritas: la mismísima Jane Austen. Del mismo modo que, probablemente, "Orgullo y Prejuicio" es la obra que más secuelas ha originado, diría que muchas de ellas de calidad más o menos dudosa, más que nada porque acaban por ser pura novela rosa (un género del que prácticamente abomino), perdiéndose en el proceso todo lo que de sarcástico tenía el característico estilo de la autora, capaz de escribir historias románticas que no empalagan. Y, por supuesto, si un personaje se lleva la palma en esto de los homenajes y continuaciones, este es, sin duda, el cautivador Mr. Darcy.

Dicho lo cual, es de rigor mencionar al menos uno de tales homenajes, en mi caso el único que he leído, principalmente porque una historia centrada en uno de los personajes de "Orgullo y Prejuicio" de la mano de una grande como Colleen McCullough es una propuesta que por fuerza había de llamar mi atención. "La Nueva Vida de Miss Bennet" se centra en la figura de Mary Bennet, la hermana mediana y su afán por vivir una recién descubierta independencia tras la muerte de su madre. Una historia amena, en la que la autora recupera los personajes de Austen de forma más que aceptable, centrándose en uno de los menos conocidos (lo cual no deja de ser una maniobra de lo más hábil en esto de los homenajes), si bien esos momentos en los que roza 'lo rosa' consiguen que no sea una de mis favoritas de la escritora.

Por cierto que tanta es la influencia de Austen, que hasta los zombis y los monstruos marinos hacen maridaje son sus míticas heroínas en los últimos tiempos; y, si no, a las pruebas me remito: "Orgullo y Prejuicio y Zombies" (¿de verdad van a hacer una versión cinematográfica protagonizada por Natalie Portman?) y "Sentido y Sensibilidad y Monstruos Marinos", ambos de Seth Grahame-Smith. A veces se pregunta uno, al más puro estilo carca, que pensaría Jane si levantase la cabeza; pero, la verdad, no creo que se escandalizase en demasía...


Verdades y consejos...

* "Puede sonar prosaico o decepcionante, pero la vida está llena de pequeños instantes que parecen irrelevantes hasta que uno dispone de la distancia suficiente para mirar hacia atrás y ver la sucesión de grandes momentos que desencadenan." (Pág. 21)

* "Hay que ser amigo de las personas mientras están en vida, no después de muertos." (Pág. 253)

* "En persona, la maldad no resulta muy imponente. En la mayoría de los casos, es de nuestra talla, cabe en el marco de nuestros espejos." (Pág. 311)


Otras obras del autor:

Chris Bohjalian es autor de once novelas con las que ha conquistado al público en Estados Unidos, entre ellas este "Doble Vínculo", que llegó al primer puesto de las listas de 'The New York Times'. Sus obras, por las que ha recibido premios tan prestigiosos como el New England Book Award, han sido traducidas a más de 25 idiomas, si bien ésta es la primera novela del autor que se publica en español... y esperemos que no la última.

Del mismo modo que este "Doble Vínculo" trata el tema de los sin techo, algunas de sus obras se centran en otros temas sociales como los derechos de los animales o el medio ambiente, y en su mayoría (si no en su totalidad) se desarrollan en su Vermont natal, al igual que sus personajes suelen caracterizarse por ser personas corrientes enfrentadas a situaciones extraordinarias y difíciles.

Una de sus últimas novelas, 'Skeleton At The Feast', ha sido comparada en las reseñas con "El Paciente Inglés" por su hábil mezcla de lo conmovedor del romance y lo trágico y terrorífico de la guerra: la Segunda Guerra Mundial, en este caso, estando la historia inspirada en un diario de la época perteneciente a la abuela prusiana de un amigo de Bohjalian, del mismo modo que las fotos y la historia de Bob "Sopas" Campbell inspiraron "Doble Vínculo".


Te gustará si te gusta... "El Gran Gatsby"... La fotografía... Las historias de una obsesión... Las tramas a lo "El Sexto Sentido"...

En realidad, el paralelismo más evidente me lo tengo que guardar para no estropear la sorpresa final a quien deseé descubrir por sí mismo lo mejor de esta novela.


Terminamos como empezamos: otras obsesiones.

En "Doble Vínculo" Laurel, impulsada por su propio pasado, se obsesiona por el de Bob Croket, y las fotografías que esté tomó en vida y que llevaba consigo a todas partes, su única y más preciada posesión, constituyen el objeto material en el que tal obsesión se materializa. Y, sin embargo, no resulta ésta una historia tan oscura como lo son otras que toman ese mismo concepto (el de la obsesión) como eje central, a pesar de los pesares...

* En "El Rapto del Cisne" de Elizabeth Kostova, uno de los libros que han sido objeto de comentario en los inicios de este blog, el protagonista se obsesionaba hasta la locura (o tal vez fuese a la inversa) con una mujer cuya existencia se había desarrollado más de un siglo antes, todo ello a través de una serie de cartas y cuadros. Una historia irregular en la que la obsesión es, sin duda, tema central, tanto como los problemas mentales.

* Tal vez el mejor retrato de la obsesión con el que me he tropezado en los últimos tiempos, "La Soledad de Charles Dickens", de Dan Simmons, es una mezcla magistral de novela biográfica y de género negro, de lo gótico y lo costumbrista, que reconstruye a la perfección el estilo de las novelas decimonónicas; no exactamente un homenaje a la figura del gran autor británico, creador de míticos huerfanitos, sino una visión oscura e inquietante de lo que pudieron ser los últimos años de Dickens... al menos, tal y como Simmons los imagina; y para el que lo conozca no resulta difícil imaginar el significado que tal adjetivo (inquietante) puede llegar a tener. Después de todo, si hay una imagen que jamás se borrará de mi mente es una surgida de su pluma: la de la entrega del bebé secuestrado en "La Canción de Kali"...

Por cierto que, para una versión más accesible, menos oscura, pero igual de apasionante de los últimos días de Dickens, siempre recomendable es "El Último Dickens" de Mattew Pearl.

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Proximamente: "Lo Mejor de la Vida", de Rona Jaffé.

1 comentario:

  1. POR EL TEMA DE LA OBSESIÓN, ME HIZO ACORDAR UN POCO A "TODOS LOS NOMBRES" DE SARAMAGO. COMO QUIERA QUE SEA, DISFRUTÉ LOS DOS LIBROS Y HASTA...ME PUDE RECONOCER EN ALGUNOS PÁRRAFOS. PERO, FINALMENTE, ES EL OBSESIVO EL QUE CONSIGUE LO QUE SE PROPONE.

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